Resumen
La gonadotropina coriónica humana (hCG) es una hormona del embarazo,
útil principalmente para diagnóstico de
gestación o de patologías gestacionales. Una fantástica y trascendente
utilidad clínica de la hormona ocurre en hombres
adultos con cáncer de células germinales en testículo, donde
células trofoblásticas tienen la capacidad de producir esta hormona y
elevarla en sangre a niveles similares a los de algunas
etapas del embarazo. La subunidad β es específica de la hCG,
por eso es ésta la que se mide en sangre para establecer diagnóstico,
pronóstico, vigilancia del tratamiento y la evolución
del tumor testicular. Por ser los tumores de testículo las masas
neoplásicas sólidas más frecuentes en adulto joven y con
alto potencial de malignidad general, el impacto que el uso de
marcadores tumorales ha generado es altamente relevante. La
elevación excesiva de la hormona genera en el hombre adulto
manifestaciones como ginecomastia e hipertiroidismo, y en el
niño, pubertad precoz.
El objetivo de la revisión es, mediante el estudio sucinto
del cáncer de testículo y la hCG, establecer la utilidad de la hormona
como marcador tumoral para este tipo de cáncer.
Palabras clave: hCG, cáncer
testicular de células germinales, marcadores tumorales, diagnóstico,
coriocarcinoma, carcinoma embrionario.
Abstract
hCG is a hormone of pregnancy,
useful primarily for diagnosis of pregnancy or gestational pathologies.
A significant clinical
utility of this hormone occurs in adult men with cancer of germ
cells in the testis, where trophoblastic cells have the ability to
produce this hormone and raise it in blood at levels similar to
those of many stages of gestation. The β subunit is specific to
hCG, which is this measured in blood for diagnosis, prognosis,
treatment and the evolution of testicular tumor surveillance. As
tumors of the testicle solid neoplastic masses more frequent in
young adults with high general potential malignancy, the impact
generated by the use of tumor markers is very important.
Excessive elevation of hormone generated in the adult male
symptoms such as Gynecomastia and hyperthyroidism, and the
child precocious puberty.
The goal of this review is, by studying cancer of testis and
hCG, establishing the usefulness of this hormone as a tumor
marker for this cancer.
Key Words: β-hCG, germ cell testicular cancer, tumor
markers, diagnosis, choriocarcinome, embryonal carcinoma.
Introducción
El cáncer de testículo no es muy común; sin embargo, son
los tumores malignos sólidos más frecuentes en hombres entre los 15 y
los 34 años(1); aproximadamente uno de cada 250
hombres padecerá cáncer testicular en su vida(2).
Se entiende el tumor de células germinales como una neoplasia derivada
de células germinales primordiales que en
la edad embrionaria migran a las gónadas indiferenciadas(3).
Dentro de los tumores de células germinales testiculares hay
dos tipos histológicos principales: seminoma clásico puro y los
tumores de células germinales no seminomatosas; el segundo
tipo comprende el carcinoma embrionario, el coriocarcinoma,
el tumor del saco vitelino y el teratoma(4). Ciertas células germinales
tumorales pueden producir proteínas tales como la
α feto proteína (αFP) y la gonadotropina coriónica humana,
que son útiles, entre otras cosas, como marcadores tumorales
para diagnóstico y seguimiento de la terapia usada contra el
tumor(5). Específicamente, la β-hCG se aumenta en sangre por
el coriocarcinoma puro, que produce solo este marcador, y por el
carcinoma embrionario, que tiene capacidad de producir
ambos marcadores(6).
En esta revisión de tema se presenta de manera lacónica
la asociación entre los tumores testiculares germinales no
seminomatosos y la elevación en sangre de la β-hCG, su utilidad
clínica y los efectos orgánicos de su aumento. Para ello, inicialmente
se hará un repaso del cáncer de testículo y la biología
molecular de la β-hCG.
Tumores de células germinales testiculares,
generalidades
Los
tumores de células germinales están constituidos por
células precursoras de ovocitos y espermatocitos, que en la
edad embrionaria migran desde el endodermo que dará origen a la base de
la alantoides, a través del intestino primitivo y mesenterio dorsal,
hasta las gónadas indiferenciadas(7);
si el embrión es XX las células germinales iniciarán meiosis,
en caso de ser XY harán mitosis(8). Por lo anterior, las células
germinales pueden formar tumores tanto en testículos como
en ovarios, sin dejar de lado localizaciones extragonadales(9).
Los tumores de células germinales corresponden a más del
90% de las neoplasias testiculares(10). Los subtipos no seminomatosos
que producen hCG son el coriocarcinoma y el carcinoma embrionario,
aumentan sus niveles en sangre, por lo
cual es útil como marcador tumoral; el exceso de la hormona
genera signos y síntomas, dependiendo de la edad y el sexo
del paciente. Este tipo de tumores afecta, sobre todo, a adultos
jóvenes, son los tumores sólidos más comunes en hombres de
este grupo etario. La supervivencia global es de aproximadamente el 85%
y depende de la eficacia con la que se siguen los
parámetros diagnósticos e indicaciones terapéuticas(11), para
hacer tal seguimiento la β-hCG es imprescindible.
Epidemiología
El cáncer de testículo es una patología infrecuente que
afecta, sobre todo, a los hombres adultos jóvenes, aunque alrededor de
6% de los casos ocurre en niños y adolescentes,
y alrededor de 8% ocurre en hombres mayores de 55 años(2).
La Organización mundial de la salud, mediante su agencia
internacional para el estudio de cáncer, publicó el número estimado de
casos de cáncer de testículo en hombres según su
origen geográfico a nivel mundial en el año 2012. La incidencia
más alta corresponde, en orden descendente, a Europa, Asia y
Norte América, lo cual concuerda con la epidemiología genética del
cáncer de células germinales de testículo que afirma que
el mayor número de polimorfismos genéticos de riesgo lo tienen los
caucásicos. La incidencia más baja corresponde, en orden descendente, a
América latina y el caribe, áfrica y Oceanía.
Sin embargo, para ese mismo año, se registraron más muertes
por cáncer de testículo en Asia, Europa y, América latina y el
caribe(12).
La tasa de incidencia de la patología ha ido en aumento en
los Estados Unidos y otros países; la tasa de mortalidad, por su
parte, ha ido disminuyendo. Esto producto de la rigurosidad
del diagnóstico y el registro que se ha adquirido en las últimas
décadas. Para el 2019, de acuerdo a las proyecciones de la Sociedad
Americana de Cáncer, se estima que se diagnosticarán
alrededor de 9,560 casos nuevos, y alrededor de 410 hombres
morirán a causa de la neoplasia(2).
En Colombia, aún falta avanzar en cuanto diagnóstico
oportuno y subregistro de cáncer, sin embargo contamos con
bases de datos públicas, vigiladas por el estado, que ofrecen
información estadística del cáncer. Para el caso específico de
cáncer de testículo, el Instituto Nacional de Cancerología ha
publicado datos de incidencia hasta el año 2012 en las ciudades de
Barranquilla, Pasto, Bucaramanga y Manizales. Durante
ese año, hubo mayor incidencia, respectivamente, en Bucaramanga (19
casos), Pasto y Manizales (9 casos ambas) y, finalmente, Barranquilla
(3 casos)(14).
En cuanto a la mortalidad, el Instituto Nacional de Cancerología
presenta la tasa bruta de mortalidad por departamentos del país. Como
se muestra en la
figura 1, en
departamentos
como Amazonas, Guaviare y Caldas, por cada 100.000 hombres censados
entre 2012 y 2016, hubo más muertes por cáncer testicular que en otros
departamentos(15). Al hacer un análisis de los determinantes
estructurales de inequidad en salud
por departamentos de Colombia al 30 de Junio del 2012, solo
se halla similitud entre estos tres departamentos en el alto índice de
pobreza multidimensional (rural); sin embargo, no es
posible definir este factor como riesgo comúnmente asociado
a la mortalidad en estos departamentos(16).
Epigenética: factores genéticos y
ambientales de riesgo para el cáncer
de testículo
Se han llevado a cabo varios estudios para establecer asociaciones de
riesgo prenatal y perinatal con el cáncer de testículo
en hombres jóvenes, pudiendo establecer el bajo peso al nacer
como el factor de riesgo más fuertemente asociado, 12 veces
mayor en sujetos con pesos menores a 5 libras (~2.268 g). También se
determinó un riesgo dos veces mayor en sujetos cuyas
madres presentaron sangrados vaginales durante el embarazo.
Estos dos factores, por sí solos, no explican la incidencia del cáncer
de testículo, pero sugieren que alteraciones del entorno materno-fetal
tienen plausibilidad biológica con la patología. Otros
factores hallados son el uso de sedantes, consumo de alcohol y
exposición a rayos X durante el embarazo(17). Un factor prenatal
frecuentemente relacionado es la administración de hormonas
exógenas durante el embarazo; sin embargo, no se ha determinado una
asociación fuerte en la mayoría de los casos(18).
Un estudio de casos y controles realizado en el norte de California,
para asociar factores hormonales de madres, concluyó
que una edad baja de pubertad e historial de cáncer de mama
materno tiene una relación significativa con la aparición de la
patología en los hijos, mientras que la mononucleosis infecciosa se
constituye como un factor protector. El mismo estudio arrojó tales
asociaciones con subtipos histológicos del cáncer,
del siguiente modo: edad baja de pubertad y cáncer de mama
son factores de riesgo para los tumores no seminomatosos, y
la mononucleosis infecciosa es un factor protector contra los
subtipos seminomatosos(19).
Figura 1. Tasa bruta de mortalidad por cáncer de próstata en
hombres entre 0 y más de 80 años de edad,
por departamentos colombianos, en el periodo 2012-2016
Entre los factores de riesgo por antecedente patológico y
heredo-familiar se conocen: antecedente de criptorquidia, con
un riesgo relativo (RR) de 4,30; tumor testicular de células
germinales previo, con RR de 12,4; padre con tumor testicular
de células germinales, con RR de 1,75; y hermano con tumor
testicular de células germinales, con RR de 7,55(20). De hecho,
según diversos estudios, el cáncer de testículo es 20% a 30%
más probable en hermanos gemelos(21). El término riesgo relativo indica
qué tanto aumenta un factor de riesgo la probabilidad de incidencia de
una patología, con respecto a la incidencia en sujetos con ausencia del
factor de riesgo(22).
Un factor inesperadamente asociado con el cáncer de testículo es la
talla en centímetros del sujeto, cada 5 cm representan un RR de
1,13(23). Se ha estudiado que los factores de
crecimiento y las proteínas de unión a estos factores están
probablemente asociados al cáncer testicular(24).
A lo largo de la historia, con el avance académico y tecnológico de la
sociedad, se han hecho estudios microbiológicos para determinar loci
genéticos asociados a la aparición
del cáncer de testículo, como mecanismos reguladores o de
riesgo. Hasta el 2009 era poco lo que se sabía sobre el componente
genético de los tumores testiculares de células germinales, desde
entonces se hallaron ocho polimorfismos de
nucleótidos únicos en 6 loci distintos, que juntos representan
el 15% del riesgo de padecer tumores germinales de testículo; los de
asociación más fuerte son dos polimorfismos ubicados ambos en el bloque
LD del
locus 12q21 (la
asociación de ambos es independiente), estos pueden explicar la
incidencia
encontrada en grupos étnicos, ya que son menos frecuentes
los alelos de riesgo en el
locus
12q21 para la población africana (24% de frecuencia) que para la
población caucásica
(81% de frecuencia). En el mismo bloque LD, solo hay un gen
codificante (codifica para el receptor de tirosina cinasa
KIT
unido a membrana), el
KITLG,
cuya proteína regula la proliferación, supervivencia y migración de las
células germinales;
este gen respalda la asociación genética del cáncer testicular
de células germinales. Otros polimorfismos hallados en los
loci 5q31 y 6p21, también se
asocian al cáncer mediante el
sistema
KITLG/KIT(25).
En el año 2017, para obtener una mayor visión de la genética del cáncer
de células germinales en testículo, se realizó un
nuevo estudio de asociación del genoma completo (GWAS), en
el cual se identificaron 19 nuevos
loci
de susceptibilidad para
la patología y se reafirmó la asociación de los 25
loci previamente documentados. Como
resultados, se asignaron muchos
loci a regiones no
codificantes, pero que influyen en la regulación de todo el genoma; se
confirmó un enriquecimiento significativo de las marcas de histonas
asociadas a promotores
o potenciadores genéticos del cáncer de testículo, incluidas
H3K4me1, H3K4me3 y H3K9ac,
este hallazgo mostró especificidad tisular; se descubrió que uno de los
nuevos polimorfismos
ubicado en el
locus 8p23.1
presenta interacción de cromatina
en bucle con el promotor
GATA4,
cuyos transcritos son esenciales en la diferenciación posnatal de los
tejidos testiculares.
Otros polimorfismos en los
loci
8q13.3 y 9p24.3 proporcionan
soporte a los factores
PRDM14
y
DMRT1, asociados a la
oncogénesis testicular. Por último, entre otros hallazgos menores,
se halló en el
locus 20q13.2
un polimorfismo capaz de alterar
al promotor de
SALL4, un gen
asociado al mantenimiento de la
pluripotencialidad de las células germinales(26).
Coriocarcinoma y carcinoma embrionario
de testículo, histología y presentación
clínica
El aspecto histológico de los tumores de células germinales puede ser
puro (compuesto por un solo tipo de células) o
mixto, estos últimos son aproximadamente el 40% de los tumores
testiculares(27).
Los coriocarcinomas son tumores de células germinales
neoplásicas pluripotenciales altamente agresivos, que se diferencian
siguiendo la línea trofoblástica, raramente son puros (0,3-1% de los
coriocarcinomas de testículo). Su pico de
aparición es entre los 20 y los 30 años de edad. Presentan el
peor pronóstico de todos los tumores de células germinales
testiculares, dado que tienen alto potencial de metástasis hematógena
temprana a pulmón, hígado, tracto gastrointestinal
y cerebro, e invaden frecuentemente los ganglios linfáticos
retroperitoneales(28). Microscópicamente son áreas de células
cúbicas pequeñas, pálidas y con nucléolo prominente o lobulado
(citotrofoblásticas), que se entrelazan irregularmente
entre sí y con otras células sincitiales con citoplasma marcadamente
eosinófilos, grandes, multinucleadas y pleomórficas
(sincitiotrofoblásticas); en las células sincitiotrofoblásticas se
puede identificar la β-hCG con tinciones para inmunohistoquímica, y los
niveles de la hormona en sangre se hallan elevados(29). A menudo son
tumores pequeños no palpables, incluso
cuando ya han hecho metástasis extensas, por ello, el examen
físico de testículo suele ser normal; los síntomas clínicos más
comunes son generados por las metástasis antes de que se detecte la
lesión primaria, entre estos: hemoptisis (metástasis a
pulmón), dolor lumbosacro (extensión a ganglios retroperitoneales),
sangrado de vías digestivas altas o bajas (metástasis
a tracto gastrointestinal) y signos de focalización neurológica
(metástasis a cerebro); es menos frecuente la ictericia por
metástasis a ganglios linfáticos hiliares hepáticos o a hígado
propiamente dicho; son aún más infrecuentes las metástasis
a piel. Signos como ginecomastia o síndromes como tirotoxicosis son
frecuentemente hallados por efecto de los niveles
elevados de β-hCG(28,30).
Los carcinomas embrionarios también son, en su mayoría,
mixtos (por ejemplo, con células de coriocarcinoma, tumor de
saco vitelino o teratoma), solamente 2% a 3% son histológicamente
puros; de todos los tumores de células embrionarias de
testículo son los más indiferenciados, propiedad que le otorga
un alto grado de malignidad. Su pico de aparición es, igual que
en los coriocarcinomas, entre los 20 y los 30 años de edad. Las
células tumorales son grandes, con aspecto primitivo e inmaduro,
deformes (con bordes celulares irregulares), basófilas,
con núcleos grandes y nucléolos prominentes; se organizan
en lechos o cordones sólidos, irregulares e indiferenciados,
pueden formar glándulas primitivas y papilas irregulares.
Macroscópicamente son tumores pequeños, incluso cuando ya
han hecho metástasis sistémicas, son infiltrantes y, a menudo,
con múltiples y amplios focos hemorrágicos y necróticos. Clínicamente
se presenta como una masa escrotal, sólida y, casi
siempre, indolora, en estadios muy avanzados el tumor puede
llegar a ulcerar la piel del escroto(29). Muy temprano, el tumor
hace metástasis por vía linfática a ganglios linfáticos
retroperitoneales, y más tardíamente a localizaciones lejanas, como
pulmón, mediastino posterior o fosa supraclavicular izquierda. La αFP y
β-hCG, que son los marcadores tumorales de este
tipo histológico, se elevan en un 40%-60% en tumores avanzados(31) (
tabla 1).
hCG, biología molecular y la
endocrinología
La hormona gonadotropina coriónica humana (hCG) es
una glucoproteína sintetizada en tejidos embrionarios; su
producción depende del tamaño del tejido trofoblástico, por
lo cual su elevación fisiológica inicial coincide con la aparición de
las vellosidades trofoblásticas inmaduras y de una extensa capa de
células sincitiales (3-9 semanas de gestación),
con la disminución del tejido trofoblástico embrionario (10- 12 semanas
gestacionales) el nivel de hCG en suero y orina
también cae, luego se mantiene elevado hasta el término de
la gestación por el tamaño placentario y de las vellosidades
coriales; empero, sus niveles en suero y orina suelen fluctuar o
cambiar mucho en cada mujer embarazada y en comparación
con las demás, por lo cual su medición no se usa para establecer edad
gestacional. Su secreción está regulada por la GnRH
placentaria, con la cual concuerdan sus pulsos de producción;
en placentas a término, la inhibina y la prolactina deciduales
disminuyen su concentración sérica, mientras la activina la aumenta;
los glucocorticoides estimulan su secreción, y el sulfato
de dehidroepiandrosterona la suprime(32).
Tabla 1. Resumen de características histológicas, macroscópicas y
clínicas del coriocarcinoma en contraste con el
carcinoma embrionario
La función de la hormona durante la gestación es mantener el cuerpo
lúteo ovárico al comienzo del embarazo para que
no cese la secreción de progesterona, hormona fundamental
en la gestación; la hCG por su alta carga negativa repele las
células inmunitarias de la madre, protegiendo al embrión durante el
primer trimestre, también se ha sugerido que la hCG
placentaria es el vínculo para el desarrollo de tolerancia inmunitaria
al feto.
La hCG es considerada una glucoproteína compleja, ya que
el 65% de su peso molecular corresponde a 244 aminoácidos,
pero presenta características de polisacárido al tener cuatro
cadenas laterales de azúcares unidas a sus subunidades. Está
constituida por dos cadenas de aminoácidos (subunidades),
alfa (α) y beta (β), unidas por un puente sulfhidrilo, dicha
unión es la base para su funcionamiento; la subunidad α contiene 92
aminoácidos y es idéntica a la de la hormona luteinizante (LH), la
folículo estimulante (FSH) y la hormona tiroestimulante (TSH); por otro
lado, la subunidad β contiene 145
aminoácidos codificados en el locus 19q13.3 y es propia de
la hCG. Por el hecho de ser específica de la hCG, la subunidad
β se convierte en el mejor medio para medir el exceso de la
hormona en sangre(33). Su complejidad, múltiples y fascinantes
funciones, importancia en la gestación y marcación tumoral, hacen de la
hCG una hormona versátil y trascendental en
procesos vitales.
Los valores normales de la hormona en sangre son muy
variables durante el embarazo, pues puede haber valores tan
bajos como 20 mUI/ml o tan altos como 20.000 mUI/ml, incluso, más
altos; en mujeres no embarazadas se estiman valores
normales menores a 5 mUI/ml; en hombres el valor normal es
menor de 2,5 a 5 mUI/ml(33).
Aparte del embarazo, tejidos normales como pulmón, hígado, riñón,
estómago, hipófisis (en menopáusicas), extractos
de testículo y corazón, son productores menores de hCG. Sin
embargo, aumentos abismales de la hormona en sangre u orina solo se
presentan en el contexto de la gestación o de una
neoplasia de células germinales. Por tal motivo, la medición
de hormona ha sido muy útil en el diagnóstico del embarazo
y de sus patologías (embarazos ectópicos, amenaza de aborto,
óbitos fetales, etc.), tamizaje de trisomías e infertilidad en ambos
sexos, entre otros; además, su uso clínico como marcador
tumoral, que es, sin duda alguna, una de sus utilidades clínicas
más importantes(32).
Efectos orgánicos de la elevación de la hCG
en hombres con cáncer de testículo
El exceso de gonadotropina coriónica humana no genera
síntomas o signos en todos los pacientes, pero no se deben
subestimar los efectos de su elevación. Los síntomas o signos
que se presenten dependerán de la edad y el sexo del afectado.
Siendo así, en niños puede presentarse con pubertad precoz,
en hombres puede haber hipogonadismo, ginecomastia (por
reactividad cruzada con la LH) e impotencia sexual. Por el estímulo que
la hCG hace sobre la tiroides, una forma clínica de
presentarse su elevación es el hipertiroidismo(34).
Utilidad clínica de la β-hCG en el cáncer
de testículo
El cáncer de testículo es uno de los pocos tumores malignos de órganos
sólidos para el cual se tienen varios marcadores séricos idóneos para
su evaluación. Entre esos marcadores
se encuentra la β-hCG, fundamental en el diagnóstico, estadificación,
pronóstico, seguimiento de la terapéutica e identificación temprana de
recurrencia tumoral(35).
Diagnóstico
El manejo adecuado para el diagnóstico de un paciente
con posible tumor testicular inicia con una buena anamnesis y
examen físico, imágenes diagnósticas (destaca la ecografía de
testículo) y medición de marcadores tumorales séricos; es decir, el
abordaje diagnóstico no debe soportarse solo en niveles
de marcadores tumorales, pues carecen de alta sensibilidad y
especificidad. La prueba de oro para el diagnóstico es el examen
histopatológico de la muestra tomada por orquidectomía.
Como se ha revisado, el nivel de elevación de la β-hCG depende
en gran medida del tipo histológico del tumor y de la carga de
la enfermedad; para los coriocarcinomas se pueden hallar niveles muy
altos de la hormona en sangre, para los carcinomas
embrionarios y carcinomas mixtos con presencia de células
germinales la elevación es menor. Debido a estas propiedades,
los marcadores tumorales se convierten en el único modo de
presumir el tipo de células que conforman el tumor cuando la
biopsia revela características indiferenciadas(36).
Estadificación y pronóstico
Dado el hecho de que los niveles séricos de β-hCG y otros
marcadores están directamente relacionados con la carga tumoral, es
posible asumir malignidad y mal pronóstico para un
tumor con niveles altos de la hormona en sangre. Por ello, el
American Joint Comittee on Cancer
incluyó este criterio como
fundamental en la estadificación de los tumores testiculares
no seminomatosos; la extensión local del tumor, las metástasis
a distancia y los niveles de marcadores tumorales en sangre
(β-hCG, αFP y lactato deshidrogenasa-LDH) son los parámetros que se
tienen en cuenta para estadificar el riesgo del tumor y, establecer el
pronóstico y tratamiento (tipo y duración).
Los grupos de riesgo y criterios de clasificación se muestran
en la
tabla 2 (36,37).
Seguimiento del tratamiento y evolución
de la enfermedad
Los valores de β-hCG se deben medir antes y después del
uso de la opción terapéutica. Si después de iniciado el tratamiento,
teniendo en cuenta la vida media de la hCG (24-36
horas) y la capacidad de respuesta del tumor, se disminuyen
considerablemente los niveles séricos del marcador, indica
buena respuesta o adherencia al tratamiento. Para el caso de
la orquidectomía radical, niveles altos de la hormona en sangre después
del procedimiento, sugieren metástasis y necesidad de quimioterapia,
para confirmarlo es necesario el uso de
imágenes diagnósticas (tomografía computarizada, resonancia magnética)
o pruebas de funcionamiento de los órganos
principalmente afectados por las metástasis de tumores testiculares.
Controlar los niveles séricos de los marcadores en pacientes con
radioterapia o quimioterapia es más complicado,
pues la destrucción tumoral es gradual y la respuesta al tratamiento
más lenta, por ello el médico tratante ha de ser muy
minucioso, ya que la disminución o normalización hormonal
muy lenta, casi nula, indica fallo en el tratamiento, aunque
inicialmente parezca el curso normal de la respuesta a éste;
para la quimioterapia, los niveles suelen medirse, para mayor
eficiencia, antes del procedimiento y un día después de cada
sesión.
En cuanto a la vigilancia de la evolución del cáncer de
testículo, es preciso realizar periódicamente medición de los
marcadores tumorales e imágenes de testículo u órganos metastatizados.
Incluso en pacientes curados debe hacerse vigilancia, con el objetivo
de identificar precozmente recurrencias
o recidivas tumorales(36).
Tabla 2. Criterios para la estadificación del riesgo de los tumores
testiculares no seminomas, según el American
Joint
Comittee on Cancer
Conclusiones
La hCG es una hormona versátil, con presencia en varios
procesos de la vida humana, de vital importancia en el embarazo y
fundamental como marcador tumoral. En procesos
neoplásicos testiculares está limitada a los carcinomas con
presencia de células trofoblásticas, sean puros o mixtos, especialmente
coriocarcinoma y carcinoma embrionario, para
los cuales su utilidad radica en el uso de la subunidad β como
marcador tumoral en sangre, permitiendo, junto a otros estudios
clínicos y paraclínicos, el diagnóstico, estadificación por
riesgo, pronóstico, vigilancia de evolución y eficacia terapéutica o de
recidivas del tumor.
Son muchas las ventajas que ofrece el poseer marcadores
tumorales en el manejo de un cáncer, sobre todo para tumores
de células germinales testiculares que, en general, tienen mal
pronóstico y alto grado de malignidad. Sin embargo, para el caso
específico de la medición de β-hCG, existe una desventaja importante
que se debe tener en cuenta, que es la baja sensibilidad
y especificidad que tiene como prueba única, por ello es conveniente
complementarla con imágenes o laboratorio clínico.
Finalmente, es importante saber que el exceso de hormona
en sangre, además de ser útil clínicamente, muchas veces genera en el
paciente signos y síntomas propios de alteraciones
endocrinas, según edad y sexo.
Conflictos de interés
Declaro no tener asociaciones que puedan generar conflicto de interés
en relación con el manuscrito.
Agradecimientos
Especial agradecimiento a mi familia, por el apoyo emocional brindado
durante la realización de esta revisión. A mis
docentes Diana Consuegra, Edgar Navarro, Martha Peñuela,
María José Herrera y Adolfo Escobar, quienes han intervenido
críticamente en este trabajo. Y a todas aquellas personas que,
con mucho o poco, contribuyeron a esta iniciativa.
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