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Médico endocrinólogo, miembro de Número de la Asociación
Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo, y editor de
la Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo.
Las enfermedades endocrinas han estado presentes en el
arte desde tiempos inmemoriales, seguramente debido a la
baja frecuencia de presentación de algunas de ellas, o por la
dificultad de poder realizar un diagnóstico certero (1).
En la antigüedad, por ejemplo, la glándula tiroides no se
veía de la misma forma que en los tiempos contemporáneos.
En el Renacimiento, los primero dibujos que nos hablan de ella
son los realizados por Leonardo da Vinci en 1510, pero
desafortunadamente sus cuadernos desaparecieron después de su
fallecimiento en 1519.
En la antigüedad se pensaba que la tiroides era una glándula laríngea
que humectaba la tráquea y los pulmones; pero
en 1543
Vesalio en De Humani
Corporis Fabrica hizo que esta
glándula fuera visible para los médicos (1).
La primera vez que se utilizó el nombre de glandulee
thyroideae fue en 1656 en la monografía publicada por Thomas Wharton
sobre las glándulas del cuerpo; este nombre surgió por su cercanía al
cartílago y su forma de escudo (1).
Así pues, en general el conocimiento de las glándulas endocrinas y de
las hormonas es muy reciente dentro de la historia
de la medicina, motivo por el cual muchos investigadores médicos, como
historiadores y artistas, han tratado de encontrar
dentro del arte pictórico algunos trastornos endocrinológicos
que en el momento en que fueron plasmados no se conocían (2).
Dentro de la mitología griega, los gigantes habitaban dentro del mundo
real y en el imaginario, pues ser “gigante” equivalía a tener poder;
estos gigantes causaban caos y problemas
con los dioses. En la historia bíblica, por ejemplo, David se
enfrenta a Goliat, un gigante filisteo que retó a los israelíes;
media entre 2 y 2,97 metros. Se creía que este gigante tenía
un adenoma hipofisario que comprimía el quiasma óptico, lo
que limitaba su campo visual y le permitió a David colocarse
en un ángulo desde el que no podía verlo (3). Este hecho fue
plasmado en la obra realizada por Francisco de Goya,
El coloso
(1808-1812), también denominada
El
gigante, El pánico y La
tormenta, la cual se encuentra en el Museo Nacional del Prado
en Madrid, España (
Figura 1).
Figura 1. El coloso (1808-1812), de Francisco de Goya.
Una de las obras más emblemáticas del arte italiano es el
David de Miguel Ángel
(Michelangelo Buonarroti, Caprese, Italia, 6 de marzo de 1475-Roma,
Italia, 18 de febrero de 1564),
arquitecto, escultor y pintor renacentista, quien realizo por
más de 60 años su actividad entre Florencia y Roma. En esta
obra el artista plasma una figura masculina en la que los historiadores
han identificado la presencia de bocio y de un micropene (
Figura 2) (4).
Leonardo da Vinci (Vinci, Italia, 15 de abril de 1452-Amboise, Francia,
2 de mayo de 1519) realizó una de las obras
más importantes del arte de la época,
La
Gioconda o
La Mona
Lisa (
gioconda
significa alegría en castellano) (
Figura
3). Se
dice que tuvo como modelo a la esposa de Francesco Bartolomeo del
Giocondo, Lisa Gherardini, razón por la que se le llama
“Mona”, que es señora en italiano antiguo.
Esta obra fue adquirida por el rey Francisco de Francia a
principios del siglo XVI, y actualmente es propiedad del gobierno
francés; se encuentra en el Museo del Louvre. Los historiadores han
querido encontrar la presencia de xantelasmas
en los párpados inferiores de la mujer retratada, infiriendo
que podría padecer de una hiperlipidemia (4).
Existe otra obra que se ha denominado como insólita
dentro de la pintura europea del siglo XVII:
La mujer barbuda (1631) (Figura 4).
Fue pintada por José de Ribera (Játiva,
España, 12 de enero de 1591-Nápoles, Italia, 2 de septiembre
de 1652).
Dentro de la pinacoteca española de la época posiblemente uno de los
pintores más sobresalientes fue Diego Velásquez
(Sevilla, España, 6 de junio de 1599-Madrid, España, 6 de
agosto de 1660), mejor conocido como Velásquez, quien fue
un pintor barroco del rey Felipe IV, y un referente para los
impresionistas franceses (Claude Monet); su colección se conserva en el
Museo Nacional del Prado, en Madrid.
En
Las meninas, su obra más
importante, hay que destacar
el enanismo, el exoftalmos y el bocio de la infanta Margarita, y
la acondroplasia de una de sus acompañantes (
Figura 5) (5).
Otro de los pintores para destacar en esta época es Peter
Paul Rubens (Siegen, Alemania, 28 de junio de 1577-Amberes,
Bélgica, 30 de mayo de 1640). Rubens fue representante de la
escuela flamenca; su estilo exuberante enfatiza el dinamismo,
el color y la sensualidad de la época, además fue pintor del rey
Felipe IV de España.
En esta pintura se muestra a María de Médicis, quien presentaba
hipotiroidismo y bocio (
Figura 6).
Figura 2. David (1501-1504), de Miguel Ángel. Figura 3.
La Gioconda (1503-1519), de Leonardo da Vinci.
Figura 4. La mujer barbuda, de José de Rivera. Figura
5. Las meninas (1656), de Velázquez.
Figura 6. María de Médicis (1622), de Rubens.
Figura 7. La femme aux macarons
(1917) y Retrato de Juan Gris
(1915), de Modigliani.
Amedeo ClementeModigliani (Livorno, Italia, 12 de julio
de 1884-París, Francia, 24 de enero de 1920) ilustró de una
forma bastante clara el aspecto de las personas que padecen
hipertiroidismo en sus cuadros (
Figura
7). El pintor flamenco Jan Joest van Kalkar (Kalkar,
Alemania,
1450-Nápoles, Italia, 1519) es otro de los artistas destacados
de esta época que plasmó temas relacionados con el desarrollo
como el síndrome de Down (
Figura 8);
además fue discípulo del
pintor Tiziano Vecellio e ilustrador de la anatomía de Vesalio.
Dentro de la escultura helenística, vale la pena conocer algunas
figuras que dan cuenta sobre la acondroplasia y la acromegalia en la
época (
Figura 9).
Cabe destacar, además, al pintor Henri de Toulouse-Lautrec (Albi,
Francia, 24 de noviembre de 1864-París, Francia, 9
de septiembre de 1901), quien padecía un trastorno del metabolismo óseo
llamado picnodisostosis (
Figura 10).
ToulouseLautrec fue creador de muchas de las obras que se encuentran
en el conocido cabaret de París, el Moulin Rouge (6).
La obesidad es otro de los temas que ha estado presente en
muchas de las obras de la pinacoteca internacional, desde Rubens hasta
nuestro tiempo. En Colombia, específicamente, nos
encontramos con las pinturas y las esculturas de Fernando Botero
(Medellín, 19 de abril de 1932), quien nos ha permitido darnos
a conocer en las galerías y museos internacionales (
Figura 11).
Figura 8. La adoración del niño
Jesús
(1515), de van Kalkar.
Figura 9. Figuras de la cultura helenística.
Figura 10. Henri de Toulouse-Lautrec.
Figura 11. El rapto de Europa (1998) y The Study of Vermeer (1964),
de Fernando Botero.
Referencias
1. Fortoul van der Goes
TI. La endocrinología en el arte. Entre la fantasía y la
realidad. Rev. Fac. Med. (Méx.). 2017;60(4):58-60.
2. Vescia FG, Basso L. Goiters in the Renaissance. Vesalius. 1997
Jun;3(1):23-32.
3. Donnelly DE, Morrison PJ. Hereditary Gigantism-the biblical
giant Goliath
and his brothers. Ulster Med J. 2014 May;83(2):86-8.
4. Miranda M. Los médicos y el arte: una dualidad de beneficiosa
reciprocidad. Rev.Med. Chile 2012;140(3):408-409.
5. Historiaum [Internet]. Víctor Hernández Ochando; 2015 [acceso 04
de
marzo de 2020]. Los bufones de Velázquez. Disponible en:
https://www.historiarum.es/news/los-bufones-de-velazquez-por-victor-hernandez-ochando/
6. Ardila E. Historia clínica de Henri de Toulouse-Lautrec. Rev.
Col. Endo.
2019;6(1):51-54.