1
Ginecología y Obstetricia. Endocrinología Reproductiva y
Fertilidad. Centro Médico Imbanaco, Cali, Colombia. Profesor
titular y distinguido, Universidad del Valle. Profesor, Hora Catedra,
Universidad del Valle; Universidad Libre, Cali, Colombia.
2
Medicina Interna, Endocrinología, Colsánitas, IPS Vivir Cali, Cali,
Colombia.
Resumen
El comportamiento de las enfermedades microbianas, ya
sea por virus, bacterias o protozoos, y su respuesta inflamatoria son
diferentes entre hombres y mujeres. Esta diferencia
se hace notoria en la pandemia derivada por la enfermedad
por coronavirus (COVID-19). Desde el reporte del primer caso
de neumonía en diciembre de 2019, en Wuhan, China, la COVID-19 se ha
diseminado a 212 países y territorios y, a la fecha,
se ha confirmado más de 3,5 millones de casos, con una mortalidad
mundial del 7%, lo que la convierte en una emergencia
sanitaria internacional (1). Hasta ahora, en Colombia, hay más
de 7000 casos confirmados, con más de 300 defunciones, de
los cuales, más del 60% pertenecen al sexo masculino. Hasta
el momento, la literatura científica disponible relacionada con
la COVID-19 solo abarca ciertos aspectos de la salud reproductiva,
tanto femenina como masculina, mientras se continúa
recopilando más información que nos permita conocer y realizar un
análisis más detallado de su impacto real en humanos
durante el proceso infeccioso y las secuelas derivadas de este.
Está confirmado que las condiciones médicas relacionadas
con el síndrome metabólico y los estados de insulinorresistencia en
hombres y mujeres agravan la presentación clínica
y el pronóstico (2). La presente revisión pretende ilustrar los
mecanismos relacionados con la respuesta inmunitaria diversa frente a
las infecciones virales según el sexo del individuo,
su compromiso gonadal y los efectos relacionados con la salud
reproductiva masculina y femenina, que incluye la maternofetal y la
posible transmisión vertical.
Palabras clave: COVID-19, gónadas, función gonadal masculina,
hormonas sexuales, sistema reproductivo.
Abstract
The
microbial diseases behavior by viruses, bacteria
or protozoa and inflammatory response show differences
between men and women. This difference has become noticeable in the
face of the emerging from Coronavirus Disease
(COVID-19). Since the first case of pneumonia in December
2019 in Wuhan-China, it has been spread to 212 countries and
territories, and more than 3.5 million cases have been confirmed with a
whole mortality of 7%, making it an global health
emergency (1). In Colombia there are until now, more than
7000 confirmed cases with more than three hundred deaths,
of which more than 60% are male. To date, the available scientific
literature related to COVID-19 only covers certain aspects
of reproductive health, both female and male, as more information is
gathered that allows us to know and carries out a
more detailed analysis of its real impact on humans during the
infectious process and the sequelae. Medical conditions related to
metabolic syndrome and insulin resistance in men and
women aggravate the clinical presentation and prognosis (2).
This review aims to illustrate the mechanisms related to the
diverse immune response to viral infections according to the
individual’s sex, their gonadal involvement, and effects related
to male and female reproductive health, including maternal fetal health
and possible vertical transmission.
Keywords: COVID-19, Gonads, Vertical transmission,
Pregnancy, Male gonadal function, Sex-related hormones, Reproductive
system.
Introducción
La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) es una
infección respiratoria aguda potencialmente grave, causada
por el coronavirus de la misma especie del responsable del
síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2), que se identificó como
el causal del brote de neumonía de origen previamente desconocido en 44
pacientes en la ciudad de Wuhan,
provincia de Hubei, China, el 31 de diciembre de 2019 (3). Los
coronavirus son una familia numerosa de virus del ácido ribonucleico
(ARN), de los cuales, algunos causan enfermedades
en humanos, como el resfriado común, el síndrome respiratorio agudo
grave (SARS), el síndrome respiratorio de Oriente Medio [MERS] y otros
que se propagan entre mamíferos y
aves. Con escasa frecuencia, los coronavirus de animales pueden
transmitirse a los humanos y entre humanos, como fue
el caso del SARS y el MERS (4, 5). El SARS-CoV-2 pertenece al
subgénero de
Sarbecovirus de
la familia
coronaviridae y es
el
séptimo coronavirus del cual se conoce que infecta a seres humanos.
Este virus presenta características similares a las del
coronavirus del SARS proveniente de los murciélagos (6, 7). Un
estudio preliminar sugiere que hay dos cepas principales del
virus del SARS-CoV-2 en China, designados L y S. Se determinó
que el tipo L era más prevalente durante las primeras etapas
del brote en la ciudad de Wuhan y se especula que podría ser
el más agresivo (8).
Los datos de la mayor serie de casos de China revelan que
el 87% de los casos confirmados tenía entre 30 y 79 años, el
1% tenía 9 años o menos, el 1% tenía entre 10 y 19 años y el
3% tenía 80 años o más. Aproximadamente, el 51% de los pacientes eran
hombres. Cerca del 4% de los casos correspondía
profesionales de la salud (9).
De acuerdo con los reportes actuales, la COVID-19 tiene un
curso más agresivo en el sexo masculino. El 82% de los pacientes que
ingresaron a la unidad de cuidados intensivos (UCI)
por falla respiratoria hipoxémica por COVID-19 eran hombres,
según un estudio italiano retrospectivo realizado en 72 hospitales. La
distribución fue similar por edades en todos los grupos (10). En
Colombia,
más del 60% de los
fallecidos han sido de
sexo masculino y ocupan el 60% de la estancia en UCI (11). En
China, la tasa de mortalidad es 48% mayor en hombres que en
mujeres y se ha observado que, en mujeres gestantes, el compromiso es
menos agresivo (12). Con base en esta diferencia, se
ha explorado los variados mecanismos que expliquen la mayor
agresividad de la enfermedad en hombres y una condición aparentemente
protectora en mujeres, incluidos las gestantes y los
niños. La susceptibilidad ante procesos infecciosos virales está
relacionada con la respuesta innata, adaptativa y celular, en la
que los esteroides sexuales cumplen una importante labor en su
mediación (13) con receptores de células diana, vías de señalización
celular y expresión de factores relativos a los cromosomas
sexuales. A continuación, se revisarán los reportes relativos al
comportamiento viral según el sexo en gestantes y los mecanismos que
explican la diferencia en la respuesta inmunitaria viral.
La información fue obtenida de los motores de búsqueda
PubMed, Embase y Google Académico utilizando los siguientes
términos: “Covid-19”, “hormonas sexuales”, “gónadas” y “embarazo”. Se
revisó un total 56 de artículos que incluye manuscritos aprobados para
publicación.
Dinámica de la transmisión
La evaluación inicial sobre los primeros 425 casos confirmados reveló
que el 55% de los casos anteriores al 1 de enero
de 2020 estaba vinculado al mercado de mariscos de Huanan,
en el sur de China, mientras que solo el 8,6% de los casos posteriores
a dicha fecha presentaba algún vínculo con este mercado,
lo cual confirma que la transmisión entre seres humanos se produjo
entre contactos cercanos a partir de mediados de diciembre de 2019, lo
que incluía las infecciones entre profesionales
sanitarios (6). Cada vez se reconoce más la transmisión en cadenas de
varios eslabones a través de un estrecho contacto con las
gotas producidas después de la exhalación, los estornudo o la
tos, el contacto directo o a través de un vector pasivo, que puede
ser cualquier objeto inanimado que logre ingresar a las mucosas
respiratorias (14). Aún no es claro cuáles son las otras vías de
transmisión, pero se ha encontrado partículas virales en otros
fluidos corporales, como la sangre, el líquido cefalorraquídeo, la
saliva, las lágrimas, las secreciones conjuntivales y casi la mitad
de las muestras de heces de los pacientes (15-17). La detección en
el líquido peritoneal y en el semen ha alertado de otros mecanismos de
contagio (18, 19). Es posible que también sean determinantes la carga
viral y el estado de inmunocompetencia del
huésped para adquirir la enfermedad.
La transmisión presintomática parece estar relacionada
con gestantes y niños afectados por la COVID-19. De los escasos
estudios disponibles, se sugiere que algunas personas pueden
ser contagiosas durante el período de incubación, que está estimado
entre 1 y 14 días, con una mediana de 5 a 7 días (posiblemente más
largo en los niños). Aproximadamente, el 97,5%
de los pacientes desarrollan síntomas en los primeros 11,5 días
de contraída la infección (20-22). Se ha informado la transmisión
presintomática en el 12,6% de los casos en China (23).
Coronavirus durante el embarazo y
transmisión vertical
Se desconoce si es posible la transmisión perinatal (incluida la
transmisión a través de la lactancia materna). Ciertas revisiones
retrospectivas en mujeres embarazadas con
COVID-19 no evidenciaron infección intrauterina (24-26). Sin
embargo, no se puede descartar la transmisión vertical. De los
datos de infecciones por otros coronavirus, como el síndrome
respiratorio agudo grave (SARS), que afectó a más de 8400
personas en el mundo, se estimó un compromiso aproximado
de 100 gestantes, con una tasa de letalidad hasta del 30%, con
peores desenlaces al compararlas con mujeres no gestantes y
complicaciones adicionales dadas por abortos espontáneos
y restricción del crecimiento intrauterino. Sin embargo, no
se reportó transmisión vertical, lo que sugiere que las complicaciones
son secundarias al compromiso materno y no a la
infección directa del feto (27). Si bien el análisis placentario fue
limitado, no se demostró compromiso de las vellosidades coriónicas ni
vasos sanguíneos fetales, hallazgo histopatológico
típico en infecciones por diseminación hematógena a través
de la placenta. Del MERS-CoV reportado en 11 gestantes, también se
presentaron muertes maternas y partos prematuros,
pero tampoco se documentó transmisión vertical. A diferencia de los
agentes previos, se reportaron casos de infección en
neonatos nacidos de madres con COVID-19. Uno de ellos, en
Wuhan, nació a término, con adecuada adaptación neonatal,
cursó con linfopenia y alteración de las pruebas hepáticas e
hisopado faríngeo positivo para COVID-19, tomado a las 36
horas posparto, aunque en un hospital que no contaba con las
condiciones de aislamiento para el neonato. No obstante, también
realizaron las pruebas de ácido nucleico de especímenes
placentarios y del cordón umbilical, las cuales fueron negativas, así
como en la leche materna. Hasta la fecha, no es clara la
posibilidad de transmisión vertical, aunque no se puede descartar
debido a varios factores tales como la limitación de los
métodos actuales para detectar una carga viral insuficiente (28).
Se ha informado la presencia de anticuerpos específicos contra el virus
de la COVID-19 en muestras de suero de neonatos
(29-31). Los informes de recién nacidos con sufrimiento fetal o
que requirieron ingreso a la UCI y de un nacimiento sin vida
después de la enfermedad materna por COVID-19 durante el
tercer trimestre sugieren la posibilidad de una patología placentaria
inducida por el virus.
Hasta el momento, se ha reportado 1 caso de aborto espontáneo durante
el segundo trimestre de embarazo en una
mujer con COVID-19, en el que no se identificó otra causa de
muerte que, a diferencia de publicaciones previas, parece estar
relacionada con la infección placentaria por SARS-CoV-2,
respaldado por hallazgos virológicos en la placenta, mas no en
el feto. Lo autores puntualizan que la infección del lado materno de la
placenta que induce insuficiencia placentaria aguda
o crónica podría causar aborto espontáneo o restricción del
crecimiento fetal, como se observó en el 40% de las infecciones
maternas por coronavirus del síndrome respiratorio del
Medio Oriente y coronavirus del síndrome respiratorio agudo
grave (32, 33). Recientemente se publicó un caso con compromiso
neurológico del recién nacido, que según los autores comprobaba la
transmisión vertical (34).
En Wuhan, de diciembre de 2019 a marzo de 2020, se
identificaron 118 mujeres embrazadas con neumonía por COVID-19, de las
cuales, 84 (71%) fueron positivas para la prueba de reacción en cadena
de la polimerasa (PCR) para casos
graves de SARS-CoV-2; las 34 restantes (29%) tuvieron hallazgos
sugestivos en la tomografía computarizada (TC) de tórax.
En ese momento, las mujeres embarazadas representaban el
0,25% de los pacientes con SARS-CoV-2, con edad promedio
de 31 años (28 a 34); el 52% eran nulíparas y el 64% habían
sido infectadas por SARS-CoV-2 durante el tercer trimestre.
Los síntomas más comunes fueron fiebre (75%) y tos (73%);
el 44% presentó linfopenia y el 79% mostraba infiltrados bilaterales en
la TC de tórax. El 8% de las pacientes desarrolló
enfermedad grave y una de ellas requirió ventilación mecánica no
invasiva. Después del parto, 6 de las 9 mujeres desarrollaron
enfermedad grave. No hubo muertes. De los 68 partos
atendidos durante el estudio, el 93% fueron por cesárea. No se
reportó asfixia neonatal. La prueba para SARS-CoV-2 se realizó
en el hisopado faríngeo de 8 recién nacidos y en las muestras
de leche materna de 3 madres, cuyos resultados fueron negativos. Los
autores concluyeron que su población embarazada
(8%) presentaba un desenlace favorable, de acuerdo con el
riesgo reportado en la población general de pacientes con COVID-19 en
China continental (15,7%) (35). Datos anteriores han
mostrado tasas más bajas de enfermedad grave entre mujeres
y pacientes jóvenes que entre hombres y pacientes mayores
(36). Los datos actuales no sugieren un mayor riesgo de enfermedad
grave entre mujeres embarazadas, efecto contrario al
observado con el virus de la influenza (37).
Con base en la experiencia del Hospital Presbyterian Allen
de Nueva York y el Centro Médico Columbia de la Universidad
de Irving (38), entre el 22 de marzo y el 4 de abril de 2020 se
atendieron 215 partos. De estas, 4 maternas (1,9%) tenían fiebre u
otros síntomas de COVID-19 confirmada al ingreso. De las 211
mujeres sin síntomas de COVID-19 se obtuvieron hisopados
nasofaríngeos en 210 (99,5%), de las cuales, 29 (13,7%) fueron
positivas para SARS-CoV-2; de estas, el 87,9% eran asintomáticas y 3
(10%) desarrollaron fiebre alta antes del posparto, con
una mediana de estancia de 2 días. Los autores concluyeron enfatizando
en la importancia de realizar pruebas universales de
SARS-CoV-2 en todas las pacientes que se presenten para el parto. Ambos
reportes sugieren que, al igual que los niños, la menor
gravedad de la enfermedad posiblemente está relacionada con
una menor expresión de los receptores de la enzima convertidora de la
angiotensina (ECA-2) en las mujeres embarazadas, que
brinda cierto grado de protección por su estado hormonal o, tal
vez, por la influencia del feto en la madre
COVID-19 e interacción con los receptores
Para el ingreso del coronavirus a la célula diana, es necesaria la
unión de la subunidad S1 de la glucoproteína de la superficie de la
espiga viral (S) con los receptores de la ECA-2,
al igual que lo hace el virus del SARS-CoV (39, 40). Por otro lado,
la proteína S viral es acoplada a una proteína transmembrana con
actividad serina proteasa tipo II codificada por el gen
TMPRSS2, que está conformada por tres dominios: el dominio
proteasa de S1, que permite la entrada y activación viral, el
dominio LDLRA, que se une al calcio, y el dominio transmembrana (41).
La actividad del receptor de andrógenos (AR) es requerida para la
transcripción del gen TMPRSS2 (42). Este gen
también desempeña un papel importante en la patogenia del
cáncer de próstata, debido a que cuenta con un elemento de
respuesta a la testosterona y dihidrotestosterona en la región
promotora. Cuando se fusiona con otros genes de la familia de
oncogenes ETS, como el gen ERG, que codifica para una proteína nuclear
que actúa como factor de transcripción en áreas ricas en purina, trae
como consecuencia cambios en el comportamiento biológico y la
agresividad del cáncer, pero, asimismo,
se ha convertido en un blanco terapéutico de esta enfermedad
(43). Se ha encontrado expresión de la proteasa TMPRSS2 en
espermatogonias y espermátides (44).
Por otro lado, una de las teorías que explica la mayor tasa
de morbimortalidad en personas mayores y, especialmente,
del sexo masculino es la mayor expresión de la ECA-2, que si
bien su presencia se ha descrito en tejido vascular (endotelio,
células angiogénicas y músculo liso), corazón, riñones, hígado, retina,
sistema nervioso central, vía aérea superior, células
epiteliales alveolares tipo II y vasculatura pulmonar (45), también se
expresa en las células de Sertoli y Leydig de humanos,
mas no en células endoteliales ni germinales, como sí lo hace
su homóloga, la ECA. Su presencia sugiere un papel en la regulación de
la esteroidogénesis gonadal (46). Por otro lado, la
expresión de la ECA parece estar regulada por andrógenos en
el miocardio. También se ha descrito en las células de la granulosa
ovárica, cuya expresión es estimulada tras el aumento de
la hormona luteinizante (LH).
COVID-19, receptores y hormonas sexuales
Los primeros datos muestran que las mujeres están menos
afectadas en número y gravedad por la COVID-19, al igual que
las mujeres embarazadas con aparente inmunidad contra el
virus, por cursar con sintomatología de menor gravedad y curso más
favorable de la enfermedad. Esto ha motivado la investigación del papel
del estrógeno y la progesterona en hombres
y mujeres con la regulación inmunitaria ante procesos virales.
Reportes de infecciones por SARS-CoV y MERS-CoV han demostrado que esta
diferencia se va haciendo menos notoria a
medida que la edad de la mujer avanza, hasta que pierde esta
ventaja en mayores de 70 años (47).
La presencia de dos cromosomas X fortalece al sistema inmunitario
femenino gracias a la interacción sobre varios elementos:
sobre los receptores de tipo Toll (
Toll
Like Receptors - TLR), que
son receptores transmembrana tipo 1 expresados por las células
presentadoras de antígeno del tejido linfoide y no linfoide (48). En
la infección por COVID-19, se produce una sobreexpresión de
TLR7 en las células dendríticas pulmonares, los monocitos circulantes,
los macrófagos y las células B, que reconocen la cadena
de ARN del COVID-19 y, en consecuencia, promueven la producción de
anticuerpos anti-COVID-19 y regulan las citocinas proinflamatorias,
como la interleucina 6 (IL-6) e IL-1.
Al activarse, los receptores de estrógenos regulan la inmunidad innata,
adaptativa y celular (49), lo que confiere una respuesta
más eficiente contra las infecciones virales. Los monocitos, macrófagos
y neutrófilos exhiben una mayor expresión de receptores
estrogénicos, que inducen la producción de citocinas inflamatorias
(IL-12 y factor de necrosis tumoral alfa [FNT-α]) y quimiocinas
(CC2). En los linfocitos inducen la producción de interferón (IFN)
tipo I y III. El receptor estrogénico tipo alfa (ERα) interviene en
la regulación y la maduración de las células inmunitarias con un
efecto inmunoprotector. De esta manera, permite que las células
dendríticas pulmonares, que son la primera línea de defensa en
hembras, produzcan más IFN tipo 1 que los machos, mediante la
interacción entre los estrógenos y el ERα (13).
En modelos murinos de diferentes edades que se infectaron
vía inhalatoria con coronavirus causal del SARS-CoV, se demostraron
peores desenlaces en machos y hembras ovariectomizadas o
tratadas con tamoxifeno, sin observar diferencias entre los machos
castrados y los no castrados. Esta diferencia fue más acentuada
en las edades intermedias (edad reproductiva). En las muestras
pulmonares se observó un incremento de neutrófilos y
monocitosmacrófagos inflamatorios relacionado con el atraso en la
señalización de IFN tipo I en los pulmones de machos y hembras
ovariectomizadas, aumento de citocinas y quimiocinas, lesión vascular
y alteración en la respuesta de los linfocitos T y, por otro lado,
mayor tasa de replicación viral en los epitelios respiratorios de los
machos. Estos hallazgos demuestran un papel protector derivado
de la señalización estrogénica con su receptor, el cual es notorio
durante la edad reproductiva en el sexo femenino (50).
Aunque se ha encontrado la presencia de receptores de la
ECA-2 en espermatogonias que expresan genes asociados a
una mayor reproducción y transmisión viral y en las células de
Sertoli y Leydig humanas (44), no se ha logrado confirmar claramente el
compromiso gonadal causado por el SARS-CoV-2
en humanos, a diferencia de otros coronavirus, como el SARSCoV, que han
causado daño testicular y defectos en la espermatogénesis dada por
amplia destrucción de células germinales,
pobre cantidad de espermatozoides en los túbulos seminíferos y
presencia de importante infiltrado inflamatorio (51). En un
pequeño estudio realizado por el grupo de la Universidad Médica de
Nanjing, en China, en 13 pacientes, 12 de ellos que se
encontraban entre la segunda y la tercera década de vida, durante la
fase aguda y de recuperación por COVID-19 y 1 de 67
años, que falleció, no se pudo demostrar la presencia del ARN
del coronavirus en las muestras seminales ni del espécimen
testicular del paciente fallecido (52). Otro estudio retrospectivo,
llevado a cabo en Wuhan, en 81 pacientes con COVID-19 entre
los 20 y los 54 años, de los cuales, 70 desarrollaron enfermedad
moderada, 7 desarrollaron enfermedad grave y 2 fueron
críticos, comparados con 100 controles saludables con recientes
evaluación de su función gonadal, mostró una elevación
significativa de los niveles de prolactina y de HL, y la relación
testosterona/HL y hormona foliculoestimulante (FSH)/HL
estuvo disminuida de manera significativa. La elevación de la
prolactina puede ser multifactorial, pero el hecho de hallarse
un aumento de la HL asociado con una disminución de la relación
testosterona/HL sugiere daño en las células de Leydig.
Asimismo, en los casos graves se observó una mayor elevación
de la proteína C-reactiva, que, acompañada por la liberación
de citocinas inflamatorias, como el IFN, puede comprometer la
función testicular (53).
Áreas inciertas
- ¿Existe un peor pronóstico en hombres con hipogonadismo y en
terapia de reemplazo hormonal con testosterona? Este interrogante surge
a partir de observaciones
en las que la testosterona inhibe el estímulo inmunitario
inducido por la secreción de citocinas proinflamatorias,
como el interferón gamma (IFN-γ) y el factor de necrosis
tumoral (FNT). Por otro lado, se ha observado un mayor
riesgo de trombosis venosa profunda, de acuerdo con estudios previos en
hombres con hipogonadismo y en terapia de reemplazo (54, 55).
- ¿Qué efectos a largo plazo se pueden presentar sobre la
función gonadal en hombres que desarrollaron COVID-19?
- ¿La alopecia androgénica, que es dependiente de las variantes
halladas en el gen del receptor de andrógenos, localizado en el
cromosoma X, puede ser una condición de riesgo
de mayor gravedad para COVID-19? Esto, de acuerdo con
un estudio preliminar observacional realizado en España,
en 41 pacientes hospitalizados por neumonía bilateral por
COVID-19 y que exhibían esta condición, aunque con varios sesgos (de
observador, escala subjetiva, entre otros),
que podría servir de marcador para estudios futuros (56).
- ¿Existe un peor pronóstico en otras patologías o condiciones
relacionadas con la anovulación crónica, según los
hallazgos observados en modelos murinos, o depende de
las condiciones de autorregulación de los receptores estrogénicos?
Conclusiones
El comportamiento de la enfermedad por SARS-CoV-19 varía de acuerdo con
el sexo del individuo según diversos factores
relacionados con la inmunidad celular y humoral regulada por
las hormonas sexuales y su expresión gonadal; sin embargo,
aún es precoz definir la presencia de secuelas reproductivas
para establecer las estrategias preventivas o de manejo. Es claro
que el papel que desempeñan los estrógenos y su efecto inmunoprotector
abre las expectativas de ampliar las líneas de investigación para
dirigir las terapias encaminadas a la regulación de
la respuesta inflamatoria, que, en últimas, lleva a consecuencias
deletéreas graves en los individuos afectados. Asimismo, queda
por explorar y definir si existe la posibilidad de transmisión vertical
y, de ser así, qué factores se aplicarían a esta.
Conflictos de interés
Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés.
Financiación
Los autores reportan que no recibieron financiación para
la realización del presente documento.
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