Adenoma
corticotropo silente: reporte de caso
Silent
corticotroph adenoma: case report
Gómez C1
, Taboada L2
1
Médica Internista-Endocrinóloga, Hospital Universitario San
Ignacio. Bogotá, Colombia.
2
Médica Internista, Fellow en Endocrinología, Pontificia Universidad
Javeriana. Bogotá, Colombia
Autor de
correspondencia: Lucía
Beatriz Taboada Barrios
Correo
electrónico:
lb_taboada@javeriana.edu.co
Fecha
de recepción: 10/10/2019
Fecha de
aceptación: 22/10/2019
Resumen
Los adenoma corticotropos silentes
son tumores hipofisarios de linaje
corticotropo, que no se asocian con hallazgos
bioquímicos o clínicos de hipercortisolismo. Se presenta el caso
de un paciente de sexo masculino de 35 años con antecedente
de macroadenoma de hipófisis no funcional, quien fue diagnosticado en
el 2007 y cuenta con una última patología de 2018,
que confirma el adenoma corticotropo, más probablemente del
subtipo densamente granulado. El paciente se sometió a cuatro
procedimientos quirúrgicos y recibió radioterapia. Hay un resultado
positivo para la hormona adrenocorticotrópica (ACTH)
en inmunohistoquímica y se evidencia la elevación de esta en
plasma; sin embargo, ante la ausencia de signos clínicos o bioquímicos
de hipercortisolismo, se considera el diagnóstico de
adenoma corticotropo silente. El tumor ha presentado un comportamiento
agresivo, es invasor a estructuras vecinas y en la
última patología se evidencia una alta proliferación. Se realiza
una revisión de las características de esta variante histológica y
las opciones terapéuticas disponibles.
Palabras clave:
neoplasias hipofisarias, adenoma hipofisario secretor de ACTH,
enfermedades de la hipófisis, radioterapia, temozolomida.
Abstract
Silent
corticotroph adenomas are pituitary
tumors of corticotroph lineage that are not associated with biochemical
or
clinical findings of hypercortisolism. We present the case of a
35-year-old male patient with a history of a non-functional pituitary
macroadenoma initially diagnosed in 2007 and with the
last pathology of 2018 confirming a corticotroph adenoma most
likely of the densely granulated subtype. The patient has undergone 4
surgical procedures and received radiotherapy. There is
positivity for ACTH in immunohistochemistry and elevation of
ACTH in plasma, however, in the absence of clinical or biochemical
signs of hypercortisolism, a diagnosis of a silent corticotroph
adenoma was considered. The tumor has exhibited an aggressive behavior
during follow-up, with invasion to surrounding
structures and in the last pathology there is evidence of high
proliferation. A review of the characteristics of this histological
variant and the available therapeutic options is done
Key
words: Pituitary
neoplasms, ACTH-secreting pituitary
adenoma, Pituitary Diseases, radiotherapy, temozolomide.
Introducción
Se denominan adenomas
hipofisarios
clínicamente no funcionales
a aquellos que no se asocian con un
síndrome de hipersecreción hormonal y que se manifiestan usualmente por
síntomas compresivos o hipopituitarismo(1). Aunque estos tumores pueden
ser positivos para hormonas o factores de transcripción en la
inmunohistoquímica, no producen los síntomas
clínicos esperados(2). Todos los tipos de tumores hormonalmente activos
pueden tener su contraparte silente y el estado
funcional puede cambiar durante el curso de la enfermedad(3).
Los adenoma corticotropos silentes
son tumores hipofisarios de linaje
corticotropo, que no se asocian con hallazgos bioquímicos o clínicos de
hipercortisolismo(4, 5). Se ha
estimado una prevalencia de 3 % del total de los adenomas
hipofisarios(4) y hasta de 16 % del total de tumores no funcionales si
se realiza una marcación hormonal y de factores
de transcripción completa en la inmunohistoquímica(3). Estos
tumores se asocian frecuentemente con una invasión de senos
cavernosos y altas tasas de recurrencia(5, 6).
Se presenta el caso de un paciente
con adenoma corticotropo
clínicamente silente, con una marcación para ACTH en
inmunohistoquímica y una elevación de esta en plasma, el cual
ha presentado un comportamiento agresivo. Se realiza una revisión de
las características de esta variante histológica y las
opciones terapéuticas disponibles.
Presentación del caso
Paciente de sexo masculino de 35
años, quien fue remitido
a endocrinología en febrero de 2019 por el área de neurocirugía para
una concepto sobre ACTH elevada y estudio de posible hipercortisolismo
asociado con un tumor hipofisiario. El
cuadro clínico inició en 2007, con cefalea persistente y diplopía. Se
documentó un macroadenoma hipofisiario de 35 mm
con componente quístico, compromiso del seno cavernoso derecho y en
contacto con el quiasma (Figura 1A).
El paciente fue llevado a resección
transesfenoidal y la
patología fue compatible con un adenoma hipofisario no
funcional, con inmunohistoquímica negativa para ACTH,
hormona del crecimiento (GH), hormona estimulante de la
tiroides (TSH) y prolactina. En 2008 reapareció la cefalea y
se evidenció crecimiento tumoral con compromiso de ambos
senos cavernosos (Figura 1B).
Luego, fue llevado a una segunda resección transesfenoidal, con
patología compatible
con adenoma cromófobo de hipófisis, inmunohistoquímica
con ACTH focalmente reactiva y negativa para el resto de las
hormonas (Ki67: 1 %). Hasta este momento no se documenta
hiperproducción hormonal y no tiene requerimiento de terapia de
suplencia hormonal.
En 2011 se documentó nuevo
crecimiento tumoral, con
ocupación de la cisterna supraselar, infiltración del tallo hipofisario
y del hipotálamo, compresión del quiasma, infiltración
de los senos cavernosos y senos esfenoidales que alcanza la
nasofaringe y se evidenció ocupación de la cisterna prepontina (Figuras 1C y 1D).
Figura 1. A. Resonancia magnética (RM) inicial (2007), corte
coronal secuencia T1: macroadenoma hipofisiario de
35 mm, componente quístico con alto contenido proteináceo y restos
hemáticos en su interior, compromiso del seno
cavernoso derecho y efecto compresivo sobre el seno cavernoso
izquierdo, contacta con el quiasma y rechaza los
nervios ópticos en sentido superior. B. RM (2008), corte coronal
secuencia T1 contrastado: masa selar y supraselar
lobulada, heterogénea, con un compromiso de ambos senos cavernosos. C y
D. RM (2011), corte coronal secuencia
T2 y corte sagital secuencia T1 contrastado: macroadenoma hipofisiario
que ocupa la cisterna supraselar, infiltra el
tallo hipofisiario y el hipotálamo, comprime el quiasma, infiltra los
senos cavernosos, invade los senos esfenoidales e
incluso alcanza la nasofaringe y ocupa la cisterna prepontina.
En 2011 el paciente tuvo el
siguiente perfil hormonal
(sin suplencia): cortisol a. m. de 19,3 µg/dL, GH menor de
0,05 ng/mL, prolactina de 13,7 ng/mL, TSH de 0,55 uUI/mL
y T4 total de 6,72 µg/dL (4-12,5). Fue llevado a una tercera resección,
y la patología mostró adenoma hipofisario con
atipia nuclear leve a moderada, necrosis ausente, actividad
mitótica: 1 en 10 campos de alto poder, sin datos de
inmunohistoquímica. En el período posoperatorio presentó
hipopituitarismo con hipocortisolismo, hipotiroidismo e hipogonadismo;
en ese momento se inició suplencia hormonal. El
perfil hormonal fue el siguiente: cortisol a. m. de 4,2 µg/dL
(antes de iniciar la suplencia) y una primera ACTH en 128,7
pg/mL (0-60). En el 2011 recibió radioterapia fraccionada en
silla turca (48,6 Gy).
Hasta 2016 la lesión permaneció
estable. En 2017 el paciente refirió
nuevamente diplopía; y las imágenes evidenciaron un quiste dependiente
de la masa con un alto contenido
proteico o hemorrágico (nuevo hallazgo), compromiso de los
senos cavernosos y un marcado crecimiento hacia al área posterior
(cisterna, ángulo pontocerebeloso y efecto compresivo
sobre el puente en el lado derecho) (Figura
2A).
En 2018 el paciente se sometió a una cuarta cirugía, en
la que se le realizó la resección del quiste dependiente de la
masa, con lo que mejoró la diplopía (imagen postoperatoria)
(Figura 2B). El resultado de la
patología fue compatible con
un tumor neuroendocrino hipofisiario - adenoma hipofisiario
productor (ACTH), de subtipo no definido, con alta actividad
proliferativa y recidivante. La inmunohistoquímica evidenció
reactividad citoplasmática intensa para la ACTH en un patrón
difuso citoplasmático; no hubo reactividad para prolactina,
LH, FSH, TSH y GH (Ki67: 6 %); reactividad intensa para la
citoqueratina CAM 5,2 tuvo un patrón difuso. Con base en estos
hallazgos, se favoreció un subtipo densamente granulado.
En
2018, bajo suplencia con prednisolona, tuvo los siguientes
paraclínicos: ACTH de 173 pg/mL, cortisol orina 24 h de 113,56
µg/24 h (quimioluminiscencia [QML]: 4,3-176) y somatomedina C de 117,2
ng/mL (83-241). En el 2019, la ACTH fue de
143,7 pg/mL y 171,3 pg/mL.
Figura 2. A. RM (2017), corte coronal secuencia T2, corte sagital
secuencia T1 contrastado, corte axial secuencia T1
contrastado: quiste dependiente de la masa, con alto contenido proteico
o hemorrágico (flecha), compromiso de los
senos cavernosos; crecimiento marcado hacia el área posterior
(cisterna, ángulo pontocerebeloso y efecto compresivo
sobre el puente en el lado derecho). B. RM (2018), corte coronal
secuencia T2, corte sagital secuencia T1 contrastado,
corte axial secuenciaFLAIR: Sin evidencia del quiste en el corte
coronal (mejoría de los síntomas oculares), mayor
compromiso del puente (corte sagital) y mayor compromiso hacia la fosa
posterior (corte axial).
Tras la cuarta intervención y ante
la presencia de ACTH elevada en
plasma –la cual fue documentada en múltiples ocasiones–, así como la
marcación tumoral positiva para ACTH, el paciente fue remitido a
nuestro servicio para evaluar la presencia
o no de hipercortisolismo asociado. Al momento de la valoración,
refería únicamente vértigo intermitente. Venía recibiendo
5 mg prednisolona por día, levotiroxina y testosterona.
Durante la evaluación no se
encontró clínica sugestiva de
hipercortisolismo o acromegalia, sin hiperpigmentación; signos vitales
y peso normales. Se presentó en junta médica y se
consideró el diagnóstico de adenoma corticotropo silente dada
la ausencia de signos clínicos o bioquímicos de hipercortisolismo a
pesar de la elevación de la ACTH en plasma. Además,
teniendo en cuenta el comportamiento agresivo del tumor
durante el seguimiento, la invasión documentada en RM y la
evidencia de alta proliferación en la última patología (Ki67 del
6 %), se consideró que el paciente se beneficiaba de un manejo
integral multidisciplinario, que incluya la valoración por oncología
para definir el inicio del tratamiento con temozolamida,
valoración por radioterapia para evaluar la pertinencia de una
nueva irradiación y el seguimiento conjunto con neurocirugía.
Discusión
En 2017, la Organización Mundial de
la Salud (OMS) propuso una nueva
clasificación para los tumores hipofisarios. En
esta, los tumores que se venían clasificando de acuerdo con la
inmunohistoquímica hormonal y denominados clásicamente
como “tumores productores de…”, pasaron a clasificarse con
base en el linaje celular, teniendo en cuenta la inmunohistoquímica,
tanto para hormonas como para factores de transcripción. En esta
clasificación se identifican variantes morfológicas
de comportamiento agresivo, se pueden incluir biomarcadores predictivos
de respuesta a terapia y, aunque persiste el uso
de marcadores de proliferación, no se recomienda el término
atípico(7, 8). Tanto el índice de proliferación del tumor y la invasión
documentada en la RM se han identificado como factores de mal
pronóstico para recurrencia(9, 10).
Los adenomas corticotropos son
tumores hipofisarios que
presentan una marcación positiva para ACTH o Tpit en la
inmunohistoquímica que confirman el linaje corticotropo. Estos
pueden ser densamente granulados (tipo 1), escasamente granulados (tipo
2) o adenomas de células de Crooke. Independientemente de la
morfología, el adenoma corticotropo silente
ha sido reconocido como un subtipo histológico con comportamiento
clínico agresivo, dada su tendencia al crecimiento
invasivo, apoplejías y recurrencias(11).
Teniendo en cuenta los hallazgos de
la última patología
del paciente, se confirmó el linaje corticotropo del tumor,
clinicamente silente por la ausencia de hipercortisolismo
clínico. Hay presencia de una alta proliferación por el Ki67,
lo que en conjunto con la invasión documentada en RM confieren un mayor
riesgo de recurrencias, tal como lo ha venido
presentado el paciente.
Histológicamente, el adenoma
corticotropo silente se caracteriza por la
ausencia de cambios hialinos de Crooke en los
corticotropos normales, lo que usualmente ocurre en presencia de exceso
de cortisol; puede presentarse como totalmente
silente (ausencia de elevación de ACTH en sangre) o clínicamente
silente (presencia de ACTH elevada sin los síntomas
típicos); y puede corresponder hasta el 20 % de todos los
corticotropos(3, 4, 6). Este se asocia frecuentemente con la invasión
de los senos cavernosos, presencia de componentes quísticos
o hemorrágicos en RM, altas tasa de recurrencia y de hipopituitarismo
pre y posoperatorio(4).
Estos hallazgos se asemejan a lo
encontrado en nuestro
paciente, como es el caso de la presencia de ACTH elevada en
ausencia de signos clínicos de hipercortisolismo, la invasión
local a estructuras circundantes, la presencia de componentes
quísticos y hemorrágicos y múltiples recurrencias durante el
seguimiento.
Existen diversas teorías para
explicar la ausencia de las
manifestaciones clínicas. Se ha propuesto que estos tumores
pueden originarse de células de la pars intermedia de la hipófisis
productoras de proopiomelanocortina (POMC) y con baja
capacidad de secreción de ACTH. Incluso, en pacientes que
cursan con niveles de ACTH elevados, la ausencia de síntomas
se podría explicar por una secreción de ACTH anómala (de alto
peso molecular) que compite con la ACTH normal a nivel del
receptor; por un procesamiento postraslacional disminuido
de POMC en ACTH madura y biológicamente activa; e incluso
por la detección simultanea de POMC por algunos inmunoensayos para ACTH
(3, 4).
Teniendo en cuenta la baja
frecuencia de los tumores no
funcionales clínicamente agresivos, los datos de estudios controlados
son escasos. Se recomienda el manejo por un equipo
multidisciplinario experto y la disponibilidad de un análisis
histopatológico completo, que incluya marcadores de proliferación para
una correcta clasificación(12). El tratamiento primario recomendado es
la cirugía y, en caso de recurrencias/
crecimiento, se debe considerar la radioterapia o la reintervención
quirúrgica, especialmente en casos de síntomas compresivos; no
obstante, dependiendo del caso, las preferencias
del paciente, la morbilidad y los beneficios esperados, se debe
individualizar la terapia(13, 14).
Dado el comportamiento agresivo de
la lesión y los múltiples
manejos brindados previamente, se planteó la posibilidad de
valoración por oncología para iniciar terapia con temozolomida.
La monoterapia con temozolomida
(TMZ) se recomienda
para el manejo de tumores agresivos que no han respondido
a las terapias estándar(12). El medicamento es un agente alquilante
oral que produce daño al ADN al adicionar un grupo metilo a la base
guanina. La enzima O6
-metilguanina-DNA-metiltransferasa (MGMT) remueve el grupo metilo de la
base y
repara el daño potencial causado por la TMZ, por lo que se ha
descrito, en glioblastomas, una correlación entre la baja expresión de
la MGMT y una mejor respuesta a la TMZ. Sin embargo,
se debe anotar que hay múltiples mecanismos involucrados en
la reparación de los daños por TMZ(15).
La experiencia con el uso de TMZ en
tumores hipofisarios
es escasa y se limita a series de casos en las que se informan
respuestas variables, pero alcanzando un curso estable de la
enfermedad o una respuesta parcial o completa en más de la
mitad de los casos reportados(16). Aún no hay claridad sobre la
expresión de la MGMT y la respuesta al tratamiento en estos
tumores; incluso, estudios pequeños no han mostrado correlación alguna
entre la metilación del promotor del gen, expresión de MGMT y la
respuesta al tratamiento con TMZ(17); sin
embargo, la evidencia es limitada.
Conclusiones
Casos como el de nuestro paciente
deben ser manejados
por un equipo multidisplinario en el que se involucren neurocirugía,
endocrinología, neuroradiología, patología, radioterapia y oncología de
manera conjunta(12).
Financiación
No se recibió financiación externa
para esta publicación.
Conflictos de interés
Las autoras declaran no tener
ningún conflicto de interés
Referencias
1.
Mercado M, Melgar V, Salame L, Cuenca D. Clinically
non-functioning pituitary adenomas: Pathogenic, diagnostic and
therapeutic aspects. Endocrinol Diabetes Nutr. 2017;64(7):384-95.
2. Mayson SE, Snyder PJ. Silent
(clinically nonfunctioning) pituitary adenomas. J Neurooncol.
2014;117(3):429-36.
3. Drummond J, Roncaroli F,
Grossman
AB, Korbonits M. Clinical and Pathological Aspects of Silent Pituitary
Adenomas. J Clin Endocrinol Metab.
2019;104(7):2473-89.
4. Ben-Shlomo A, Cooper O. Silent
corticotroph adenomas. Pituitary.
2018;21(2):183-93.
5. Cooper O. Silent corticotroph
adenomas. Pituitary. 2015;18(2):225-31.
6. Langlois F, Lim DST, Yedinak CG,
Cetas I, McCartney S, Cetas J, et al.
Predictors of silent corticotroph adenoma recurrence; a large
retrospective single center study and systematic literature review.
Pituitary.
2018;21(1):32-40.
7. Osamura R. Pathology of
Pituitary
Tumors Update: World Health Organization New Classification 2017. AJSP:
Reviews & Reports. 2017;22(4):189-95.
8. Mete O, Lopes MB. Overview of
the
2017 WHO Classification of Pituitary
Tumors. Endocr Pathol. 2017;28(3):228-43.
9. Lelotte J, Mourin A, Fomekong E,
Michotte A, Raftopoulos C, Maiter D. Both
invasiveness and proliferation criteria predict recurrence of
non-functioning pituitary macroadenomas after surgery: a retrospective
analysis of a
monocentric cohort of 120 patients. Eur J Endocrinol.
2018;178(3):237-46.
10. Trouillas J, Roy P, Sturm N,
Dantony E, Cortet-Rudelli C, Viennet G, et al. A
new prognostic clinicopathological classification of pituitary
adenomas: a
multicentric case-control study of 410 patients with 8 years
post-operative follow-up. Acta Neuropathol (Berl). 2013;126(1):123-35.
11. Manojlovic-Gacic E, Engström
BE,
Casar-Borota O. Histopathological classification of non-functioning
pituitary neuroendocrine tumors. Pituitary.
2018;21(2):119-29.
12. Raverot G, Burman P, McCormack
A,
Heaney A, Petersenn S, Popovic V,
et al. European Society of Endocrinology Clinical Practice Guidelines
for
the management of aggressive pituitary tumours and carcinomas. Eur J
Endocrinol. 2018;178(1):G1-24.
13. Chatzellis E, Alexandraki KI,
Androulakis II, Kaltsas G. Aggressive pituitary
tumors. Neuroendocrinology. 2015;101(2):87-104.
14. Delgado-López PD, Pi-Barrio J,
Dueñas-Polo MT, Pascual-Llorente M,
Gordón-Bolaños MC. Recurrent non-functioning pituitary adenomas: a
review on the new pathological classification, management guidelines
and treatment options. Clin Transl Oncol Off Publ Fed Span Oncol Soc
Natl
Cancer Inst Mex. 2018;20(10):1233-45.
15. Syro LV, Rotondo F, Camargo M,
Ortiz LD, Serna CA, Kovacs K. Temozolomide and Pituitary Tumors:
Current Understanding, Unresolved Issues, and
Future Directions. Front Endocrinol. 2018;9:318.
16. Halevy C, Whitelaw BC. How
effective is temozolomide for treating pituitary tumours and when
should it be used? Pituitary. 2017;20(2):261-6.
17. Bush ZM, Longtine JA,
Cunningham
T, Schiff D, Jane JA, Vance ML, et al.
Temozolomide Treatment for Aggressive Pituitary Tumors: Correlation of
Clinical Outcome with O 6 -Methylguanine Methyltransferase
(MGMT) Promoter Methylation and Expression. J Clin Endocrinol Metab.
2010;95(11):E280-90.