De la función endocrina a la biología molecular. Comentarios a propósito del lanzamiento del libro Fisiología Endocrina, 4ª. Edición. Alfredo Jácome Roca Internista-Endocrinólogo, Miembro Honorario de la ACE, Editor de la Fisiología Endocrina, 4ª. Edición. La Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo y la Editorial Manual Moderno, han publicado la 4ª. Edición de Fisiología Endocrina. Si leemos el presente texto, podríamos creer que ya se sabe todo sobre el tema. No es así: próximas ediciones, probablemente a cargo de otros endocrinólogos, ojalá de diferentes países, mostrarán nuevos conceptos, nuevos horizontes y nuevos fármacos de la cambiante signalogía celular –para llamar de otra manera a la fisiología endocrina–, ciencia en constante evolución al servicio no ya de un mundo, sino de un universo maravilloso que nos hace pensar que vivimos en una etapa de ciencia-ficción. Los endocrinólogos nos encargaremos de mantener ancianos felices y saludables, algo que no encontró Ponce de León en su búsqueda de la fuente de la eterna juventud.
Estudiosos de variada naturaleza contribuyeron al desarrollo de la endocrinología, pero de especial connotación fueron los hallazgos de los fisiólogos. Para la misma época en que Addison describió la enfermedad, Berthold observó que la cresta del gallo era andrógeno-dependiente, pues al castrarlo y luego implantarle los testículos en la cavidad abdominal, no se producían los signos del gallo capón. Oliver y Schaffer encontraron la epinefrina, al inducir hipertensión en un perro tras la administración de extracto suprarrenal. En 1902, Bayliss y Sterling descubrieron la secretina, molécula que dio inicio a la endocrinología, al proponerse el término “hormona”, mensajero químico que lleva señales de una célula secretora por el torrente sanguíneo a distancia, o entre dos células por el líquido extracelular, para que receptores presentes en una o varias partes de la célula efectora se encarguen de traducir la instrucción recibida. También hubo experimentos fisiológicos: las pancreatectomías de Minkowski para producir perros diabéticos, el retroceso de la hiperglicemia con el uso de extractos pancreáticos que contenían insulina por Banting y Best, y el efecto diabetógeno de la hipófisis, por Houssay. Las funciones generales que regulan las hormonas son:
El concepto que manejaron los primeros endocrinólogos era de gran simplicidad: cada glándula producía su propia hormona, con su especial efecto, presentando además dicho órgano secretor una enfermedad por deficiencia o por exceso, con manifestaciones sistémicas. Hoy tenemos un panorama complejo: determinado tejido produce varias hormonas, ya que tiene distintas células; una hormona también es producida en diferentes tejidos; dicha señal puede ligarse a receptores en diferentes partes, y esos receptores pueden recibir diferentes ligandos. La farmacología reversa permite la interacción de “péptidos de librería” con receptores huérfanos (así se descubrió la Gh-relina u hormona del hambre); y los estudios de genoma completo permiten ver acciones en genes distintos a los clásicamente modificados por una señal hormonal dada; por ejemplo, probablemente hay diferencias sutiles entre la acción nuclear de los esteroides y los de las hormonas tiroideas. Una nueva hormona, la tiroestimulina —similar a la tirotropina o TSH— actúa en el ovario para la maduración del folículo y ofrece un nuevo método para tratar la anovulación de los ovarios poliquísticos. La endocrinología comparada nos muestra hormonas en organismos multicelulares primitivos, pues no están confinadas al torrente circulatorio. En vertebrados y mamíferos con circulación, ya vemos tejidos endocrinos similares a los del humano. Los estudiosos de este campo investigan la evolución de dichos sistemas y su papel en la adaptación de los diferentes animales a su medio ambiente y en la producción de sus crías. Ya se habla de una endocrinología de los mamíferos, de cómo existían hormonas en peces que luego se encontraron en vertebrados (por ejemplo, la prolactina como controladora del metabolismo hidroelectrolítico, la maduración paracrina de los oocitos, o el efecto de las hormonas tiroideas en los embriones de renacuajos). Los receptores de estrógenos y progesterona en el oviducto de los pollos, facilitaron un modelo de investigación para el estudio de las acciones esteroideas en los humanos. |