1
Fisioterapeuta, Especialista en Docencia Universitaria.
Magíster en Educación y Desarrollo Humano.
Docente, Universidad Santiago de Cali, Cali, Colombia.
2
Estudiante de Fisioterapia, Universidad Santiago de Cali, seccional
Palmira.
Líder, Semillero de Investigación Constructores de Conocimiento.
Joven investigador, USC.
Representante, Asociación Colombiana de Estudiantes de Fisioterapia
(ACEFIT), Regional Pacífico.
Autor de correspondencia: Luz
Dary Arroyo Valencia
Correo electrónico:
luz.arroyo00@usc.edu.co
Fecha
de recepción: 17/06/2018
Fecha de
aceptación: 11/04/2019
Resumen
El presente escrito indaga sobre el papel del fisioterapeuta
en la atención del paciente con diabetes y pie diabético. Para
ello, se hizo una búsqueda de la literatura en bases de datos
virtuales conocidas, usando palabras clave y análisis de la
información. Se encontró poca participación de los fisioterapeutas en
el área preventiva y escasez de programas educativos
sobre el problema de la diabetes y del pie diabético. No obstante, los
procesos de rehabilitación son fuertes, lo que logra
la inclusión de la persona en diferentes ámbitos, usando como
estrategia principal el ejercicio físico. Continúan faltando las
actividades de prevención del pie diabético.
Palabras clave: diabetes
mellitus, ejercicio, pie diabético,
fisioterapia
Abstract
The
present document investigates the physiotherapist role
in the care of the patient with diabetes and diabetic foot. For
this purpose, literature was searched in known virtual databases, using
key words and information analysis. There was little participation of
physiotherapists in the preventive area and
lack of educational programs on the problem of diabetes and
diabetic foot. However, the rehabilitation processes are strong,
achieving the inclusion of the person in different areas, using as
main strategy the physical exercise, the activities of prevention
of diabetic foot are still lacking.
Key
words: diabetes mellitus, exercise, diabetic foot, physical
therapy.
Introducción
La diabetes se considera una problemática de salud
pública a nivel mundial, que afecta a hombres y mujeres sin distinción
de raza o condición social, generadora de discapacidad
que altera la calidad de vida de las personas y su familia.
Actualmente, hay más de 400 millones de personas diagnosticadas con
diabetes y se prevé que para el año 2030 serán aproximadamente más de
500 millones, lo que la convierte en una
entidad de intervención prioritaria no solo en el sistema de
salud, sino para otros sectores de la sociedad (1).
Dentro de las complicaciones más frecuentes de la diabetes se
encuentran la retinopatía diabética, ceguera, incremento
del riesgo cardiovascular y, por ende, aumento de la probabilidad de
accidente cerebrovascular y falla renal (2). Además, se
producen alteraciones del sistema nervioso que comprometen
la salud en general y afectan la calidad de vida del individuo.
Al pie diabético se le considera la principal complicación
dada principalmente por las neuropatías y vasculopatías presentes en el
paciente diabético y generadora de ulceración en el
mismo. Su prevalencia está entre el 8% y el 13% de los pacientes
diabéticos y afecta mayormente a adultos entre los 45 y 65 años,
los cuales se encuentran en etapa laboral y socialmente activa (3).
El pie diabético es responsable de amputación en miembros
inferiores y generadora de limitación funcional en el individuo
con diabetes, lo que compromete su desempeño y participación
social. Su prevalencia y costo de atención causa un gran impacto
en los sistemas de salud, lo que la convierte en una problemática que
debe ser abordada desde la prevención primaria, la cual
debe ser dirigida por un equipo multidisciplinario.
El manejo de este problema se enfoca en mantener el control de la
glucemia y evitar la aparición de complicaciones.
Las estrategias incluyen prevención, educación de pacientes y
prestadores de servicios de salud, tratamiento de complicaciones y
monitorización estrecha de la problemática. No obstante, son escasos
los estudios que hablan de la participación del fisioterapeuta
(encargados del movimiento corporal humano)
en el manejo de esta situación. Estos profesionales a través del
ejercicio físico y educación para la salud pueden contribuir en
la reducción de los estados de morbilidad y mortalidad en pacientes
diabéticos y con pie diabético.
Se hablará entonces, en primer lugar, de la diabetes y su
impacto en la salud física de la persona; en segundo lugar, del
pie diabético como problema responsable de amputación y
alteración del esquema corporal y de la funcionalidad del individuo,
además de los procesos de rehabilitación del mismo; finalmente, se
intentará plasmar el papel del fisioterapeuta en
el manejo del pie diabético.
Generalidades de la diabetes
La diabetes es una de las enfermedades de carácter metabólico, no
trasmisible, caracterizada por el aumento de los
niveles de glucosa en sangre (hiperglucemia) a causa del
disfuncionamiento del páncreas, responsable de la secreción de
la insulina transportadora del azúcar a las células (4). Es un
síndrome crónico incurable e irreversible, pero tratable, que
conduce a un proceso degenerativo del ser humano y que conlleva a
complicaciones que pueden producir la muerte o condiciones que afectan
la calidad de vida no solo de quien vive con
diabetes, sino también de su entorno familiar y social.
Ahora bien, la diabetes es considerada una problemática
de salud en todo el mundo. Según datos de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), su prevalencia ha aumentado del
4,7% en 1980 al 8,5% en el año 2014 y será la séptima causa
de mortalidad en 2030(5). Esta enfermedad no transmisible y
de carácter metabólico es responsable de un alto número de
muertes en el mundo. Para el año 2012 fue la octava causa de
muerte en el mundo y es culpable de 1,5 millones de muertes
cada año. Otros 2,2, millones de muertes están vinculadas a
los altos niveles de azúcar en la sangre, en donde el 43% de
estos (3,7 millones de personas) murió antes de cumplir los 70
años (6). En Colombia, según el Observatorio Nacional de Salud
(ONS), la diabetes alcanzó una tasa de mortalidad promedio
entre 2009 y 2011 de 10,4 por 100 000 habitantes, ubicándose
dentro de las primeras 10 causas de mortalidad general, siendo más del
50% prevenibles (7).
Por otro lado, los pacientes diabéticos consumen el 11 %
del presupuesto total de salud en los Estados Unidos y alrededor del 6%
del costo en salud en Latinoamérica y el Caribe, lo
que la hace una entidad de interés en salud pública, además del
impacto que genera la alta carga en los indicadores de morbilidad y
mortalidad en salud (8). En Colombia, el trabajo realizado
por Tamayo, y presentado por el Observatorio de Diabetes en
Colombia (ODC), muestra los datos para el 2007 del costo anual
de la atención de la diabetes mellitus (DM) controlada por paciente,
sin contemplar el escenario de las complicaciones, esta
correspondió a $2 438 000, que ascienden a $7 166 000 cuando
la farmacoterapia incluye insulina, lo que la convierte en una
realidad preocupante y de alto impacto socioeconómico (9).
En Colombia, en 2013 el 75,58 % (479 238) de los casos de
diabetes
mellitus
se encuentran afiliados al régimen contributivo, el 20,75 % (131 554)
al subsidiado y el restante 3,68 % (23
305) a las fuerzas militares. Alrededor del 70 % de las personas
mayores de 30 años diagnosticadas pertenece al régimen contributivo, a
la vez que la mayor proporción de personas menores de 20 años está
afiliada al subsidiado. Los porcentajes más
altos de casos de diabetes se presentaron en el Distrito Capital,
con un 20,20 % (128 067); en Antioquia, con un 18,11 % (114
848) y en el Valle del Cauca, con un 14,57 % (92 406) (10).
Por esta razón, en Colombia se han realizado estudios para
conocer los costos de la diabetes, como el estudio realizado por
el Dr. Martín Romero, economista de la salud, y publicado en
Value in Health (2017), titulado
Impacto
económico de la hipoglucemia en Colombia,
en el que se estima que el valor de una
hipoglucemia grave le cuesta al sistema 2,2 veces el valor de la
unidad de pago por capitación (UPC), lo cual es el valor asignado por
el gobierno a cada uno de los afiliados al sistema de
salud para cubrir todas las prestaciones de servicios en salud;
por otro lado, la hipoglucemia moderada está costando solo el
0,5 del valor de una UPC. Por su parte, en el costo de la hipoglucemia
grave se identifica que los costos por hospitalización son
aproximadamente el valor de una UPC, mientras que los costos
relacionados con la atención por el servicio de urgencia son de
aproximadamente el 20 % de una UPC. Partiendo del costo calculado para
los dos tipos de hipoglucemia, se calcula un costo
anual de USD 562 474 para cerca de 1000 pacientes (11).
De igual manera, es importante recordar que la diabetes,
por ser una enfermedad multiorgánica, afecta el funcionamiento de
diversos sistemas, como el neurológico y el vascular,
principalmente, involucrados en la generación del movimiento
corporal humano, como un elemento esencial para el desarrollo de las
actividades de la vida diaria, pilar fundamental de
la supervivencia y el desempeño del hombre en la sociedad
donde se desenvuelve. En un estudio descriptivo observacional realizado
en la Plata, Argentina, cuyo objetivo fue estimar
y caracterizar el impacto de la enfermedad sobre la productividad
laboral de las personas con diabetes entre los 18 y 75 años
de edad, usando como instrumento el cuestionario WPAI-GH
(
work productivity and activity
impairment - General Health
version) mostró que la diabetes también disminuyó un 25 %
la capacidad para realizar actividades regulares diarias y que
afecta más a mujeres que a hombres (30% frente a 20,3%,
respectivamente), esto no solo altera el componente biológico,
sino el componente psicosocial del individuo (12).
Entonces, para el tratamiento de la diabetes, por ser un
problema multifactorial, debe ser tratado por un equipo
multidisciplinar, que se encargue, desde una mirada integral, en
controlar los niveles de azúcar en sangre, modificar los factores de
riesgo y prevenir las complicaciones de la diabetes. Para
ello se hace necesario recordar que existen 2 modalidades de
tratamiento: el farmacológico y el no farmacológico. Dentro
del primer grupo se encuentran todos los medicamentos hipoglucemiantes
o antidiabéticos orales y la insulina, los cuales
se encargan de normalizar el azúcar y mejorar la cantidad de
insulina; el segundo grupo consideramos que es el más importante, pues
está demostrado que las estrategias, como la
prescripción adecuada del ejercicio aeróbico y de fuerza en el
diabético, es un pilar fundamental en su manejo, tratamiento,
control y pronóstico y tiene múltiples beneficios no solo en el
control glucémico, sino también en parámetros cardiovasculares,
metabólicos, antropométricos, psicosociales e incluso en
la mortalidad(13). De igual forma, el tratamiento no farmacológico
involucra la educación sobre autocuidado basado en el
autoanálisis de niveles de glucosa y orina en sangre, cuidado
de los pies, higiene, tratamiento dietético e intervención temprana
para reducir las complicaciones.
Una de las complicaciones más frecuentes de la diabetes
son las úlceras y amputación de los miembros inferiores, generado
principalmente por la neuropatía y las vasculopatías.
Aunque existe una clasificación propuesta por Silva y colaboradores, la
cual tiene en cuenta el compromiso de la circulación, estas son
complicaciones macrovasculares, como la enfermedad arterial coronaria,
enfermedad cerebrovascular y
vascular periférica, y las microvasculares, como la retinopatía,
nefropatía y neuropatía, las cuales aumentan la morbilidad y
mortalidad asociada con otros factores, como la hipertensión
arterial, tabaquismo y dislipidemia (5).
Finalmente, la diabetes es considerada la enfermedad del
siglo XXI y el pie diabético una de sus complicaciones más frecuentes.
Según la
American Diabetes
Association, alrededor del
15% de las personas con diabetes desarrollará una lesión en
sus pies a lo largo de su vida y cada año cuatro millones de
personas desarrollarán una úlcera en el pie (8).
Pie diabético (PD)
Cuando se habla de PD se refiere a una de las complicaciones tardías y
quizás devastadora que presenta la persona diabética. Esta es una
lesión degenerativa de los tejidos y su función
debido a la enfermedad vascular o a la disfunción del nervio
periférico; caracterizada por la aparición de ulceración, infección
o destrucción de tejidos profundos del pie. Su prevalencia está
entre el 8% y 13% de los pacientes diabéticos y afecta mayormente a los
adultos entre los 45 y 65 años de edad, los cuales se
encuentran aún en etapa laboral y socialmente productiva, esto
afecta su calidad de vida y la de la familia (3).
Según Bakker y colaboradores, la probabilidad de que una
persona diabética pierda una extremidad inferior es 40 veces
más que las personas que no padecen la enfermedad (14). Esto
acarrea consecuencias humanas y económicas bastante altas,
pues la persona amputada altera su esquema corporal, afecta su
patrón de marcha y la realización de actividades de la vida diaria
que, si bien, con un proceso de rehabilitación algunas personas
podrán incluirse nuevamente en la sociedad, otros quedan con
una discapacidad. Además, se encuentran los costos económicos
elevados que el pie diabético genera al sector salud, pues un paciente
con esta enfermedad puede requerir una hospitalización
prolongada, tratamientos y exámenes diagnósticos costosos
(antibióticos, cirugía vascular, curaciones diarias, Doppler, servicio
de rehabilitación, entre otros), lo que obliga a los profesionales
de la salud a buscar medidas costo efectivas para reducir su
prevalencia e incidencia en la población afectada de diabetes.
La diabetes es la principal causa de amputación no traumática de
miembros inferiores, precedida generalmente por
úlceras en el pie. La identificación de los pacientes en riesgo
es el primer paso para prevenir la amputación, seguida de la
educación al paciente y su familia. Sin embargo, en nuestro
contexto son escasos los estudios que desde fisioterapia hablan de las
actividades de prevención del pie diabético y con
un enfoque de atención primaria en salud.
Ahora bien, preguntémonos ¿Por qué pasa el pie diabético? La literatura
reporta que existen unos factores predisponentes, desencadenantes y
agravantes, los cuales se describen
a continuación, pues el conocimiento de ellos es una base para
la prevención del pie diabético.
- Factores predisponentes:
son aquellos que en un enfermo
diabético van a ocasionar riesgo de sufrir lesión. Estos están
relacionados, por un lado, con la isquemia generada
por la vasculopatía responsable de los cambios iniciales,
como la sequedad de la piel, lo que favorece la aparición
de úlceras ante cualquier traumatismo; y, por otro lado,
con la neuropatía, pues el principal síntoma objetivable
en los pacientes es la disminución de la sensibilidad profunda, táctil,
superficial y térmica, lo que altera el sistema
musculoesquelético (aparecen dedos en garra) y provoca
restricción de la movilidad articular
- Factores desencadenantes o
precipitantes: factores que
hacen debutar la lesión. Estos pueden ser extrínsecos o
intrínsecos. Los extrínsecos se dividen según la causa en
traumáticos (golpes, caídas); mecánicos, como el calzado
mal ajustado, considerado uno de los principales aspectos
a tener en cuenta en la evaluación del pie diabético, pues
es el responsable de más del 40% de la aparición de úlceras; térmico,
al introducir los pies en agua caliente, uso
de mantas eléctricas o bolsas calientes; químicos, uso de
agentes queratolíticos, especialmente los que contienen
ácido salicílico; e intrínsecos, que incluyen las deformidades (hallux
valgus o juanete, dedos en garra, artropatía de Charcot, entre
otros) que pueden generar un aumento de
la presión plantar, lo que ocasiona callosidades, las cuales
pueden terminar en lesiones preulcerosas.
- Factores agravantes o
perpetuantes: factores que en un pie
diabético establecido van a facilitar la aparición de complicaciones y
retrasar la cicatrización. Aquí encontramos
los microorganismos de diversa índole, en su mayoría de
naturaleza saprófita, como estafilococos, estreptococos,
entre otros. También pueden hallarse si las úlceras son lo
suficientemente profundas, organismos aerobios y anaerobios como Escherichia coli y Clostridium perfringens.
Tales
microorganismos pueden llegar a invadir los tejidos profundos y
ocasionar cuadros como celulitis y artritis séptica (15).
Las personas que presenten uno o más de estos factores deben ser
controladas cada 6 meses por un equipo multidisciplinar,
quienes con medidas, como la educación al paciente y la familia,
disminuyen los riesgos de presentar pie diabético y, por ende,
las probabilidades de amputación de miembros inferiores, que
no solo es “retirar la extremidad comprometida”, sino las implicaciones
que la misma trae a nivel psicológico por alteración de
su esquema corporal y patrón de marcha, que si bien se puede
solucionar en algunos casos con las prótesis, las alteraciones
neurológicas que presenta el paciente a causa de la diabetes dejan
limitaciones en la realización de algunas de las actividades de la
vida diaria que impliquen desplazamiento y cargas de peso mayores, lo
que afecta en últimas el bienestar y la calidad de vida.
En un estudio descriptivo transversal realizado en Bogotá
en el año 2009-2011, las actividades más usadas por el personal de
salud (médicos y especialistas) y los pacientes para
la prevención de la diabetes
mellitus
y el pie diabético son
aquellas relacionadas con el cambio en el estilo de vida asociados con
la nutrición. El asistir al control de forma periódica
(cada mes el 53,8% y entre 2 y 3 meses el 40,0%) fue una de
las acciones más frecuentes de los pacientes para prevenir la
aparición de complicaciones por DM, aunque en las consultas
los médicos omitieron preguntas importantes sobre la presencia de
síntomas, como disestesias y claudicación intermitente
asociados con la vasculopatía y neuropatía responsables del
pie diabético en la gran mayoría de los casos. Sin embargo, el
40,5% de los pacientes participantes del estudio refirió recibir
recomendaciones por parte del médico tratante sobre el autocuidado de
los pies.
Por otra parte, los fisioterapeutas atendemos frecuentemente en los
servicios de rehabilitación personas amputadas
por diabetes, quienes en su mayoría no recibieron información
sobre las medidas preventivas para evitar su aparición y terminaron con
lesiones ulcerativas, las cuales son la principal
causa de degeneración de los tejidos del pie, tal como lo demuestra el
estudio descriptivo transversal mencionado anteriormente sobre las
actividades de prevención y factores de
riesgo de la DM y PD, donde médicos y especialistas no cuentan con una
evaluación integral del paciente, por tanto, son
mínimas las actividades de prevención de aparición de PD (16).
La prevención del pie diabético requiere del control de todos los
factores de riesgo: peso corporal, glucemia, hipertensión arterial y
dislipidemia, los cuales desde fisioterapia con
un programa de ejercicios aeróbicos, fuerza y flexibilidad
principalmente de forma regular y de intensidad moderada, ayudan a
mejorar el bienestar y pronóstico del paciente, además
de optimizar la condición física y funcionamiento del organismo, lo que
incrementa la calidad de vida y reduce la mortalidad en personas con DM
o sin ella, lo que lo hace un elemento
esencial de la promoción de la salud (17).
De igual manera, los fisioterapeutas cuando atienden personas amputadas
por diabetes se basan en un tratamiento global y dinámico que comienza
desde el momento de la lesión y
continua hasta la incorporación del paciente en las actividades
de la vida diaria, en compañía de otros profesionales. Cuando
no se identifica a tiempo en la consulta los riesgos que tiene la
persona diabética de desarrollar un pie diabético y la misma
no cuenta con la información necesaria y suficiente sobre los
cuidados generales de la diabetes y la forma de prevenir sus
complicaciones agudas o crónicas, esta aumenta los riesgos de
padecerlas.
¿Cómo se trata el pie diabético?
Siendo la DM y el PD una enfermedad epidémica con grandes repercusiones
en el sistema de salud y la sociedad en general, en Colombia, el
Ministerio de Salud y Protección Social
presentó en su Guía de atención de la diabetes mellitus tipo 2
un enfoque de tratamiento integral, el cual involucra la educación como
un elemento esencial en el manejo de la misma.
Es así como dice que “el tratamiento inicial de todo paciente
diabético está dirigido a la obtención de un óptimo nivel educativo que
le permita tener los conocimientos necesarios para
poder llevar a cabo un buen control metabólico de la enfermedad
dirigido a la prevención de las complicaciones agudas y
crónicas dentro de los mejores parámetros de calidad de vida
posibles” (18). Esta propuesta incluye la adquisición de un hábito
alimenticio adecuado y el incremento de la actividad física
como estrategias fundamentales en el control de la glucemia y
la prevención de alteraciones cardiovasculares.
La guía también incluye el tratamiento de la principal complicación de
la diabetes, el pie diabético, abordada desde las
3 estrategias de prevención de la siguiente manera: en la prevención
primaria se busca la detección temprana del pie en
riesgo usando la educación sobre calzado, higiene podológica
y prevención del trauma como medio esencial en la valoración;
la revisión diaria de los pies ha sido una actividad que permite
la toma de conciencia y generación de la cultura de autocuidado. Tal
como lo reporta Pinilla y colaboradores en su investigación sobre los
factores de riesgo en diabetes
mellitus
y pie
diabético: un enfoque hacia la prevención primaria, donde en una
revisión sistemática de Cochrane se evaluó el desenlace
clínico con estrategias educativas variadas y con tiempo de duración
distinto. En este estudio se reportó que el paciente que
recibe educación mejora su conocimiento sobre los aspectos
básicos del pie diabético y de autocuidado, lo que conlleva a
reeducación de complicaciones como úlcera o amputación (19).
Ahora bien, como fisioterapeutas, la educación del paciente es un pilar
fundamental en los procesos de intervención en
salud pública con el fin de prevenir aquellas conductas que
representan riesgo para la salud o fomentar las que requiere la persona
en el proceso de tratamiento de su enfermedad
o rehabilitación, lo que implica una mirada integral de las
personas en los diferentes entornos donde viven, así como
la participación en un equipo de trabajo interdisciplinario e
intersectorial que aporte a las transformaciones socioculturales,
económicas y políticas del individuo y la comunidad. Sin
embargo, son escasos los estudios en nuestro contexto que reportan
experiencias desde la fisioterapia en la educación para
salud y más en el caso de la diabetes y pie diabético (20).
En cuanto a la prevención secundaria, la intención es evitar el
desarrollo de gangrena mediante el cuidado adecuado de
las úlceras y corrección de los factores desencadenantes (aliviar los
puntos de presión, calzado ortopédico, manejo podológico de las
deformidades ungueales, riego sanguíneo, entre
otros). En la prevención secundaria se busca detectar, cuidar
y tratar precozmente las alteraciones manifestadas en el pie;
ellas dependerán de la cronicidad de la enfermedad y de los
cuidados realizados por los pacientes recibidos en procesos
educativos específicos. Es importante destacar que la educación debe
ser impartida por un grupo de profesionales que conozcan y manejen la
diabetes y las complicaciones como el pie
diabético, por lo que surge la necesidad de que el pie diabético
sea valorado y tratado de forma multidisciplinaria, la cual no
es frecuente en muchos contextos, cuando una forma estructurada se
justifica tanto por la optimización de los recursos
en su fase diagnóstica como por la racionalidad, operatividad,
eficacia y eficiencia en su fase terapéutica, a menudo compleja
y de morbilidad elevada (21).
De igual manera, los trabajos realizados en torno al manejo del pie
diabético básicamente se enfocan en el tratamiento
de la ulceración, pues este es el principal factor de riesgo de
amputaciones no traumáticas en diabéticos, con uso de estrategias que
controlen y traten los múltiples factores causantes
de la ulceración severa del pie diabético concomitante con el
desbridamiento, control de la infección y revascularización,
que son los pasos clave para la estabilización de la herida y su
preparación para una reconstrucción exitosa(22).
Por último, está la prevención terciaria con el fin de evitar
la amputación. Para esta debe intervenir un equipo multidisciplinario
especializado y suele requerir tratamiento intensivo intrahospitalario.
La amputación es la opción terapéutica
facilitada por la extensa necrosis tisular en el pie o cuando
diversas alternativas terapéuticas han fracasado. De esta forma, la
diabetes es la principal causa de amputaciones de extremidades
inferiores no traumáticas, siendo la responsable de
aproximadamente el 50% de las mismas. Es posible que este
problema se acentúe en el futuro, ya que la incidencia de la
DM se encuentra en franco aumento en los países en vías de
desarrollo, probablemente debido a cambios en los hábitos
alimentarios y al sedentarismo. Esto, más la prolongación de
la expectativa de vida, con el consiguiente envejecimiento de
la población, incrementará inevitablemente la prevalencia de
DM y de sus complicaciones crónicas (23).
La guía no presenta el papel de cada profesional de la
salud en el manejo de la DM tipo 2; sin embargo, propone el
ejercicio físico, definido este como toda actividad física regular que
se realice mínimo 3 veces por semana y que produzca
un mayor consumo de calorías. El ejercicio debe ser aeróbico
(caminar, nadar, trotar, entre otros) de intensidad moderada
y de duración igual o mayor de 30 minutos (24). Es aquí donde
el fisioterapeuta cobra importancia, pues como profesionales utilizamos
la prescripción del ejercicio físico, estrategia
principal para la promoción de la salud y bienestar cinético,
prevención de alteraciones del movimiento y manejo de la disfunción del
mismo ocasionada por la diversidad de enfermedades, que para el caso de
la diabetes mellitus y el pie diabético
existen diversos artículos que evidencian sus efectos positivos,
tal como lo demuestra la revisión sistemática de la literatura
que habla de los efectos del ejercicio en el control glucémico,
usando diversas modalidades de ejercicio, como el aeróbico,
ejercicios de fuerza, programa de entrenamiento interválico
y de combinación de modalidades de entrenamiento a largo
plazo, que muestran eficacia en el control glucémico tanto por
el entrenamiento a largo plazo como en las 24-48 horas
postentrenamiento. El seguimiento de un plan de entrenamiento
estructurado es la clave para la mejora (25).
Por otra parte, el fisioterapeuta cumple un papel importante en la
alteración del esquema corporal, definido como la
etiqueta de las respuestas perceptivas y localizadoras referidas al
propio cuerpo. Una alteración en la propia percepción
del esquema corporal podría dar lugar a una experiencia de
miembro fantasma después de sufrir una amputación de una
de las extremidades inferiores. Esta experiencia constituye un
claro argumento a favor de la existencia de un esquema corporal mental
que subyace y modifica la experiencia del propio cuerpo (26). Sin
embargo, muchas veces las alteraciones
del esquema corporal no están asociadas con una amputación
de la extremidad, sino con las alteraciones biodinámicas del
pie, causada por el pie diabético. Alguna de estas alteraciones
son las modificaciones del apoyo del pie, por la evolución del
ser humano, y la utilización del calzado. En los diabéticos, la
prevalencia de modificaciones del apoyo se observa en el 80%
de los pacientes, que se ocasionan por la neuropatía motora,
la osteoartropatía, la neuropatía sensitiva y la iatrogenia. Las
alteraciones del apoyo, que se interrelacionan con la vasculopatía y la
neuropatía, favorecen el desencadenamiento de una
úlcera de pie, lo que finalmente puede llevar a una amputación
de la extremidad. Por esta razón se ha considerado al pie diabético
como una enfermedad biodinámica por el aumento de
las presiones plantares, por las deformaciones, la limitación
de la movilidad articular, las anormalidades de la marcha y el
exceso de peso corporal (27).
En este punto el fisioterapeuta tiene la responsabilidad de
disminuir estos riesgos o de mejorar las limitaciones, alteraciones o
deformidades del paciente; por ejemplo, al mejorar
los arcos de movilidad articular, plantillas que repartan las
cargas sobre la planta del pie, reeducación de la marcha y ejercicio
aeróbico, entre otros.
Fisioterapia en diabetes y pie diabético
La fisioterapia se encarga del movimiento corporal humano como un
elemento esencial de la salud y del bienestar del
hombre, orientando sus acciones al mantenimiento, optimización o
potencialización del movimiento, así como a la prevención y
recuperación de sus alteraciones y a la habilitación y
rehabilitación de las personas; para ello se apoya en conocimientos de
ciencias biológicas, sociales y humanísticas que le
dan sustento a su ejercicio profesional (28).
Es así como el modelo de atención fisioterapéutica propuesto por la
American Physical Therapy Association
(APTA)
plantea que para el manejo del usuario/cliente es necesario
realizar una serie de pasos interdependientes que conducen a
una mirada integral del mismo y serán tenidos en cuentas a la
hora de desarrollar esta propuesta.
El primero de ellos es la examinación que parte de la elaboración de la
historia de salud e involucra la revisión de los
sistemas relacionados con la generación del movimiento, principalmente
cardiovascular y pulmonar, neuromuscular, integumentario y
musculoesquelético, y finaliza con una toma de
medidas y pruebas a fin de recoger toda la información relacionada con
el paciente que, para el caso de la persona con diabetes y pie
diabético, está comprometido, ya que esta enfermedad a largo plazo
genera complicaciones como la neuropatía,
las microangiopatías y las macroangiopatías responsables del
pie diabético y la aparición de la enfermedad cardiovascular
frecuente en este grupo poblacional.
Existen numerosas pruebas que nos indican el estado y
funcionamiento de los nervios y los vasos sanguíneos en la
persona con pie diabético, como son la valoración del aspecto,
la temperatura, la coloración, la presencia de callos, deformidades
articulares y secuelas de úlceras o cirugías previas del
pie; palpación de los pulsos distales, pedios y tibiales posteriores y
la exploración de la sensibilidad térmica, algesia y vibratoria, junto
a la obtención del reflejo aquiliano, evaluación
y caracterización del riesgo de ulceración, entre otros, en los
cuales los fisioterapeutas nos apoyamos para el proceso de
examinación (29).
Después de recoger la información viene el proceso de
evaluación, entendido como la organización y análisis de la
información, teniendo en cuenta factores como el nivel de de-
ficiencia, limitación y restricción, el estado general de salud, la
disponibilidad de soporte social, el entorno vital, la cronicidad
del problema, entre otros, todos importantes para definir los
problemas del paciente que, en el caso del paciente diabético, la
identificación del pie de riesgo es el elemento central de
cualquier plan preventivo.
Es importante tener en cuenta las alteraciones biomecánicas ocasionadas
por la neuropatía, lo que afecta la función
motora, el sistema autónomo y la sensibilidad propioceptiva.
Como consecuencia, la estática del pie se compromete (con
distribución anormal de las presiones plantares) y de la dinámica
(alteraciones en la marcha y en los puntos de apoyo),
siendo necesario pensar en la evaluación y ulterior tratamiento del
equilibrio en las personas diabéticas. Silva y colaboradores refuerzan
el papel del fisioterapeuta desde la prescripción
de ejercicios de fortalecimiento, flexibilidad, entrenamiento
de marcha y equilibrio, además de la adaptación de prótesis
y ortesis con el fin de prevenir la aparición de úlceras en los
pies y reducir las secuelas originadas por el pie diabético (30).
Una vez culminado este proceso se dará un diagnóstico fisioterapéutico,
el cual organiza la información en términos
de deficiencias que presenta el paciente, limitaciones de la actividad
y restricciones en la participación en las cuales puede
llegar a incurrir. Esto le permitirá al fisioterapeuta tener un
punto de partida para la elaboración del pronóstico que busca
obtener mejorías a corto plazo esperadas en distintos intervalos
durante el curso de la intervención o la mejoría máxima
que tal vez se logre y el tiempo requerido para alcanzar cada
nivel, teniendo en cuenta factores como la seguridad, necesidades y
objetivos del paciente, la anamnesis y el curso clínico
esperado de la patología, deterioro o diagnóstico, los resultados de la
exploración, evaluación y procesos diagnósticos (31).
Por último, se encuentra la realización del plan de tratamiento
del paciente, donde el profesional de fisioterapia interactúa
con diferentes métodos, técnicas y procedimientos a fin de
lograr los objetivos planteados en el pronóstico. Para ello se
puede recurrir al ejercicio físico/terapéutico y a la educación
del paciente de manera preventiva, centrándose en el problema
terapéutico.
Siendo la diabetes una enfermedad tanto para los médicos generales como
para los especialistas en diversas ramas
médicas que pasa, hasta cierto punto, inadvertida, tendemos
a tolerar demasiado con ella y sus complicaciones debido a lo
oculto en su curso. Sin embargo, a los fisioterapeutas nos llegan los
pacientes diabéticos con complicaciones alarmantes,
como lo es una amputación de una de sus extremidades inferiores,
causada por el deterioro de un pie diabético, por tanto,
es importante conocer el manejo que se puede dar desde el
servicio de fisioterapia, abarcando los tres niveles de atención:
Prevención primaria
En la prevención primaria durante el período preclínico,
la educación terapéutica sobre cuidados del pie puede formar
parte de un programa individual, como parte integral de la relación
entre el paciente y el equipo integral de salud que trabaja con el
paciente, de un programa de grupo o a través de
los medios de comunicación, con el propósito de entender la
importancia de la prevención, realizar la adecuada higiene e
hidratación del pie, conocer la forma correcta e incorrecta de
cortar las uñas, usar prendas y calzado adecuado, conocer los
factores desencadenantes de lesiones (traumatismo mecánico,
térmico, químico, deformidades) y actuar de forma adecuada
para evitar la exposición, saber actuar ante la presencia de
una herida y conocer cuándo deben asistir a consulta, saber la
importancia del podólogo para el control de hiperqueratosis,
deformidades y afección ungueal (32).
La fisioterapia también tiene su importancia en este nivel
de prevención al dirigir una actividad física planificada, previa
a una evaluación realizada correspondiente del estado físico
del paciente, a través de un programa de gimnasia específico
donde no solo mejore la condición cardiopulmonar, sino que
se enfatice en el aporte sanguíneo adecuado de miembros inferiores,
mejorar o aumentar la fuerza muscular, movilidad
articular, elasticidad, resistencia y, por ende, a un control
metabólico de la enfermedad.
Prevención secundaria
Prevención secundaria durante el período clínico, en el
cual se da un diagnóstico temprano y tratamiento inmediato.
Tratamiento precoz de las infecciones, plantillas y órtesis y cirugía
profiláctica del pie. El aporte de la fisioterapia en esta
etapa tiene como objetivo mejorar la circulación con el objeto
de aumentar la irrigación sanguínea en los miembros afectados, lo que
retrasa el comienzo de la gangrena. Es conveniente también combatir el
dolor. Puede mejorarse la circulación
colateral y posiblemente reducirse el espasmo arterial. Como
base del tratamiento y de acuerdo con las necesidades del paciente se
realiza una evaluación fisioterapéutica antes de comenzarlo a ejecutar.
El tratamiento se basa en:
- El masaje para eliminar los productos de desecho de los
tejidos y aliviar el espasmo. El masaje deberá ser sutil, con
frotes suaves de deslizamiento, debe evitarse toda zona de
dolor; se ha usado con éxito el masaje de tejido conjuntivo
en algunos casos.
- Ejercicios correspondientes, especialmente en casos de
claudicación intermitente sin gangrena los ejercicios de
Buerguer. El paciente se encuentra en decúbito supino sobre la mesa de
tratamiento y realiza ejercicios de miembros inferiores, utilizando el
efecto de la gravedad con
intervalos de tiempo para provocar el estímulo de la circulación lenta
y favorecer los cambios de presión en los
vasos periféricos.
- Generalmente se aplica un tratamiento físico que produzca calor
al abdomen, muslos o región lumbar. La sangre
caliente de esta zona pasa al centro vasomotor, deprime
su acción y produce relajación y dilatación de todos los vasos
sanguíneos de las extremidades. El calor nunca debe
aplicarse a los pies o a las piernas, ya que solo produce
una vasodilatación local, la cual, sin un aporte sanguíneo,
produce lesiones tisulares, tal es el caso de quemaduras
por sensibilidad alterada.
Para que se lleve a cabo el proceso de cicatrización de los
tejidos intervienen una serie de factores, entre ellos, el óptimo
aporte de oxígeno, nutrientes y factores de crecimiento proporcionados
mediante el torrente sanguíneo. Existen estudios
que hablan del uso del láser de baja potencia y la corriente
galvánica en pacientes con pie diabético, ya que estas modalidades
terapéuticas ayudan a acelerar el proceso de cicatrización del tejido
al colocar la corriente galvánica con el electrodo
negativo cerca del área ulcerosa y el positivo a 25 cm distales
de esta, lo que genera un incremento de la excitabilidad neuromuscular
y vasodilatación activa, con ello se produce un aumento en el aporte de
oxígeno y nutrientes y se origina una
acción antiinflamatoria, antiedematosa y trófica de los tejidos;
de igual forma, el uso de láser de baja potencia favorece y acelera la
cicatrización de heridas. El mecanismo por el cual ocurre es debido a
un aumento de fibroblastos, un incremento en
la síntesis de procolágeno, mayor epitelización y menor tejido
exudativo, así como mayor neoformación de vasos sanguíneos
en el centro de la herida.
De la misma manera, se trabajarán ejercicios circulatorios de Buerguer
Allen 2 veces al día con series en 3 fases
(elevación, descenso y reposo) previa instrucción de paciente
y acompañamiento de familiar. Vendaje compresivo de la extremidad
afectada con el pie en dorsiflexión neutra o ligera
dorsiflexión y eversión, comenzar a colocar la venda elástica
distalmente y progresar hacia proximal para drenar el edema,
vigilando signos de alteración circulatoria y masaje de derivación
circulatoria (periherida). Se activan los grupos ganglionares más
importantes de los miembros inferiores (inguinal,
poplíteo y pedio) por medio de las maniobras de bombeo. Se
realiza el masaje desde los artejos hasta la articulación coxofemoral,
siempre de distal a proximal, concomitantes con otros
tratamientos médicos y multidisciplinar (terapia de ozono y
tratamiento farmacológico), por lo que se obtienen resultados
favorables en la sintomatología y la pronta recuperación del
miembro, esto mejora considerablemente la calidad de vida
del paciente (33).
Prevención terciaria
Finalmente, en la prevención terciaria se inicia un proceso
de rehabilitación adecuada de los pacientes que sufrieron amputaciones,
para evitar deformaciones ulteriores y permitirle
al paciente llegar a tener una máxima eficiencia con el mínimo
de deficiencia al explotar sus capacidades dentro de sus limitaciones
para llevarlo a una vida independiente, logrando su
reincorporación a la sociedad gracias al trabajo de un equipo
multidisciplinario integrado por diferentes profesionales de
la salud, como médicos, enfermería, trabajo social, fisioterapia,
terapia ocupacional, técnicos protesistas y psicología, esto
mantiene una abierta comunicación y permite una exitosa rehabilitación
del paciente (34).
Desde la fisioterapia, como parte del equipo rehabilitador,
el tratamiento de la persona amputada empieza por la evaluación de los
antecedentes e historia quirúrgica del paciente
amputado para conocer los niveles y tipos de amputación, seguido de una
valoración física de las condiciones del muñón y
de la funcionalidad del individuo. Se siguen los lineamientos
de la APTA, la cual propone un plan de tratamiento con énfasis
en la recuperación física usando principalmente el ejercicio
y la educación. Se debe tener en cuenta el contexto donde se
desenvuelve la persona y el apoyo familiar del mismo para que
la integración al medio sea más fácil.
Asimismo, se puede apoyar en los diferentes protocolos y
guías de manejo del paciente amputado que el equipo de trabajo
considere. Existen propuestas que dividen el programa
de rehabilitación en las siguientes fases:
- Fase prequirúrgica o preoperatoria
- Fase quirúrgica
- Tratamiento preprotésico
- Tratamiento protésico.
Además, la guía de práctica clínica para el diagnóstico y
tratamiento preoperatorio, intraoperatorio y posoperatorio
de la persona amputada, la prescripción de la prótesis y la
rehabilitación integral también son de utilidad en la práctica
diaria (35). La guía para profesionales de la salud propone y da
recomendaciones para las intervenciones en el paciente con
diabetes, siendo de gran importancia la recomendación de
realizar un programa de reacondicionamiento cardiovascular
preoperatorio en pacientes mayores de 16 años con enfermedad vascular
que estén en riesgo de amputación de miembros
inferiores para mejorar la marcha y calidad de vida, en la cual
el fisioterapeuta cuenta con los conocimientos y la habilidades
para la prescripción del ejercicio físico. Igualmente, recomienda la
implementación de un programa de rehabilitación física
que incluya fuerza muscular, movilidad articular, equilibrio,
marcha y reacondicionamiento físico en pacientes con amputación de
miembro inferior, para mejorar la marcha, la movilidad y la adaptación
protésica. También hace especial mención
de la evaluación ocupacional y las adaptaciones ergonómicas
en pacientes mayores de 16 años a quienes le fue amputado
un miembro inferior por causas traumáticas, vasculares o por
diabetes, para mejorar el funcionamiento y facilitar el retorno
al trabajo o a una ocupación (36).
De acuerdo con la valoración y condición del paciente se
realizan las siguientes actividades: aprendizaje de la realización del
vendaje del miembro residual para conseguir y dar
la forma deseada al muñón; ejercicios de fortalecimiento para
la extremidad afectadas; ejercicios para ampliar y conservar
el arco articular y de sensibilización del muñón; ejercicios de
corrección postural frente al espejo; entrenamiento de marcha
entre paralelas; entrenamiento de la marcha con banquillos,
muletas y otros aditamentos utilizados para la marcha dentro
y fuera de paralelas; cuclillas con el miembro indemne y entrenamiento
del equilibrio (35).
También es importante inculcar la implementación de la
actividad física en los individuos sanos y con DM y PD, pues
no solo se ejercita el cuerpo, incluso se obtienen grandes beneficios
para la salud y ayuda a prevenir las enfermedades no
transmisibles (ENT). Según cifras de la OMS, la inactividad física es
uno de los principales factores de riesgo de padecer
ENT, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la
diabetes, ocupando el cuarto lugar entre los principales factores de
riesgo de mortalidad a nivel mundial. Por esta razón, el
paciente con diabetes al realizar ejercicio mejora el metabolismo de la
glucosa a varios niveles: páncreas, músculo y tejido
graso; ayuda también a controlar el peso, los niveles de glucosa,
presión arterial, colesterol y otras alteraciones asociadas
con la diabetes, por tanto, en las personas que tienen diabetes
o riesgo de padecerla hacer ejercicio es aún más importante.
Múltiples estudios que demuestran el beneficio del ejercicio
regular en el control glucémico a largo plazo han utilizado la
actividad física (AF) realizada por 30 a 60 minutos, al 50% a 80%
del consumo de oxígeno máximo (VO2) de 3 a 4 veces por semana. Con este
tipo de programas se logran reducciones de 10% a
20% en la hemoglobina glucosilada (24). También es importante
resaltar que el ejercicio solo sin restricción calórica y sin
modificación de la conducta tiende a alcanzar solo modestas pérdidas
de peso de aproximadamente 2 kg, logrando obtener un control
de peso a largo plazo con ayuda de una correcta dieta.
No solo es importante conocer los tres niveles de atención
y los beneficios del ejercicio, sino también saber que la educación en
un paciente diabético es obtener y mantener conductas que lleven a un
óptimo manejo de la vida con la enfermedad. Las personas con diabetes
deben adquirir conocimientos
y desarrollar destrezas, además tomar diariamente decisiones
relativas a modificar su estilo de vida. Los servicios de salud
públicos y privados deben entregar programas de educación
en diabetes desde que el paciente se ha diagnosticado con
esta patología hacia adelante; además, hay que considerar que todos los
escenarios pueden ser una buena instancia para la
educación en diabetes: una hospitalización, la consulta con el
podólogo, visita al dentista, entre otras.
La American Association of Diabetes
Educators (AADE) propone 7 conductas de autocuidado para las
personas con diabetes (37):
- Comer sano
- Ser físicamente activo
- Monitorización
- Toma de medicamentos
- Resolución de problemas
- Reducción de riesgos
- Afrontamiento saludable.
Conclusiones
La diabetes y el pie diabético continúan siendo un problema de salud
pública a pesar de los avances en el conocimiento
del mismo y de las campañas de prevención tendientes a reducir los
factores de riesgo que lo ocasionan. Esta situación preocupa a los
profesionales de la salud, en quienes está la responsabilidad de
mejorar la calidad de vida de las personas y de
la comunidad. Aunque la ciencia ha avanzado en el manejo de
la diabetes, especialmente desde el área farmacológica y desarrollo
tecnológico, continúa presentando debilidad frente a
una estrategia sencilla y costo efectiva, como lo es la educación
de la persona diabética y su familiar en cuanto a los cuidados
sobre diabetes y prevención del pie diabético.
La fisioterapia, siendo una profesión que aborda al individuo, la
familia y la comunidad, debe ampliar sus procesos
de intervención a la educación de los mismos con el ánimo de
contribuir a la reducción de esta problemática.
Agradecimientos
Ft. Jhovanna Olmos B. - Mg. SO. Docente Programa de Fisioterapia- USC.
Flgo. Carol Vallecilla - Coordinadora Celoa USC, seccional
Palmira.
Ft. Luz Angela Reyes L.- Mg Educación Desarrollo Humano,
Docente Programa de Fisioterapia, USC Palmira.
Charfuelan PA; Díaz C; Muñoz DC; Paredes JD; Daza LJ;
Quiceno D; Monsalve SG.; De Castro N; Cardozo DK; Valencia
MF; Vásquez MA; Caicedo JA; Ortiz JA; Saavedra C; Plaza ED;
Palacio LL; Echeverry E; Zapata LM; Melo MA; estudiantes integrantes
del semillero de investigación período 2016B.
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