Resumen
La patología de la glándula tiroidea, en su mayor porcentaje, está
constituida por las tiroiditis, una amplia gama de enfermedades de
diversa etiología (infecciosa, autoinmune o de
ocurrencia desconocida) y su duración (agudas, subagudas o
crónicas). Desde el punto de vista fisiológico pueden variar en
su presentación y causar hipotiroidismo o tirotoxicosis o no
alterar el funcionamiento de las hormonas tiroideas.
La tiroiditis supurativa aguda tiene una causa principalmente
infecciosa. Es una condición inusual, ya que la tiroides
normal es particularmente resistente a las infecciones debido
a su extenso drenaje venoso y linfático, además de su alto contenido de
yodo y la presencia de una cápsula fibrosa, que sirve
como escudo ante agentes nocivos externos. Las infecciones
de la tiroides representan aproximadamente el 0,7% de toda
la patología quirúrgica en relación con esta glándula (1-3) y son
más frecuentes en una tiroides anormal. A pesar de lo extraño
de esta condición, es importante conocer cuál es su presentación y su
asociación con los pacientes inmunocompetentes,
como la extensión vascular presente en el síndrome de Lemierre que
presentó esta paciente.
El objetivo de este informe es presentar un caso clínico de
una paciente que cursó con un episodio de tiroiditis infecciosa,
su manejo y las diferentes causas de tiroiditis. Se realizó una
revisión actualizada del tema y las diferentes opciones de tratamiento.
Este caso se manejó rápidamente con corticoides y
terapia antibiótica, al igual que drenaje quirúrgico.
La paciente se recuperó respondiendo satisfactoriamente
al manejo quirúrgico y farmacológico instaurado. Se concluyó
que el tratamiento efectuado fue exitoso
Palabras clave:
tiroiditis, tiroiditis supurativa.
Abstract
The pathology of the thyroid gland, in its
highest percentage,
is constituted by thyroiditis, a wide range of diseases of different
etiology (infectious, autoimmune or of unknown occurrence)
and duration (acute, subacute or chronic). From the physiological point
of view, they can vary in their presentation, causing hypothyroidism or
thyrotoxicosis, or not altering the functioning
of thyroid hormones.
Acute suppurative thyroiditis has a
mainly infectious cause. It is an unusual condition, since the normal
thyroid is particularly resistant to infections due to its extensive
venous
and lymphatic drainage, in addition to its high iodine content
and the presence of a fibrous capsule, which serves as a shield
against harmful external agents. Thyroid infections represent
approximately 0.7% of all surgical pathologies in relation to
this gland (1-3) and are more frequent in an abnormal thyroid
gland. Despite the strangeness of this condition, it is important
to know what its presentation is and its association in immunocompetent
patients such as the vascular extension present in
Lemierre’s syndrome, which this patient presented.
The objective of this report is to
present a clinical case of a
patient who had an episode of infectious thyroiditis, its management
and the different causes of thyroiditis. An updated review
of the topic and the different treatment options was carried out. This
case was handled quickly with corticosteroids and antibiotics, as well
as surgical drainage.
The patient recovered responding
satisfactorily to the surgical and pharmacological management
established. It is concluded that the treatment carried out was
successful.
Key
words: thyroiditis, supperative thyroiditis
Informe de caso
Paciente femenino de 24 años de edad sin antecedentes de
importancia y ocupación de ama de casa. Consultó inicialmente a un
hospital local de tercer nivel por un cuadro clínico de
45 días de evolución de la aparición de una tumefacción en la
región cervical, zona IV del cuello, con rápido crecimiento y
dolorosa a la palpación. La paciente refiere que inicialmente
le realizaron estudios imagenológicos con hallazgo de nódulo
tiroideo (se desconocen las características) y estudios bioquímicos que
se interpretan inicialmente como hipertiroidismo.
Recibió manejo con metimazol 10 mg VO/día y propanolol 40
mg VO/día, con posterior egreso. La paciente reingresa por no
presentar resolución del cuadro. Además, en los últimos 8 días
presentó incremento progresivo del tamaño de la masa (
figura 1) y dolor intenso sobre la
misma asociado con disfagia, por
lo que decide consultar a nuestra institución
Figura 1. Masa indurada en región lateral izquierda
del cuello
Ingresó al servicio de urgencias y fue valorada inicialmente por el
servicio de cirugía de cabeza y cuello, negando fiebre.
En el examen se encontraba álgida y el único hallazgo positivo
en el examen físico del cuello fue el aumento del diámetro
anteroposterior, bocio grado 3 y presencia de masa tumefacta
lateralizada a la izquierda, con edema, calor local, rubor y dolor,
sin adenomegalias y signo de Pemberton negativo.
La paciente aportó en una hospitalización previa una TSH
menor de 0,015 ng/mL. No aportó ecografía ni T4 libre. Al ingreso se
obtuvo analítica sanguínea que mostró un hemograma con leucocitosis de
25 400 mm
3 a expensas de neutrófilos
24 200 mm
3
,hemoglobina de 10,3 gramos y plaquetas normales; lactato sérico
elevado y gases arteriales con acidosis metabólica leve, transaminasas
ligeramente elevadas (TGO 67, TGP
60) además de T4 libre: sodio, potasio, calcio, BUN, creatinina,
fosfatasa alcalina y bilirrubinas normales, además de serología para
VIH, la cual fue negativa.
Se realizó una tomografía axial computada (TAC) de cuello
contrastado (
figura 2) que
reportó la presencia de una masa
sólida heterogénea con áreas de necrosis en la topografía del
lóbulo tiroideo izquierdo, con efecto compresivo sobre la tráquea que
la desvía hacia la derecha sin disminución significativa del calibre y
presencia de reacción desmoide, hallazgos
relacionados, probablemente, con neoplasia primaria de glándula
tiroides y adenomegalias de aspecto reactivo bilaterales.
Como hallazgo adicional, hubo colapso de la vena yugular interna en el
trayecto proximal adyacente a la masa descrita con
posterior opacificación (la imagen Doppler confirmó la presencia de
trombosis parcial de la vena yugular interna izquierda de
características subaguda frente a crónica recanalizada).
Figura 2. Masa sólida, heterogénea, con áreas de necrosis
en el lóbulo tiroideo izquierdo, con efecto compresivo
sobre la tráquea desviándola hacia la derecha
La paciente fue valorada por el servicio de endocrinología,
que consideró el cuadro clínico además de los paraclínicos solicitados
en el contexto de la presencia de una masa heterogénea en la TAC, con
realce periférico y áreas de atenuación entre
90 y 25 unidades Hounsfield (uh). Se consideró como primera
opción diagnóstica tiroiditis supurativa aguda frente a neoplasia
tiroidea sobreinfectada. Dada la impresión diagnóstica, la
paciente no se beneficiará del uso de antitiroideos, pero sí del
manejo antibiótico de amplio espectro, por lo que se inició el
manejo con ampicilina/sulbactam y se sugirió la toma de hemocultivos y
aspiración del contenido de la lesión con toma de
muestras para cultivo y biopsia. Para una mejor caracterización
de la lesión, se realizó una nueva ecografía del cuello que mostró
una masa dependiente de lóbulo tiroideo izquierdo, con áreas
centrales sugestivas de colección, confirmando el diagnóstico
de tiroiditis supurativa con compromiso vascular adyacente
(síndrome de Lemierre). Se llevó a drenaje guiado por ecografía,
en la que se encontró una colección de aspecto lateral izquierdo de
cuello de 63 x 52 x 16 mm y volumen de 28 mL. Se instauró
catéter para drenaje y se obtuvieron 20 mL de material purulento y se
enviaron muestras para cultivos, los cuales fueron positivos para
Streptococcus anginosus a las 72
horas, sensibles a la
penicilina, así como hemocultivos a las 48 horas positivos para
cocos grampositivos (
Peptostreptococcus
sp.).
A los 3 días posteriores desde el inicio del drenaje percutáneo, por
parte de radiología se realizó un control ecográfico
sin encontrar regresión de la colección, por lo que fue llevada
a exploración de cuello más drenaje quirúrgico, obteniendo
aproximadamente 100 mL de material purulento y tejido necrótico. Se
envió muestra para cultivo, que confirmó el germen
anaerobio procedente de la cavidad oral.
La paciente completó 14 días de antibiótico (ampicilina/
sulbactam), con resolución total de los síntomas. Previo al
egreso, se realizó una ecografía de control que mostró una pequeña
colección residual a nivel del istmo.
La paciente asistió
a su control ambulatorio 2 semanas después con una ecogra- fía en la que se informa un parénquima de forma, tamaño y
posición de características usuales, sin evidencia de lesiones
difusas, que llama la atención por la asimetría e irregularidad
del lóbulo izquierdo y presencia de una lesión de 8,9 x 5,0 mm
de contornos irregulares mal definidos, sin evidencia de alteración de
los vasos del cuello.
Discusión
La mayor parte de la patología de la glándula tiroides está constituida
por las tiroiditis (granulomatosa, de Quervain, linfocítica e
inducida por radiación), condiciones autoinmunes (enfermedad
de Hashimoto, enfermedad de Graves), neoplasias primarias y
metástasis, hemorragia de un quiste preexistente, tirotoxicosis
asociada con amiodarona, infarto, amiloidosis y sarcoidosis.
La presentación más frecuente de la tiroiditis supurativa
es la aguda, una condición poco prevalente que tiene una presentación
variada según la ruta de diseminación, el tipo de microorganismo causal
y la inmunocompetencia del huésped. Sin
embargo, la inferencia es que una tiroides normal es resistente
a la infección por su extenso drenaje venoso y linfático (4), y la
infección suele ocurrir cuando los microorganismos alcanzan
la tiroides por siembra linfática o hematógena de esta glándula
altamente vascularizada (2, 5) o logran propagarse desde sitios
adyacentes de la infección (esófago, orofaringe, oído medio) a
través de la fascia, aunque esto es menos frecuente, ya que la
tiroides está encapsulada por una vaina fibrosa (6).
Los microorganismos grampositivos predominan como
agentes. Los etiológicos de mayor frecuencia son los
Staphylococcus (más común
aureus), se identificaron como
agentes
causales de un tercio de los casos con cultivo positivo. El síntoma
clínico dominante es el dolor en la región cervical anterior,
a nivel de la glándula tiroides, que progresivamente aumenta
de tamaño y se asocia con un edema firme de la glándula y
calor local, que típicamente se desplaza durante la deglución.
El análisis de la función tiroidea mostró hipertiroidismo,
como es habitual en los casos de tiroiditis piógena, con ulterior
normalización de los valores de TSH tras la resolución del
cuadro. La aspiración con aguja fina (FNA) realizada en este
caso, fue útil para obtener el cultivo del germen y dirigir la terapia
médica. En cuanto al tratamiento combinado (médico y
quirúrgico) se ha encontrado que del 64% de los pacientes llevados a
punción y drenaje, el 94% requirió cirugía adicional,
incluida la cirugía de cuello abierto para drenaje.
En conclusión, la tiroiditis supurativa es una patología muy
infrecuente que suele aparecer sobre una tiroides de ecoestructura
alterada, o con patología tiroidea de base, por ejemplo, fístulas del
seno piriforme y, especialmente, en pacientes
inmunodeprimidos. Nuestro caso no cumplía ninguna de estas
características, lo que lo hace aún más inusual.
No se encontraron datos de la epidemiologia de esta patología en
Colombia.
Tiroiditis
Introducción
El término
tiroiditis (o
inflamación de la glándula tiroides) engloba una amplia gama de
enfermedades cuyo origen,
manifestaciones y tratamiento difieren de forma notable. Las
tiroiditis se clasifican según el tiempo de evolución (agudas,
subagudas y crónicas), su presentación clínica (supurada, silente,
posparto), su etiología (infecciosa, autoinmune o desconocida), o por
otras características que incluyen desde nombres propios (Hashimoto, De
Quervain, Riedel) hasta aspectos
anatomopatológicos (granulomatosa, linfocítica, atrófica).
Además, hay tiroiditis que no encajan en este esquema, como
las tiroiditis de origen iatrogénico, ya sea por fármacos (entre
los que destaca amiodarona, litio, interferón alfa o interleucina
2) o posradiación.
Desde el punto de vista funcional, las tiroiditis pueden asociarse con
cualquier presentación. Las variadas formas de tiroiditis pueden causar
tirotoxicosis, hipotiroidismo o no alterar la
función tiroidea. Otro enfoque de clasificación aún más práctico
es clasificarla en aquellas tiroiditis que puedan causar dolor o no.
A continuación, nos referiremos a las tiroiditis más comunes en la
práctica clínica (
tabla 1).
Tabla 1. Tipos de tiroiditis
ACAF: aspiración con aguja fina. Tomada de: Sweeney LB, Stewart C,
Gaitonde DY. Thyroiditis: an integrated approach. Am Fam Physician.
2014;90(6):389-96
Enfermedad tiroidea por IgG4
Es una condición que afecta muchos órganos y sistemas,
incluido el sistema endocrino, en general, y particularmente la
glándula tiroides. Tiene predominio sobre el sexo masculino. Se
divide en 4 subcategorías: tiroiditis de Riedel; variante fibrosante de
tiroiditis de Hashimoto; tiroiditis de Hashimoto relacionada con IgG; y
enfermedad de Graves con IgG4 elevada (7).
Se caracteriza por un infiltrado linfoplasmocítico denso,
con abundante IgG4, además de la formación de tumefacciones y fibrosis
asociado con elevación de los niveles séricos de
IgG4. Son múltiples las entidades asociadas con IgG4.
Epidemiología
La incidencia de la enfermedad es de 0,28%-1,05%/100
000 habitantes. En Japón se presentaron 8000 casos en 2009
con una relación hombre:mujer de 4:1. La edad más frecuente
de aparición está entre los 50 y 70 años (7).
Fisiopatología
Varios factores se han relacionado con esta entidad. Dentro de estos,
los más importantes incluyen factores genéticos,
respuestas mediadas por reacciones antígeno-anticuerpo y
fenómenos alérgicos. En los factores genéticos se han descrito
los relacionados con la pancreatitis autoinmune en la población
japonesa y los asociados con la presencia de los haplotipos HLA-DRB1 *
0405 y HLA-DQB1 * 0401.
En la reacción antígeno anticuerpo y fenómeno alérgico
se presenta una respuesta inicial inducida por un proceso de
infección o por la presencia de alérgenos o microorganismos
comensales, seguido por la infiltración del tejido por linfocitos T
activos. Posteriormente, existe una producción de IL- 4, IL-5, IL-10,
IL-13, IFN-γ, y TGF-β. Moléculas como IL4 e IL10
activan los linfocitos B para la producción de IgE e IgG4 IL-5,
IL-13 y TGF-β y realizan el reclutamiento de eosinófilos y la
ulterior activación de fibroblastos. Luego, el IgE e IgG4 pueden
reaccionar de forma cruzada con autoantígenos. Por último,
los linfocitos B presentan autoantígenos a los linfocitos T
autorreactivos (
figura 3) (7).
Figura 3. Mecanismo patológico de la enfermedad
tiroidea por IgG
Tabla 2. Diagnóstico histopatológico y bioquímico de la
tiroiditis por IgG 4
Tiroiditis fibrosa o de Riedel
Es una forma de tiroiditis muy infrecuente dada su incidencia de 0,06%.
Tiene mayor predilección por el sexo femenino en edades entre los 40-60
años. Se caracteriza por infiltración de la glándula tiroides, la cual
se puede presentar como
anormalidad aislada o como una manifestación de una enfermedad
sistémica. Generalmente se presenta con un aumento
progresivo de la tiroides, la cual es indolora, firme y bilateral
y se puede confundir con otras alteraciones que afectan dicha
glándula: tiroiditis autoinmune, bocio multinodular no tóxico,
tiroiditis subaguda, tiroiditis infecciosa, cáncer de tiroides o
linfoma. Como particularidad, esta entidad puede invadir los
tejidos blandos peritiroideos (8).
Etiología y patogenia
Esta tiroiditis está relacionada con la enfermedad sistémica por IgG4.
Se desconoce su etiología, pero la afectación local
de la tiroides puede ser secundaria a la presencia de enfermedad
sistémica o asociada con enfermedad autoinmune. Se caracteriza por la
presencia de un proceso fibrótico que incluye
un infiltrado de células mononucleares, el cual se extiende más
allá de la tiroides y compromete hasta el tejido blando peritiroideo;
además, puede comprometer las glándulas paratiroides, nervio laríngeo
recurrente, tráquea, mediastino y pared
torácica anterior. En contraste, otras condiciones infiltrativas e
inflamatorias de la tiroides no se extienden más allá de la cápsula
tiroidea. Sin embargo, anticuerpos elevados pueden reaccionar a
antígenos liberados por tejido tiroideo destruido (8).
Clínica
Clínicamente la tiroiditis se presenta como una tumefacción de rápido
crecimiento, de consistencia dura y que comprime estructuras vecinas.
Produce dolor, disnea, disfagia y estridor laríngeo. El 64% de los
pacientes es eutiroideo, 32% de los
pacientes presenta hipotiroidismo y solo 4% hipertiroidismo.
El 60% puede presentar autoanticuerpos elevados. Además,
puede ocurrir asociada con otras afecciones fibrosas: fibrosis
retroperitoneal, mediastinitis fibrosa, colangitis esclerosante,
pancreatitis, fibrosis lagrimal y pseudotumoral orbital y las
lesiones fibroinflamatorias tumefactivas de la cabeza y cuello.
Diagnóstico
El diagnóstico clínico es difícil porque simula una neoplasia o la
variante fibrosa de la tiroiditis Hashimoto. Puede
producir hipoparatiroidismo por compromiso de las glándulas
paratiroideas o síndrome de vena cava superior si su extensión es
mayor. Desde el punto de vista imagenológico disponemos de varios
estudios. La TAC permite valorar la extensión
de la fibrosis y la compresión de la tráquea o el esófago. En
el PET se evidencia aumento del metabólico glucídico. Es útil
para valorar la actividad de la enfermedad y la respuesta a los
corticoides. La gammagrafía tiroidea en esta entidad presenta captación
heterogénea o muy baja. La ecografía tiroidea muestra lesiones focales
o diseminadas, hipoecoicas con compromiso muscular y ausencia y flujo
vascular en las áreas afectadas.
El diagnóstico se suele hacer con biopsia Tru-Cut, dado
que la PAF es difícil por la consistencia del tejido (9).
Tratamiento
El tratamiento está encaminado a corregir el hipotiroidismo y mejorar
los síntomas relacionados con la fibroesclerosis.
El tratamiento de la fibroesclerosis es empírico. Se han empleado
varios esquemas de tratamiento:
- Primera línea: dosis de
metilprednisolona 15-1000 mg/
diarios (la suspensión ocasiona recidiva)
- Segunda línea:
utilización de tamoxifeno, el cual estimula
la producción de TGFβ e inhibe la proliferación fibroblástica y
epitelial. Se utiliza en dosis de 10- 40 mg.
- Tercera línea: rituximab,
el cual puede ser utilizado en casos de fallo a la terapia anterior. La
cirugía descompresiva
se utiliza en casos de compresión o compromiso de la vía
aérea (8, 9).
Tiroiditis subaguda granulomatosa
También llamada por otros nombres:
tiroiditis
no supurativa subaguda, tiroiditis de Quervain o tiroiditis
granulomatosa
subaguda. Es una causa poco común de hipertiroidismo. Se
encuentra relacionada en su presentación con la enfermedad
de Graves de 1:5-10 casos y es más frecuente en mujeres, con
una relación 7:1.
Etiología
Como antecedente encontramos una historia previa de infección de las
vías aéreas superiores, la cual puede estar presente de 2-8 semanas
antes y que precede a la tiroiditis. Se
encuentra asociada con epidemias de virus Coxsackie y otras
infecciones virales, además de la existencia de una fuerte asociación
con el antígeno leucocitario humano (HLA) -B35. Los
virus más frecuentemente asociados son parvovirus, Coxsackie,
sarampión, citomegalovirus (CMV), adenovirus, echovirus. Otro mecanismo
etiopatogénico es la teoría del mimetismo molecular o daño tisular por
los virus que se unen al HLA
B35 de los macrófagos, que activan los LT citotóxicos y producen daño
en la célula folicular. Una característica importante
es que la respuesta inmune no se perpetua, lo que hace que
este proceso sea autolimitado (8, 10).
Patología
Macroscópicamente existe inflamación y aumento del tamaño de la
glándula tiroidea. A nivel microscópico se presenta
infiltración de neutrófilos, linfocitos, histiocitos y células
gigantes, con ruptura y colapso folicular.
Clínica
El patrón clásico de esta entidad es trifásico: un período
de hipertiroidismo inicial seguido de hipotiroidismo y ulterior
recuperación. La sintomatología perdura mientras los niveles
de T4 y T3 se agotan, aproximadamente entre 2-6 semanas
(
figura 4).
Figura 4. Patrón clásico de la tiroiditis
Tomada de: Galofré, JC, Pineda J, Toni M,
et al. Tiroiditis. Medicine-Programa de
Formación Médica Continuada Acreditado. 2016;12(13):742-53.
Patrón trifásico en tiroiditis subaguda
Liberación masiva de T4 y Tg, con elevación de sus niveles,
lo que produce la fase de tirotoxicosis inicial. En esta fase, el
exceso de T4 inhibe la secreción de TSH, lo que hace que los niveles
estén suprimidos. Además, la glándula tiroidea, debido a la
destrucción inflamatoria, pierde su capacidad para almacenar
isótopos radiactivos, por lo cual existe ausencia de captación.
Luego, se produce la degradación de T4 que se ha ido liberando
y tras un fugaz estado de eutiroidismo, el paciente entra en la
segunda fase (hipotiroidismo), ya que la T4 desciende. La hipó- fisis
aumenta la producción de TSH con el objetivo de estimular la
producción de T4 por parte de una tiroides insuficiente
que no es capaz de sintetizar de nuevo T4. Tras varios meses,
la tiroides recupera su capacidad para sintetizar hormonas y se
restablece la función tiroidea hasta normalizar su función.
El comienzo de los síntomas es súbito, con presencia de dolor
intenso local o con irradiación cervical, maxilar y auricular. Puede
presentarse fiebre, anorexia, mialgias y mal estado general. El
50% al 60% de los pacientes presenta tirotoxicosis manifiesta.
La inflamación puede afectar toda la tiroides o solo a un lóbulo y
muy raramente puede evolucionar a una crisis tirotóxica.
Diagnóstico
El perfil bioquímico del hipertiroidismo se presenta en la
fase inicial con T3 y T4L medianamente elevadas. Existe elevación
transitoria de la VSG con niveles usualmente >50 mm/h.
Con frecuencia, la función hepática suele estar alterada en la fase
inicial, relacionado con la infección viral, además de la
presencia de leucocitosis y anemia moderada. Desde el punto
de vista imagenológico, en la gammagrafía encontramos baja
captación del radio yodo o una glándula tiroidea normal o aumentada de
forma difusa y con bajo flujo durante la fase de
hipertiroidismo (10).
Tratamiento
El tratamiento está encaminado al manejo del dolor. Si se
presentan síntomas hipertiroideos se pueden administrar medicamentos
bloqueantes β dado que los síntomas no serán muy
intensos. En la fase hipotiroidea solo se da tratamiento si los
niveles de TSH son mayores de 10 con síntomas de disfunción.
Bajo esta condición se puede administrar levotiroxina en dosis
de 50-100 μg durante 2 a 8 semanas y revalorar la condición
para descartar hipotiroidismo permanente.
El diagnóstico diferencial debe descartar tiroiditis aguda
infecciosa, otras causas de hipertiroidismo hipocaptante, tiroiditis
autoinmune (Hashimoto o Graves), carcinoma tiroideo o
linfoma (8).
Tiroiditis posparto
Se define como la ocurrencia de tirotoxicosis seguida de
hipotiroidismo o la presencia de solo hipotiroidismo en una
mujer hasta 1 año después del parto (se incluye postaborto).
La prevalencia es de aproximadamente el 8% en los embarazos. Las
mujeres que presentan tiroiditis posparto tienen hasta el 30% de riesgo
de desarrollar hipotiroidismo permanente
entre 5-10 años después del episodio. Además, en las mujeres
con hipertiroidismo clínico se debe distinguir de las exacerbaciones
posparto de la enfermedad de Graves.
Patogénesis
Se presenta infiltración linfocítica con características histológicas
similares a las del Hashimoto, sin el mismo grado de fibrosis o atrofia folicular. Hay evidencia de autoinmunidad
tiroidea antes y después de la gestación: presencia de anticuerpos
antiperoxidasa tiroidea (TPO) (+) (inducen citotoxicidad mediada por
reacción antígeno-anticuerpo). El 12%-26%
de las mujeres podría tener anticuerpos TPO positivos. Si los
presentan en el primer trimestre tendrán un riesgo de 33% al
55% de desarrollar tiroiditis posparto. Estas pacientes tienen
una relación CD4/CD8 más alta y mayor número de linfocitos
T activados. Además, se maneja la teoría del microquimerismo
fetal, que es la presencia de células fetales que poseen antígenos
maternos y paternos, los cuales se depositan en la tiroides
materna, desde donde desencadenan autoinmunidad en el
posparto. También se presentan factores ambientales asociados con la
aparición de tiroiditis posparto, como el consumo
de tabaco, toxicidad por yodo y la deficiencia de selenio.
Clínica
La fase hipotiroidea se presenta entre 4-8 meses después
del parto y dura entre 4 y 6 meses. Se puede presentar hipotiroidismo
permanente en aproximadamente el 25% de las
mujeres. Los síntomas más frecuentes son fatiga, disfunción
cognitiva (o depresión) e intolerancia al frío. Solo el hipertiroidismo
con resolución espontánea puede ocurrir en 32%
(entre la primera y sexta semana posparto, duración hasta 2
meses) e hipotiroidismo con resolución espontánea en 43%
(entre el tercer y noveno mes posparto, con duración de hasta
4 meses). También puede presentarse hipertiroidismo seguido de
hipotiroidismo en 25%-30% de las afectadas y permanecer en estado
hipotiroideo durante 1 año posparto. Hay que
diferenciar entre tiroiditis posparto hipertiroidea y la enfermedad de
Graves (11).
Diagnóstico
Dentro del diagnóstico bioquímico se puede encontrar niveles de T3 y T4
elevados o en el límite superior de la normalidad, con una TSH
suprimida o, de forma contraria, según se
encuentre: hiper o hipotiroidea. Anticuerpos antiTPO pueden
estar presentes hasta en el 80% de los casos y suelen estar
más elevados durante la fase de hipotiroidismo. Dentro de los
métodos imagenológicos encontramos la gammagrafía tiroidea, en la cual
está baja la radiocaptación en la fase hipertiroidea (contrario al
Graves). No suele ser necesario realizarlo
dado que la fase hipertiroidea se suele diagnosticar en retrospectiva
(11).
Tratamiento
La mayoría de las pacientes no requiere tratamiento, pero
si presenta hipertiroidismo muy sintomático, las pacientes
serían candidatas a recibir tratamiento con bloqueantes β. El
propanolol es el medicamento de elección durante la lactancia.
Para pacientes con hipotiroidismo sintomático o TSH >10 iniciar
manejo con levotiroxina en dosis de 50-100 μg/día.
Las mujeres con TSH menor de 10, asintomáticas y que no
estén planeando un siguiente embarazo no requieren intervención. Se
debe monitorizar la función tiroidea cada 4-8 semanas
para determinar la resolución bioquímica o si se presenta
hipotiroidismo permanente. La duración del tratamiento debe
recomendarse hasta 6 semanas después de iniciado, pero dependerá del
seguimiento individual de cada paciente (8).
Tiroiditis infecciosa
Las tiroiditis infecciosas son infrecuentes y afectan principalmente a
pacientes con estado de inmunosupresión. El 85%
de estas es bacteriana, 15% micótica y 5% parasitaria. Por lo
general se presentan por diseminación hematógena a través
de una fístula en el seno piriforme o del seno del cuarto arco
branquial o por la presencia de una fístula en el conducto tirogloso
persistente. También se puede desarrollar luego de procedimientos
cervicales, colocación de catéter venoso central o
biopsia por aspiración con aguja fina.
Etiología
Anatómicamente existen varias vías de diseminación:
- Fístula del seno piriforme
- Diseminación linfática o hematógena (incluida la embolia
séptica), aumento del riesgo por alteraciones anatómicas
de la tiroides (nódulo tiroideo o cáncer)
- Extensión directa de un absceso
- Trauma cervical
- Inoculación directa de la tiroides o la anatomía próxima
(uso de medicamentos IV, estudios intervencionistas,
como ACAF o colocación de CVC)
- Infección secundaria
- Ruptura esofágica
- Ingestión de cuerpo extraño con perforación esofágica
- Absceso retrofaríngeo
- Alteraciones anatómicas de la glándula tiroides.
Diagnóstico
Los estudios imagenológicos pueden ser utilizados como
apoyo. La TAC permite valorar la extensión del compromiso
y las estructuras vecinas y es la primera elección en muchos
centros. La ecografía de tiroides es de elección en pacientes sin
compromiso de la vía aérea. Permite el diagnóstico microbiológico y
tratamiento mediante ACAF. La aspiración con aguja
de la colección se utiliza para drenaje y obtener los cultivos
de la misma. Además, se realizará fistulectomía en los casos
que sea necesario. Se debe evitar el uso de corticoides, ya que
pueden agravar el proceso (12).
Tratamiento
En caso de persistencia de síntomas dado por deterioro
clínico y dos ecografías con FNA sin mejoría clínica, la indicación de
drenaje abierto, dado el riesgo de perforación esofágica, extensión a
mediastinitis necrotizante o sepsis, es la mejor
opción. La tiroidectomía parcial o total solo debe ser considerada en
casos de abscesos múltiples, pobremente definidos y
con persistencia de deterioro del estado general; tejido tiroideo
necrótico o sospecha de malignidad subyacente (12).
Una sugerencia para la recomendación de algoritmo incluye:
- Primera etapa:
diagnóstico diferencial, monitorización de
la vía aérea y cardíaco, paraclínicos y estudio de TAC contrastado.
- Segunda etapa: drenaje
transcutáneo o abierto en pacientes con compresión de la vía aérea. Se
debe considerar
manejo conservador con antibióticos según la condición
del paciente.
- Tercera etapa: manejo final. Drenaje quirúrgico en casos
de persistencia. Tiroidectomía solo en casos de enfermedad muy extensa
y corrección de fístulas de seno piriforme, si es el caso.
La evaluación y manejo de la tiroiditis aguda se presentan
en las
figuras 5, 6, 7 y 8.
Figura 5. Evaluación aguda y manejo de la tiroiditis
aguda supurativa (12)
Figura 6. Evaluación secundaria y manejo de tiroiditis
aguda supurativa (12)
Figura 7. Manejo a largo plazo de
la tiroiditis aguda (12)
Figura 8. Enfoque de la tiroiditis
Responsabilidades éticas
Confidencialidad de los datos
Los autores declaran que han seguido los protocolos de su
centro de trabajo sobre la publicación de datos de la paciente
y que esta recibió información suficiente y ha dado su consentimiento
informado para participar en dicho reporte.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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