Osteomalacia:
desde la sospecha clínica al tratamiento.
Revisión del tema
Osteomalacia:
from clinical suspicion to treatment: topic review
Duque V1,
Barrera N1
, Gómez J1
, Guerra V1
, Ceballos L1
, Aristizábal N2
.
![](https://revistaendocrino.org/index.php/rcedm/article/download/548/720/2832)
1
Estudiante pregrado de Medicina, Universidad Pontificia
Bolivariana, Facultad de Medicina. Medellín, Colombia.
2
Médico internista-Endocrinólogo, Clínica Universitaria Bolivariana,
Clínica Las Américas, Medellín, Colombia
Autor de
correspondencia: Valentina
Duque Cano
Correo
electrónico:
vduquecano29@gmail.com
Fecha
de recepción: 01/04/2019
Fecha de
aceptación: 29/08/2019
![](https://revistaendocrino.org/index.php/rcedm/article/download/548/720/2832)
Resumen
El propósito de este artículo es
presentar una revisión de
la literatura acerca de la epidemiología, fisiopatología,
manifestaciones clínicas y manejo de la osteomalacia. De este
modo, se busca brindar información actualizada que conduzca a una mejor
comprensión de la enfermedad y un adecuado
tratamiento. Para una correcta mineralización ósea es necesario
mantener un aporte adecuado de vitamina D y que los
distintos procesos metabólicos que rigen sus efectos fisiológicos
permanezcan indemnes, considerando que el papel de
la vitamina D en el organismo es mantener la homeostasis del
calcio y la salud ósea. El déficit de esta vitamina puede producir
raquitismo durante la infancia y osteomalacia en adultos. El
aporte de vitamina D al organismo puede darse por dos vías:
de manera endógena, mediante la exposición de la piel a la luz
solar; o de manera exógena, a partir de la dieta. Cualquier condición
que produzca una alteración de las dos vías y genere un
déficit significativo de vitamina D o de sus efectos fisiológicos
puede manifestarse en los adultos como osteomalacia. En Colombia la
deficiencia de vitamina D tiene una prevalencia de
alrededor del 55,3 %. Las manifestaciones clínicas de la osteomalacia,
considerando la amplia variedad de signos y síntomas, pueden
denominarse conjuntamente como síndrome
osteomalácico. Dadas las
múltiples causas que pueden devenir
en la osteomalacia, lo más adecuado es identificar la etiología
que da origen al cuadro clínico para establecer un esquema
terapéutico efectivo.
Palabras clave:
osteomalacia, deficiencia de vitamina D,
hipofosfatemia, hipocalcemia, calcificación fisiológica.
Abstract
This review
it´s proposed to explore
updated bibliography
taking in a count the epidemiology, physiopathology, clinical
manifestations and treatment of Osteomalacia to achieve a
better comprehension about the disease and a proper specific
treatment to this condition. It’s known that for a correct
mineralization it’s necessary an appropriate input of vitamin D and
it´s metabolic processes must remain unscathed. Vitamin D role
in the human body is to maintain the homeostatic balance of
calcium and the bone health; vitamin D deficit can cause Rickets
in childhood and Osteomalacia in adults; this way, the most frequent
cause of Osteomalacia it´s the vitamin D deficiency and in
Colombia it´s prevalence is around 55,3%. Vitamin D is provided
to the organism through two ways: endogenously from the solar
exposition of the skin or exogenously from the diet. Any condition that
alterate one of the two ways and produce a significant
deficit of vitamin D or a detriment of its physiological effects can
manifestate as osteomalacia. The clinical manifestations of
osteomalacia, considering the wide variety of signs and symptoms,
can be referred to jointly as Osteomalacia Syndrome. On the
grounds that a multiple causes can produce osteomalacia, it’s
advisable to identify the etiology of the clinical manifestations
to establish an effective therapeutic scheme.
Key
words: osteomalacia,
vitamin D deficiency, hypophosphatemia, hypocalcemia, physiologic
calcification.
Introducción
La osteomalacia es un defecto o
retraso de la mineralización de la
matriz orgánica del hueso u osteoide(1) en sitios de
recambio óseo(2). Este término se suele confundir con otras
entidades como el raquitismo y la osteoporosis. Es una alteración
clínica diferente al raquitismo, el cual hace referencia a
la deficiencia de mineralización, específicamente en el cartílago de
crecimiento, por lo que, a diferencia de la osteomalacia,
no es posible que se produzca en adultos después del cierre
epifisario(1). Por otro lado, se distingue de la osteoporosis, ya
que esta última se produce por una reabsorción excesiva del
hueso existente; y en la osteomalacia el defecto radica sobre la
formación de hueso nuevo(2).
Métodos
Se realizó una revisión de tema.
Las palabras clave utilizadas para la
búsqueda fueron: osteomalacia,
vitamin D deficiency, hypophosphatemia, hypocalcemia, physiologic
calcification,
correspondientes a su traducción en español con base en el
Medical Subject Heading (MeSH)(3).
Definición
La osteomalacia es un problema de
la mineralización del
osteoide que recién se forma en los lugares de recambio óseo,
el cual constituye, por lo tanto, un trastorno en el proceso de
remodelado óseo del hueso maduro(1, 2).
Epidemiología
La prevalencia e incidencia de la
osteomalacia es difícil de
precisar, debido a que es una enfermedad comúnmente asintomática; la
mayoría de las veces se encuentra asociada con
osteoporosis en ancianos(4) y con su etiología multifactorial(5).
Se estima que la prevalencia descrita en pacientes ancianos va
del 1 % (determinada en autopsias) hasta el 18 %(4). La causa
más frecuente de osteomalacia es la deficiencia de vitamina
D(6), la cual es una condición frecuente. En un estudio realizado
en Estados Unidos se encontró que la prevalencia de deficiencia de
vitamina D era del 41,6 %, siendo más frecuente en raza
negra e hispanos(7). En la actualidad, no hay estudios en los que
se determine la prevalencia de osteomalacia en Colombia.
Metabolismo de la vitamina D
Síntesis de 1,25 (OH)2D3
a partir de la
vitamina D3
La vitamina D3 (colecalciferol) puede ser sintetizada
en la
piel a partir de 7-dehidrocolesterol, mediante un desdoblamiento
fotoquímico en respuesta a la radiación ultravioleta, o
también puede provenir de la dieta: productos lácteos, aceites
de pescado (arenque, bacalao) y las yemas de huevo(8-10). La
vitamina D producida a partir del 7-dehidrocolesterol depende de la
intensidad de la exposición a la radiación ultravioleta(11). La
vitamina D de origen vegetal se encuentra en forma de
vitamina D2, mientras que la procedente de animales está en
forma de vitamina D3. Estas dos formas tienen una actividad
biológica equivalente y se activan con la misma eficacia, por
medio de las hidroxilasas de vitamina D en el ser humano(12).
Para que la vitamina D pueda
ejercer sus efectos fisiológicos debe ser
convertida a su forma activa. Desde su absorción
en el intestino o su producción en la piel, la vitamina D viaja
por el torrente sanguíneo unida a la proteína transportadora
de vitamina D (DBP, por sus siglas inglés: vitamin D binding
protein), que se encarga de
llevarla al hígado y al riñón.
En el hígado, la vitamina D3 sufre una 25-hidroxilación por
enzimas semejantes a las del citocromo P-450, cuyo producto
es la formación de 25-hidroxivitamina D3 o 25(OH)D3.
Esta enzima (la
25-hidroxilasa) no se encuentra muy bien regulada y,
por ende, la 25(OH)D3 es la principal forma circulante y de
depósito de
la vitamina D(6). Luego, la 25(OH)D3 es llevada por la
DBP al riñón, donde es nuevamente hidroxilada por la enzima
25(OH)D-1α-hidroxilasa, que está presente en las células del
túbulo contorneado proximal.
El resultado final es la
1,25-dihidroxivitamina D o
1,25(OH)2D3 (calcitriol) hormonalmente activa,
que es la
responsable de
la mayoría de los efectos fisiológicos de la vitamina D. La hormona
paratiroidea (PTH) estimula la hidroxilasa
renal, en tanto que el calcio (Ca2+) y el factor de crecimiento
fibroblástico 23 (FGF23) –que es secretado por los osteocitos
y que funciona en el riñón como una hormona fosfatúrica; y en
el intestino, inhibiendo la absorción de fosfato– la reprimen.
La 1α-hidroxilasa también es inhibida por el producto de la
acción de la enzima, la 1,25(OH)2D3
(11).
La principal vía de inactivación de
los metabolitos de la vitamina D es
un paso de hidroxilación adicional que realiza vitamina D
24-hidroxilasa (CYP24R1), una enzima que se expresa
en casi todos los tejidos. La 24-hidroxilasa puede hidroxilar
tanto la 25(OH)D3 como la 1,25(OH)2D3.
Sin
embargo, se ha sugerido que
esta última es el principal inductor de la vitamina
D 24-hidroxilasa y promueve así su propia inactivación. Finalmente, la
24-hidroxilasa facilita la conversión de la 1,25(OH)2D3
a 1,24,25(OH)3D3 y luego a ácido calcitroico
(metabólicamente
inactivo), que es excretado en la bilis(9, 11, 12) (Figura 1).
Efectos fisiológicos de la 1,25(OH)2D3
o
calcitriol
La 1,25(OH)2D3 ejerce sus efectos por medio de su
unión a
un receptor nuclear denominado receptor de vitamina D (VDR,
por sus siglas en inglés: vitamin D receptor), que está presente en el
sistema musculoesquelético (osteoblastos, condrocitos
y músculo estriado esquelético), gastrointestinal y hepático,
endocrino (paratiroides, células C tiroideas, células β pancreáticas,
glándulas suprarrenales e hipófisis), renal (células tubulares, aparato
yuxtaglomerular y podocitos), entre otros(13). La
1,25(OH2)D3 actúa como un mensajero químico que
induce
respuestas
genómicas y no genómicas al unirse a su receptor(14).
Figura 1. Metabolismo de la vitamina D.
La 1,25(OH)2D3 es esencial para la interacción
entre los riñones, huesos, glándula paratiroides e intestino,
manteniendo
los niveles de calcio dentro de unos límites estrechos(13). Además,
conserva las concentraciones séricas de calcio y fosfato,
para mantener la mineralización de la matriz ósea previamente no
mineralizada(13).
Fisiopatología de la osteomalacia
Las consecuencias de la deficiencia
de vitamina D sobre
la salud ósea incluyen: osteomalacia y raquitismo(10), ambas
relacionadas con un defecto en la mineralización ósea. En el
proceso de remodelado óseo fisiológico en el adulto, durante
la fase de formación ósea, los osteoblastos sintetizan colágeno y otras
proteínas de la matriz ósea, como constituyentes de
una sustancia denominada osteoide.
En una fase subsiguiente
se produce la mineralización de este osteoide con el depósito de calcio
y fósforo, para formar los cristales hidroxiapatita
del tejido óseo maduro sin la participación directa de los
osteoblastos. Los minerales óseos son depositados inicialmente
como fosfato cálcico amorfo y, luego, se convierten a la forma
cristalina de la hidroxiapatita. El calcio requerido para este
proceso es tomado del espacio extracelular y transportado a
las vesículas de la matriz(6).
Para que el proceso de
mineralización ósea se lleve a cabo
correctamente, el hueso depende directamente de la suficiencia de
calcio y fósforo, de la presencia de una matriz de colágeno normal, de
la ausencia de inhibidores de la mineralización
(como el pirofosfato) y de una cantidad adecuada de fosfatasa
alcalina ósea (una enzima que proviene de la actividad osteoblástica y
que es imprescindible para la disponibilidad de
fosfato y una correcta mineralización de la matriz; tal efecto
lo consigue al hidrolizar el pirofosfato). Los defectos en estos
requisitos constituyen la causa de la mayoría de las formas de
osteomalacia(1, 6).
Osteomalacia significa
reblandecimiento del hueso. Hasta el 70 % de la
mineralización del osteoide depositado por
los osteoblastos avanza aproximadamente 1 μm por día; no
obstante, en la osteomalacia la mineralización se enlentece o
detiene completamente, mientras que los osteoblastos continúan
produciendo osteoide, que se acumula en cantidades
excesivas. En último término, la acumulación de un osteoide
no mineralizado tiene como producto resultante un hueso
carente resistencia y calidad(1). La deficiencia de vitamina D
prolongada en el tiempo puede conducir a hipocalcemia con
hiperparatiroidismo secundario, hipofosfatemia y, finalmente,
osteomalacia(6).
Etiología de la osteomalacia
A pesar de que es una entidad poco
frecuente, las posibles
causas de osteomalacia son muy numerosas y pueden clasificarse dentro
de tres grupos(6, 8, 15) (Tabla 1).
- Alteraciones en el metabolismo de la vitamina D
- Alteraciones en el metabolismo del fósforo
- Acumulación de inhibidores de la mineralización
Tabla 1. Causas más
frecuentes de osteomalacia
![Tabla 1. Causas más frecuentes de osteomalacia](https://revistaendocrino.org/index.php/rcedm/article/download/548/720/2834)
Tomada y modificada de la referencia 6.
Alteraciones en el metabolismo de la
vitamina D
La deficiencia de vitamina D es la
causa más frecuente de
osteomalacia. Los trastornos del aparato digestivo, hepáticos
o pancreáticos pueden ser el origen de los problemas de la vitamina D.
La gastrectomía y la cirugía para el tratamiento de
la obesidad son algunas de estas causas. En las enfermedades
que cursan con malabsorción, como enteropatías inflamatorias,
enfermedad celíaca o pancreatitis crónica, el problema no
suele ser tanto por el déficit de absorción de la vitamina D de
la dieta, sino por la interrupción de la circulación enterohepática de
metabolitos de la vitamina D. En ese sentido, también
juegan un papel importante la hepatopatía o la nefropatía,
que se caracterizan por defectos en la 25-hidroxilación o en la
1α-hidroxilación, respectivamente, así como síndromes nefróticos en los
cuales la pérdida de vitamina D ligada a proteínas
es considerable(6).
Además, existen dos trastornos
hereditarios que se acompañan de un
pseudodéficit de vitamina D, los denominados
raquitismos
vitamino-D-dependientes
(VDDR) tipo I y II. El
VDDR-I se debe a una ausencia de la 1α-hidroxilasa renal por
mutación del gen que la codifica, mientras que el VDDR-II es
una alteración genética del receptor de la vitamina D(6).
Alteraciones en el metabolismo del
fósforo
En este grupo de osteomalacias se
incluyen una serie de
trastornos en los que hay una pérdida anormal de fosfato por
el riñón e hipofosfatemia. En la homeostasis humoral del fosfato
participan el calcitriol y la PTH, así como el FGF-23; y pueden
clasificarse como hereditarias o adquiridas(6).
Causas
hereditarias
- Raquitismo hipofosfatémico
ligado al cromosoma X:
es el más común y supone 80 % de los casos. Se debe a una
mutación en el gen phosphate regulating gene with homologies to
endopeptidases on the X chromosome (PHEX, por
sus siglas en inglés). Se da por diversos mecanismos, entre
ellos la elevación del FGF-23, que causa un incremento de
la fosfaturia y, como consecuencia, hipofosfatemia.
- Raquitismo hipofosfatémico
autosómico: está relacionado con mutaciones del gen que codifica
el FGF-23 situado en el cromosoma 12, que da como resultado un FGF-23
más resistente a la degradación por proteinasas.
- Raquitismo hipofosfatémico con
hipercalciuria: es
muy raro. El trastorno genético responsable está probablemente
relacionado con defectos en las proteínas
implicadas en la reabsorción tubular renal del fósforo.
Puesto que cursa con un aumento de los niveles séricos de
1,25(OH)2D3, se manifiesta con hipercalciuria(6).
Causas
adquiridas
- Osteomalacia tumoral:
está asociada con tumores benignos de tamaño pequeño y de origen
mesenquimatoso,
difíciles de localizar. Aunque también se ha descrito que
se asocia con carcinoma de mama, próstata y pulmón. El
tumor produce FGF-23, por lo que se disminuye la reabsorción tubular de
fosfatos y la hidroxilación renal de la
vitamina D(6).
- Disfunción del túbulo renal:
se da por el síndrome de
Fanconi y la acidosis tubular renal, que puede ser multicausal(6).
Manifestaciones clínicas
El hueso poco mineralizado tiene
menor resistencia, es
más maleable y está predispuesto a las fracturas. Con frecuencia esta
situación es asintomática; sin embargo, los pacientes
pueden tener manifestaciones relacionadas con la debilidad
ósea y las alteraciones del metabolismo fosfocálcico(16). En su
forma clásica, la osteomalacia se caracteriza por tener múltiples
signos y síntomas que pueden denominarse colectivamente síndrome
osteomalácico. Algunos
síntomas son vagos
e inespecíficos; no obstante, hay otros síntomas que son altamente
específicos y, a menudo, diagnósticos; es necesario un
alto grado de sospecha en el contexto clínico adecuado, especialmente
en las etapas iniciales(6, 17).
El dolor en la osteomalacia es
sordo y poco localizado,
pero se siente claramente en los huesos. El dolor óseo suele
ser persistente y empeora por el peso o la contracción de los
músculos durante la locomoción(16). Rara vez se alivia completamente
con el descanso, suele ser simétrico y difuso, que comienza en la parte
inferior de la espalda, luego se extiende a la
cintura pélvica, las caderas y la parte superior de los muslos y
las costillas. La compresión lateral de las costillas o de la cintura
pélvica, y la compresión del esternón son maniobras clínicas útiles
para provocar dolor en casos leves a moderados(6, 17).
La debilidad muscular puede variar
desde una anomalía
sutil detectable solo con un examen físico cuidadoso, hasta una
discapacidad grave que puede llegar a provocar una parálisis
completa. Los síntomas específicos incluyen dificultad para
levantarse de una silla, subir o bajar escaleras, y el modo de
caminar característico causado por la incapacidad para levantar la
pierna del suelo, debido a la debilidad del cuádriceps.La
marcha anormal puede ser el resultado de dolor o debilidad(6).
En pacientes con formas genéticas
de osteomalacia, se
pueden observar deformidades residuales de raquitismo con
estatura baja asociada. Las deformidades relacionadas con
el ablandamiento del esqueleto adulto incluyen cifosis, genu
varo, genu valgo, pectus carinatum, protrusio acetabuli
y pelvis
trirradiada con un arco pubiano estrecho (Figura 2), que son
poco comunes en la práctica contemporánea(1, 6, 18-21).
Cuando existe hipocalcemia, pueden
aparecer manifestaciones de tetania
como parestesias, contracturas tónicas,
convulsiones y signos de Chvostek y Trousseau. En las formas
graves, pueden desarrollarse deformidades en el tórax (tórax
en campana) y esternón (esternón en quilla)(16, 22).
Los múltiples cambios óseos que se
presentan en esta patología se
pueden detectar en los estudios radiográficos y básicamente son el
resultado de un incremento en la secreción de
PTH o de una alteración en la mineralización de la matriz ósea.
El hiperparatiroidismo secundario, una consecuencia inevitable del
agotamiento de la vitamina D, conduce al adelgazamiento del hueso
cortical. El aumento de la porosidad cortical
se manifiesta como estrías corticales en los metacarpianos y
las falanges. La manifestación radiográfica más común es la osteopenia.
Se pueden ver cambios en la forma del hueso, como
el protrusio
acetabuli (Figura 2E), aunque son poco
frecuentes
en la actualidad.
Otro hallazgo muy característico de
la osteomalacia, aunque igualmente
infrecuente, son las fracturas por estrés (zona
de Looser); estas son fisuras incompletas sin desplazamiento,
que aparecen como resultado de traumas repetitivos. Las zonas afectadas
con mayor frecuencia son las costillas, pubis, escápula, cara inferior
del cuello femoral, cara medial del fémur
proximal y los metatarsianos(16).
Figura 2. Signos
clínicos de la
osteomalacia. A. Cifosis, pectus
carinatum. B y C. Genu varum. D. Genu
valgum.
E. Protrusio acetabuli.
Tomadas de las referencias 18, 19, 20 y
21.
![Figura 2. Signos clínicos de la osteomalacia. A. Cifosis, pectus carinatum. B y C. Genu varum. D. Genu valgum.](https://revistaendocrino.org/index.php/rcedm/article/download/548/720/2835)
Diagnóstico
El diagnóstico se debe sospechar en
los casos de dolor óseo
en pacientes de alto riesgo. La densitometría ósea no se requiere para
hacer el diagnóstico, dado que los hallazgos en estos casos son
indistinguibles de los de la osteoporosis. El diagnóstico
se basa en la combinación de los síntomas, signos clínicos y los
hallazgos de laboratorios: calcio, fósforo, albúmina, 25(OH) vitamina D
y hormona paratiroidea intacta; pocas veces se cuenta
con la confirmación histológica de la enfermedad.
Estudios de laboratorio
Las anormalidades en las pruebas de
laboratorio dependen
directamente de la causa de la osteomalacia; las principales
(evidenciadas en los casos de deficiencia de vitamina D) son(16):
- Niveles de 25(OH) vitamina D <10 -15 ng/mL (100 %)
- Hormona paratiroidea elevada (100 %)
- Fosfatasa alcalina elevada (95 %-100 %)
- Calcio urinario bajo (87 %)
- Hipocalcemia e hipofosfatemia (25 %-38 %).
Al ser el déficit de vitamina D la
principal causa de osteomalacia, se
debe tener en cuenta que los niveles séricos de
25-hidroxivitamina D son el mejor indicador para conocer el
estado general de la vitamina D, porque su medición refleja la
vitamina D total(12).
Estudios radiográficos
Están indicados en casos de dolor
severo.
Biopsia ósea
Está indicada cuando el diagnóstico
es dudoso; no está ampliamente
disponible en nuestro medio.
Tratamiento
Se debe identificar la etiología.
El tratamiento del déficit de
vitamina D se basa en la observación de que 800 UI de esta vitamina con
complementos de calcio disminuyen el riesgo de fracturas de la cadera
en ancianos; por lo tanto, se considera que
esta dosis constituirá el consumo diario adecuado para evitar la
deficiencia en los adultos. En individuos que tienen disminución
de la 1α-hidroxilación, el tratamiento indicado incluye los metabolitos
activos, como son 1,25(OH)2D3 (calcitriol 0,25 a
0,5 μg/
día) y 1,25-dihidroxivitamina D2 (2,5 a 5 μg/día).
Si la vía necesaria para la
activación de la vitamina se encuentra
intacta, se puede tratar la deficiencia profunda (valores <10 ng/mL)
con la repleción farmacológica; en la etapa
inicial 50 000 UI por semana, por tres a 12 semanas, seguida
de dosis de sostenimiento de 800 UI/día(23). Pueden ser necesarias
dosis farmacológicas para el tratamiento de sostenimiento en pacientes
que reciben medicamentos que aceleran
el metabolismo del 1,25(OH)2D3 o producen
resistencia. En
casos especiales, como la cirugía bariátrica o en síndromes de
malabsorción, se pueden requerir hasta 200 000 UI semanales. La
suplementación de calcio incluye la administración de
1,5 a 2,0 g de calcio elemental al día(23).
Para hacer una vigilancia seriada y
determinar la resolución
de la deficiencia vitamínica, los métodos más eficaces incluyen
las mediciones del calcio en suero y orina. En individuos en
quienes se produjo la reposición de la vitamina y reciben complementos
adecuados de calcio, la excreción de calcio en orina
de 24 horas debe estar en 100 a 250-300 mg/24 horas. Se debe
tener en cuenta que las concentraciones menores sugieren falta
de adherencia al régimen terapéutico o una menor absorción
de los suplementos de calcio o vitamina D. Las concentraciones
mayores de 250 mg/24 horas predisponen a nefrolitiasis, por
lo que es necesario disminuir las dosis de la vitamina, del calcio
o ambos(12, 23). El tratamiento se mantendrá hasta la resolución
de la osteomalacia. La elevación de la calciuria y de la densidad
mineral ósea indican que se ha resuelto el trastorno metabólico
óseo, lo que se puede tardar muchos meses(6).
La corrección de la hipofosfatemia
debe estar guiada por
la presencia de signos o síntomas, y el estado clínico general
del paciente. También hay que tener en cuenta la presencia de
insuficiencia renal, la administración concomitante de glucosa
intravenosa y la posibilidad de empeorar la hipocalcemia coexistente.
Hay pocos datos de estudios clínicos para calcular la
dosis apropiada y la velocidad de administración de fosfato. En
pacientes con niveles de fósforo <2,5 mg/dL, sin insuficiencia
renal grave (etapas 1, 2 y 3) o hipocalcemia, la administración
de 2 a 8 mmol/h de fósforo elemental intravenoso durante 4 a
8 horas corrige frecuentemente la hipofosfatemia sin provocar
hiperfosfatemia ni hipocalcemia(24).
Es fundamental el seguimiento del
calcio y del fosfato séricos cada 6 a
12 horas. La hipofosfatemia menos grave (valores
mayores a 2,5 mg/dL) se debe tratar con suplementos orales
de fosfato si es posible, por lo general, en una dosis de 1 a 2 g/
día (de fosfato elemental) de fosfato potásico o sódico neutro
repartida tres o cuatro veces al día. Sin embargo, en muchos
pacientes la administración oral de fosfato está limitada por
náuseas o diarrea(24).
El KRN23 (burosumab) es un
anticuerpo monoclonal de
inmunoglobulina G (IgG) 1 humano recombinante, que se une
al FGF23 y bloquea su actividad. Tiene el potencial de mejorar
los resultados bioquímicos y esqueléticos en adultos y niños
con hipofosfatemia ligada al cromosoma X, la cual se caracteriza por
tener altos niveles del FGF23 debido a una mutación
del gen PHEX(25-28). En un estudio fase I, realizado en pacientes
asiáticos, se demostró que el burosumab aumenta los niveles séricos de
1,25(OH)2D3, al neutralizar el efecto del FGF23
y mejora la hipofosfatemia. No hubo alteración de los niveles
de calcio y paratohormona, no hubo efectos adversos significativos y se
demostró, además, que no hay variaciones de su
efectividad en las diferentes razas(29).
Otro estudio realizado en pacientes
americanos encontró que esta
molécula mejora la capacidad funcional de estos
pacientes, reduce síntomas como el dolor y la rigidez osteomuscular, y
favorece la regeneración ósea en fracturas. Además, demostró un buen
perfil de tolerabilidad en pacientes
adultos y pediátricos; y los efectos adversos reportados eran
leves a moderados (cefalea, reacciones locales en el sitio inyectado,
náuseas, vómito, fiebre, mialgias, dolor dental, abscesos
dentales y vértigo). En cuanto a los efectos adversos graves,
se encontró hiperfosfatemia en el 7 % de los adultos estudiados,
reacciones de hipersensibilidad tanto en niños como en
adultos, empeoramiento de cuadros de síndrome de piernas
inquietas preexistentes y aún sigue en estudio si la estenosis
espinal puede empeorar con el uso de burosumab(30).
El tratamiento de la osteomalacia
en el embarazo se basa
en los reportes de casos, en los que las mujeres embarazadas
con osteomalacia (diagnosticada en el momento del parto)
fueron tratadas exitosamente con altas dosis de vitamina D
(600 000 UI por vía intramuscular como dosis única después
del parto) y suplementos de calcio (hasta 1,5 g por día). Sin
embargo, la administración durante el embarazo de una dosis
tan alta de vitamina D no se ha estudiado adecuadamente(31).
En series de casos de la década de
1960, las mujeres embarazadas con
osteomalacia fueron tratadas de manera segura
con calcio y 3000 a 6000 UI de vitamina D al día. Otros estudios
evalúan la administración de esta vitamina en mujeres
embarazadas con deficiencia de esta, algunas de las cuales tenían
elevaciones en la PTH en suero, pero ninguna tenía deficiencia de
vitamina D de suficiente gravedad y duración como
para causar osteomalacia. En estos ensayos, la administración
de suplementos de vitamina D a las 12 a 27 semanas de gestación con
400, 800, 2000 o 4000 UI diarias de D3 o 200 000 UI
como dosis oral única fue segura y logró aumentar las concentraciones
séricas de vitamina D(31).
Las mujeres que son diagnosticadas
con osteomalacia
durante el embarazo deben recibir calcio adecuado (aproximadamente 1000
a 1500 mg diarios) y vitamina D. Típicamente, comienzan con 2000 a 4000
UI al día. Se debe hacer
seguimiento midiendo la 25-hidroxivitamina D (25[OH] D) en
suero, el calcio y la excreción urinaria de este después de un
mes y tres meses; luego, con menos frecuencia (cada 6 a 12
meses), hasta que la excreción urinaria de calcio de 24 horas
sea normal. Si con la dosis inicial la 25(OH) D sérica no mejora
después de tres a cuatro meses de tratamiento, la dosis de
vitamina D puede aumentar de 1000 a 2000 UI por día. La dosis de
vitamina D se debe disminuir, según sea necesario, para
prevenir la hipercalcemia o la hipercalciuria(31).
El raquitismo hipofosfatémico
hereditario se trata con
una combinación de suplementos de fosfato y calcitriol. La
osteomalacia inducida por un tumor se trata de manera similar, hasta
que sea posible el tratamiento del tumor causante;
o, indefinidamente, si esto no es posible. La osteomalacia por
acidosis tubular renal se trata inicialmente con 5000 a 10 000
UI por día de vitamina D y la acidosis se corrige con citrato de
sodio y/o potasio. La hipofosfatasia es un trastorno raro del
metabolismo con pocas opciones de tratamiento, se ha venido utilizando
la terapia de reemplazo enzimático asfotasa alfa
(Strensiq®).
Conclusiones
La osteomalacia se caracteriza por
una alteración en la mineralización
de la matriz orgánica ósea en sitios de recambio,
la causa más frecuente es la deficiencia de vitamina D3.
Cursa
con dolor y sensibilidad en los huesos, con la consecuente debilidad
muscular y dificultad para caminar. Una sospecha clínica temprana en
individuos con factores de riesgo, así como
el diagnóstico y tratamiento oportuno permitirán impactar de
forma positiva en la calidad de vida del paciente.
Conflictos de interés
Los autores declaran no hacer parte
de actividades financieras
relacionadas con otras empresas, ni estar involucrados
en alguna situación que haga que la capacidad de juzgar sobre
un asunto esté influenciada por algún interés.
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