Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo http://revistaendocrino.org/ Volumen 7, número 4, diciembre de 2020   Perspectiva de don Gregorio Marañón a los 61 años de su muerte
An approach to Dr. Gregorio Marañón 61 years aft er his death

Jácome Roca A11 1 Médico Endocrinólogo. Expresidente y Miembro Honorario de la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo.
Autor de correspondencia: Alfredo Jácome Roca
Correo electrónico: ajacomeroca@gmail.com

Resumen
Entre los endocrinólogos iberoamericanos, fue especialmente conocido el profesor español Gregorio Marañón, hombre universal, médico, científico, historiador, pensador, ensayista y bioeticista, por lo que se podría llamar un humanista integral. Como médico, fue gran clínico y profesor de endocrinología. Fue uno de los más brillantes intelectuales y eruditos españoles del siglo XX, y también poseía un elegante estilo literario. Discípulo de Ramón y Cajal y de otros importantes profesores españoles, fue un pionero de la endocrinología clínica y catedrático de la misma especialidad en la Universidad de Madrid desde 1931. Fue fundador del Instituto de Patología Médica, presidente del Instituto de Endocrinología Experimental y del Instituto de Investigaciones Biológicas; y también contribuyó a establecer la relación entre la endocrinología y la psicología. Escribió importantes textos de medicina y temas hormonales, pero también incursionó con éxito en la literatura. En sus escritos describió los planos ético, moral, religioso, cultural e histórico de la medicina.
Palabras clave: marañón, neuroendocrinología, sexualidad humana, humanismo, medicina, biografías, historia de la medicina.

Abstract
Among iberoamerican endocrinologists, the Spanish professor Gregorio Marañón was especially known as a universal man, physician, scientist, historian, thinker, essayist and bioethicist, for which we could call him an integral humanist. As a physician, he was a great clinician and professor of endocrinology. He was one of the most brilliant Spanish intellectuals and scholars of the 20th century, and had an elegant literary style. Disciple of Ramón y Cajal and other important Spanish professors, he was a pioneer of clinical endocrinology and professor of the same specialty at the University of Madrid since 1931. He was founder of the Institute of Medical Pathology, President of the Institute of Experimental Endocrinology and of the Institute of Biological Research Department; and contributed to establish the relationship between endocrinology and psychology. He wrote important texts on medicine and hormonal subjects, but he also successfully entered into literature. In his writings, he described ethical, moral, religious, cultural and historical aspects of medicine.
Keywords: Marañón; Neuroendocrinology; Human Sexuality; humanism; Medicine; Biographies; History of Medicine.

Introducción

Gregorio Marañón y Posadillo (1887-1960) fue un médico y ensayista madrileño. Llamarlo únicamente endocrinólogo sería una aproximación reduccionista y equivocada de su biografía. El famoso historiador médico Pedro Laín Entralgo, quien se convirtió en uno de sus más importantes biógrafos y quien escribió libros sobre su vida en general, y otras como Marañón y el enfermo, o Marañón el historiador [1, 2], afirmaba que en él se conjugaban varias personalidades: el Marañón médico, el Marañón escritor, el Marañón historiador, el Marañón moralista y el Marañón español (o patriota y hombre público). Dentro del Marañón médico se destaca el campo de la endocrinología, pero también de la medicina interna. Se trataba de un intelectual erudito que estudió mucho el campo de las hormonas de su tiempo, que además contribuyó a la creación y estabilización de la endocrinología como especialidad médica; era un médico tan destacado que el Hospital General de Madrid, en el que trabajó por años, ahora lleva su nombre.

Hogar y educación

Nació en Madrid, España, en el hogar conformado por don Manuel Marañón y Gómez-Acebo y doña Carmen Posadillo Bernacci. Su padre era amigo de intelectuales españoles de la época, quienes pertenecieron a la famosa generación del 14, y procuró que su hijo Gregorio también cultivara su amistad como parte de su formación intelectual. Desde temprana edad aprendió varios idiomas y fue un ávido lector. Dijo Laín Entralgo [1]: “El primer sentimiento de quien se acercaba a Marañón por alguna de las muchas avenidas que de él arrancaban y a él conducían era la admiración. El enfermo en busca de ayuda médica, el lector de sus trabajos científicos, sus libros históricos y sus ensayos, el oyente de sus conferencias, el degustador de su conversación, el mero visitante de su casa, todos se sentían inconteniblemente movidos a admirarle. Cada una de esas actividades suyas poseía rara perfección específica, y de todas ellas eran común indumento la sencillez y la elegancia, las dos virtudes adjetivas en que el verdadero egregio muestra realmente serlo”.

Estudió en el Colegio San Carlos de Madrid y luego Medicina en la Universidad Central de Madrid, ahora llamada Complutense. Fue primero licenciado en 1908 y en 1911 se doctoró en Medicina en dicha institución [3]. En la facultad fue discípulo de conocidos profesores de la época. Los que más influyeron fueron Federico Olóriz en anatomía, Santiago Ramón y Cajal en histología, Alejandro San Martín en patología quirúrgica, y Juan Madinaveitia y Manuel Alonso Sañudo en medicina interna. Mantuvo una cordial amistad con el nobel Cajal, a quien admiraba sobremanera y, entonces, en 1947 leyó una elegía a su memoria, que más adelante se convertiría en un libro. Poco antes de terminar sus estudios médicos ganó el Premio Martínez de Molina, otorgado por la Academia de Madrid, que en su momento ganó Cajal también. Marañón fue iniciado en la investigación sobre la endocrinología, disciplina que en España estaba entonces en sus comienzos, por los clínicos Madinaveitia y Sañudo, con quienes estudió los síndromes tiroideos con el primero y los estados pluriglandulares (hipopituitarismos) con el segundo. En 1910 realizó estudios posdoctorales e hizo investigaciones con medicamentos en el laboratorio del nobel Paul Ehrlich en Frankfurt (Alemania), quien era considerado el padre de la inmunología por su teoría de las balas mágicas, pero que había sido premiado por el descubrimiento del salvarsán, medicamento antisifilítico que luego fue reemplazado por la penicilina [3].

Internista, infectólogo y endocrinólogo

Una vez volvió a España, comenzó a trabajar en el Hospital General de Madrid en 1911. Fue nombrado en varios cargos administrativos de la ciencia. También estuvo a cargo de salas en el servicio de enfermedades infecciosas, lo que le llevó a analizar la situación social y sanitaria de Madrid; este análisis lo plasmó luego en informes, conferencias y artículos. Como consecuencia de la epidemia de gripe española (la anterior pandemia, la del siglo XX), viajó a estudiar el problema en París. Como insomne lector, conoció la obra de Artur Biedl, Innere Sekretion, publicada en 1910, como el paradigma del papel de las secreciones internas en fisiología, con más de 24 000 referencias en la 4.ª edición. De él dijo Marañón: “Con sus 500 páginas repletas de hechos, constituye una verdadera revelación para gran número de médicos y fisiólogos que no sospechaban el valor logrado en tan corto período por esta rama de las ciencias médicas” [4].

Fisiólogos puros frente a endocrinólogos

Marañón había escrito sobre temas endocrinos desde estudiante; por tanto, jugó un importante papel en el nacimiento de la endocrinología en España, con la convicción de que se trataba de una rama autónoma de la medicina. Era una época en la que coexistían fisiólogos puros, que cuestionaban el valor científico de los aportes clínicos y, en particular, del uso de la organoterapia (patología experimental frente a la constitucional). Para los endocrinólogos clínicos, la doctrina endocrinológica serviría como una explicación del fenómeno patológico, enfocado en el paciente como individuo y no como un simple caso clínico. Pensaban también en la enfermedad endocrina como una constitución. Un hipertiroideo era alguien de constitución energética, de tipo hipomaníaco, delgado. La constitución del hipotiroideo representaba lo contrario: podría ser gordo, retardado, abúlico; un hombre mayor con disfunción eréctil podía ser un hipogonádico y el donjuán, hipergonádico. Trataban a sus pacientes con organoterapia y se llamaban a sí mismos endocrinólogos. Se podría considerar a Marañón entre los últimos, y a Gley (y a Houssay) entre los primeros [5]. Los endocrinólogos eran dados a teorizar, especular y generalizar, y de este modo el madrileño escribió La doctrina de las secreciones internas, que comenzó con un curso en el Ateneo de Madrid en 1915. En medio de una explosiva cantidad de artículos sobre el campo de las hormonas, don Gregorio fue madurando sus ideas con la publicación de libros como La edad crítica (1919) sobre el climaterio (en ambos sexos) y en su discurso en la Academia de Medicina (1922) titulado Problemas actuales de la doctrina de las secreciones internas.

Entre 1910 y 1920, este intelectual pensaba que las hormonas estaban relacionadas de alguna manera con la génesis de todas las enfermedades. Las hormonas, comenzando por la epinefrina ya disponible, tendrían una acción general sobre el organismo, no específica, como sostenían los fisiólogos de España, Francia e Inglaterra. Marañón y sus discípulos del Instituto de Patología Médica procedieron a darle la Adrenalina® a pacientes hipotiroideos, como un estimulante metabólico general. Recuerdo, por ejemplo, haber encontrado en un antiguo libro sobre tiroides una hoja del formulario del doctor Gnecco Mozo (quién hacía estudios de metabolismo basal en sus pacientes de Bogotá) una nota recordatoria que decía: “inyectar insulina en los bocios hipertiroideos”. A Marañón le gustaba hacer diagnósticos retrospectivos como el del monje que en su opinión padecía la enfermedad de Addison, descrito en Historia Primitiva y exacta del Monasterio del Escorial. Escribir ayudaría a pensar y a elucubrar teorías dentro de una endocrinología aplicada. Esto tampoco era raro en los médicos de épocas pasadas que pensaban la medicina.

Política e ideologías

Para analizar su legado científico hay que recordar las turbulencias políticas que vivió la España de sus tiempos y la crisis misma de identidad que sufrió la endocrinología como ramo especializado de la medicina tanto en España como en el Reino Unido. La situación geopolítica de Europa en aquellos tiempos estaba enmarcada dentro de 2 guerras mundiales; y en España, por una mortífera guerra civil entre fascistas y comunistas, pero hubo también monarquistas conservadores y liberales, partidarios de repúblicas democráticas. El médico Marañón se desempeñaría en España entre 1910 y 1937, con un exilio posterior de 6 años. Marañón fue médico personal del rey Alfonso XIII, fue su amigo y lo acompañó en uno de sus importantes viajes. Fue un liberal, contradictor del dictador Primo de Rivera (apoyado por el rey) y un partidario de la nueva república. Facilitó en su casa la salida de España de Alfonso XIII, en favor de la segunda república. Las barbaridades posteriores de los dos bandos de la Guerra Civil Española llevaron a Marañón al exilio entre 1937 y 1942. Vivió y ejerció en París y luego vivió en Suramérica, particularmente en Buenos Aires, donde estaba su amigo Bernardo Houssay. Ya bajo el régimen franquista que gobernó por 36 años y que respetaba a Marañón, aunque no compartía sus ideas liberales, volvió a Madrid. España fue neutral en las 2 guerras mundiales, pero tuvo una terrible guerra civil.

Marañón durante toda su vida escribió numerosos artículos científicos y de muchos temas (más de 500), generalmente monográficos, y también muchos libros sobre medicina, particularmente de endocrinología, de historia y ensayos de pensamiento. Guillermo Sánchez Medina, psicoanalista en Bogotá, también estudió endocrinología con Marañón en Madrid y obtuvo un título con la tesis sobre los aspectos psicosomáticos de los pacientes con la enfermedad de Addison. Marañón fue prolijo, por lo que reconoció que su trabajo con hormonas era más extenso que profundo, justificado por el hecho de que estaba en la época de Robinson Crusoe, como explorador de la ciencia. Como dijo algún profesor americano, Latins like volume (a los latinos nos encanta el volumen), aunque esto también se ha visto en autores alemanes.

La organoterapia y la crisis de la endocrinología en España

A finales del siglo XIX se empezaron a utilizar órganos de animales para tratar enfermedades que posiblemente se debían a déficits endocrinos. Esta terapia, que se continuó usando en el siglo XX, era totalmente empírica y no se basaba en estudios serios. Pero cuando Brown Séquard, reconocido investigador experimental, salió con la increíble historia del rejuvenecimiento de él y de su esposa con la administración de un macerado de tejido testicular, esta afirmación a priori lo que hizo fue estimular a charlatanes (aunque también a personas serias como Marañón) a propagar su uso [3]. También se realizaban trasplantes testiculares y de otros órganos por parte de Voronoff, Steinach y León Cardenal (este último con el apoyo de Marañón), que tuvieron su cuarto de hora [6, 7, 8]. No hay que negar que Steinach fue un fisiólogo y científico bien intencionado, que investigó con protocolos válidos la fisiología de las gónadas. También se hacían ligaduras del conducto deferente, con el objeto de mejorar la virilidad (o corregir la impotencia) vista en la senescencia [9]. Los trasplantes de gónadas y de cápsulas suprarrenales hechos por León Cardenal y Marañón (Figura 1) se realizaban por el convencimiento de este último de su utilidad. Entonces, los miembros de este grupo se llamaban a sí mismos endocrinólogos, situación que causó molestia a los fisiólogos que consideraban que la verdadera endocrinología era el estudio fisiológico de las hormonas [4].

Figura 1: Gregorio Marañón.

*Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/Gregorio_Mara%C3%B1%C3%B3n

Marañón y la eugenesia

El sabio, pensador y católico convencido divagó sobre el futuro de la sociedad, que él imaginaba compuesta por las personas más perfectas posibles. Consideraba que el objetivo del matrimonio era tener hijos, mas no de cualquier manera. Para contraer matrimonio era necesario hacer un balance entre la parte instintiva que debía permitirse en sus justas proporciones y la parte de conveniencia, que era de gran importancia, incluso más que la primera. Se debía escoger una pareja proveniente de familia conocida, ojalá pudiente, con las mejores cualidades que distinguieran a las damas de la época y que fuera fundamentalmente sana, al igual que su cónyuge [10, 11, 12]. Una vez constituida la pareja, era necesario planificar la familia para tener pocos hijos, pero bien cuidados. Sin embargo, no fue partidario de los contraceptivos artificiales ni de la educación sexual en los colegios, dejando a los padres dicha labor. Los padres sin recursos debían ser ayudados por el Estado. El pensamiento eugenésico de Marañón era debido a su preocupación por la alta mortalidad infantil en España.

Marañón, el psicoanálisis y los estados intersexuales

Marañón fue comentador del psicoanálisis y de las teorías psicosexuales de Freud, a quien conoció personalmente; fue considerado como un biólogo serio por los primeros psicoanalistas. En La evolución de la sexualidad y de los estados intersexuales, Marañón decía que el ser humano tenía una predisposición intersexual y que la diferenciación biológica es mayor a medida que se avanza en la escala filogenética. En la edición de 1951 discutió temas como el estudio de los caracteres sexuales, hizo un comentario sobre la posición de los sexos ante la evolución morfológica y presentó una clasificación de los estados intersexuales. Habló de inversiones parciales, de inversiones laterales (hemi- e intersexualidad), del hermafroditismo, de la criptorquidia y las hipospadias como estados intersexuales. También mencionó la ginecomastia, la virilización y feminización (intersexualidad viriloide y feminoide), casos que probablemente correspondían a hiperplasia suprarrenal congénita, a testículos feminizantes, entre otros. También mencionó la homosexualidad como estado intersexual y habló de intersexualidad funcional secundaria (intersexualidad psíquica, afectiva, entre otras). Dejó una constancia de la predisposición intersexual en la especie humana. Es evidente que el autor quiso correlacionar los trastornos morfo-embriológicos y genéticos con los hormonales y con la orientación sexual, aspectos aclarados por estudios cromosómicos, hormonales y psicológicos que vienen a mencionarse en una 7.ª edición del libro en 1993, con Botella Llusiá y Fernández de Molina como editores.

El hambre sexual de Marañón (o libido de Freud) era un impulso primario producido por las secreciones internas de las gónadas. Freud admitió el papel de las hormonas, pero sin considerarlo importante. En cambio, Marañón admitió la sexualidad infantil postulada por el austriaco. También creyó que pasaban por etapas de intersexualidad, los hombres en la adolescencia y las mujeres en la menopausia. El psicoanálisis y la endocrinología serían tareas complementarias que establecen las características del individuo [1, 2].

La patología se detectaba en constituciones individuales, prototipos de una personalidad según ensayos de don Gregorio. Analizaba a los personajes como si se tratara de pacientes, de casos clínicos. Por ejemplo, en Don Juan. Ensayo sobre el origen de su leyenda, el autor lo consideró escasamente viril a pesar de lo que se cree, y consideró que el donjuanismo era un problema hipergonadal. El prototipo del afán de poder se lee en su estudio biológico sobre Enrique IV de Castilla, a quien consideraba acromegálico; el deseo de mandar se encuentra en su obra sobre el Conde Duque de Olivares, la biografía de Tiberio, quien actuaba por resentimiento, Amiel. Un estudio sobre la timidez (1932). En La Edad Crítica, el madrileño consideró que el climaterio era una enfermedad poliglandular, con insuficiencia ovárica e hipofisaria, con una tendencia hipertiroidea (fenómenos vasomotores) y con hiperadrenalismo. Otros libros biográficos que publicó, algunos con varias ediciones y traducciones, fueron el de Luis Vives, 2 sobre Antonio Pérez, El Greco y Toledo (ciudad donde poseía una casa en la que escribió buena parte de su obra), Los tres Vélez, también la obra póstuma sobre Juan Maragall y la biografía del científico español y padre de la neurohistología, Santiago Ramón y Cajal [2]. “El interés clínico de Marañón no se limitaba al campo de la sexualidad. Llevó a cabo investigaciones sobre la pituitaria, las suprarrenales (enfermedad de Addison), las paratiroides y, fundamentalmente, sobre la tiroides, glándula a la cual dedicó más de cuarenta trabajos. Fue el primero en demostrar la frecuente aparición de hipertrofia muscular en las piernas de los niños con mixedema e inyectó, experimentalmente, adrenalina para conseguir un estado hipermetabólico en casos de disfunción tiroidea” [13].

En 1930 fue elegido presidente de El Ateneo de Madrid. En 1931, Marañón fundó el Instituto de Patología Médica y resultó elegido diputado para las Cortes Constituyentes republicanas. Un año después fue nombrado, sin oposición, catedrático de endocrinología. Estuvo exiliado entre 1937 y 1942.

La obra

Además de numerosos artículos, monografías científicas (más de 500) y prólogos de libros (llegó a redactar 220), escribió los libros que se observan en las Tablas 1 y 2, algunos durante su exilio [13]. No están todas sus publicaciones.

Tabla 1: Libros de Marañón de 1911 a 1931
Tabla 2: Libros médicos de Gregorio Marañón (1932-1955)

Marañón y la política

Regreso a España
En 1945 se reincorporó a la docencia de la endocrinología y al año siguiente fue nombrado vocal del Pleno del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. En 1948 el Consejo aceptó su petición de crear el Instituto de endocrinología experimental, integrado luego al Centro de Investigaciones Biológicas. Se interesó por la historia y la estructura de la ciencia.

Marañón fue toda su vida amigo y mantuvo correspondencia con los principales actores de la medicina, y sobre todo de la endocrinología. También conoció desde pequeño a los principales intelectuales y políticos de España y a algunos de otros países. Entre estos personajes estaban Babinski, Cushing, Osler, Fleming, Selye, Zondek, Dale, Paulesco, Sherrington, Du Vigneaud, Golgi, Pavlov, Schaffer, Starling, Popa, Harris, Cannon y otros más, todas figuras de la medicina y de la endocrinología [7]; sin contar con los intelectuales y políticos.

Conceptos

Canal Jordi dijo: “Unos días más tarde de su partida, aludiendo a los excesos vividos, Marañón rectificaba una trayectoria previa de compromiso con la República. No era tanto una inequívoca filiación monárquica, cuanto una perspectiva crítica de las limitaciones mostrada por la República en su capacidad de incorporación e inclusión en el cuerpo nacional de sectores sociales hasta esos momentos excluidos de la plena condición ciudadana” [14].

Herreros Ruiz y Valdepeñas dijo: “Gregorio Marañón es sin duda una de las personalidades más influyentes y brillantes del siglo XX en España y, si cabe, de la cultura europea. Su inmensa obra abarca temáticas tan diversas y difíciles de tratar como la medicina, las manifestaciones artísticas del momento, la filosofía o la historia. De hecho, era académico de cinco academias, algo inaudito. Pero no solo fue un autor prolífico, es que además sus obras poseían una calidad y originalidad únicas” [15].

El médico Juan Francisco Jiménez Borreguero escribió un bioensayo sobre el cristiano, médico y humanista [16]. Un recorrido ameno sobre la confluencia del humanismo y el cristianismo, acompañados con la óptica luminosa de Marañón.

El signo de Marañón

La fricción del cuello en los hipertiroideos por Enfermedad de Graves con un objeto sin punta (obtuso) provoca un enrojecimiento persistente o fenómeno vasomotor [17].

Epílogo

En el cincuentenario de la muerte de Gregorio Marañón, la Revista de Occidente dedicó las páginas monográficas de su número de abril a recordar a quien fuera la figura principal de la cultura española del siglo XX. Gregorio Marañón y Bertrán de Lis y Antonio López Vega en el primer artículo se centraron en los últimos años del intelectual y su defensa de los valores liberales en los años de la República y el franquismo, Juan José López-Ibor Aliño se ocupó del humanismo de Marañón como indisociable de su concepto de la medicina y José Lasaga Medina escribió acerca de las controvertidas teorías del autor acerca de Don Juan y el donjuanismo [18, 19, 20].

Su entierro en Madrid fue multitudinario. Asistieron personalidades del mundo de la medicina, de la política y de la cultura, pero también gente del común. El British Medical Journal publicó su obituario, cosa que le había negado al mismísimo Thomas Addison [3].

Calles y edificios llevan el nombre de Marañón. Uno de los más conocidos es el Hospital General de Madrid. Allí, la sección de endocrinología y nutrición de dicho hospital es ahora la segunda mejor de España y tiene subsecciones con tecnología diagnóstica de punta en tiroides, diabetes, obesidad y nutrición, además de la endocrinología general, con dos plazas anuales para entrenamiento de residentes en endocrinología. No era así en la época de Marañón. Como tenía mucho prestigio y era prolífico con su pluma, numerosos médicos asistían a su cátedra, asistían a la consulta y pasaban revista de casos con él. Su sucesor en la cátedra fue el doctor Vicente Pozuelo Escudero, quien continuó el trabajo en la Cátedra e hizo más de 500 publicaciones sobre temas endocrinos. Luego, tuvo visibilidad pública porque fue médico de Francisco Franco hasta su muerte; y escribió un libro sobre el Generalísimo y otro sobre Marañón.

En sus múltiples publicaciones de artículos, Marañón apareció como autor solitario o con colaboradores, que llegaron a ser 158, la mayoría españoles; solo hubo 9 extranjeros y, de ellos, 7 latinoamericanos. Pero en su agitada vida le quedó tiempo para fundar y fortalecer la endocrinología española, que tanta influencia tuvo en los orígenes de la endocrinología latinoamericana [21].

Referencias

  • [1] Laín Entralgo P. Gregorio Marañ ó n: vida, obra y persona. Madrid: Espasa Calpe; 1976.
  • [2] Laín Entralgo P. Gregorio Marañón (1887-1960). Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes [consultado el 17 de febrero de 2021]. Disponible em: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/gregorio-maranon-1887-1960/html/43beec44-1dda-11e2-b1fb-00163ebf5e63_2.html
  • [3] Jácome-Roca A. Historia de las Hormonas. Bogotá: Academia Nacional de Medicina de Colombia; 2008.
  • [4] Amaro Méndez S. Breve historia de la endocrinología. La Habana: Editorial Científico-Técnica; 1975.
  • [5] Medvei VC. A History of endocrinology. 1.a edición. Lancaster: Springer; 1982.
  • [6] Aguirre Marco CP. El significado histórico de las aportaciones de Marañón a la endocrinología internacional. Arbor. 2013;189(759):a003.
  • [7] Zárate A. Gregorio Marañón, un pionero de la endocrinología, cumple 50 años de su fallecimiento. Gac Med Mex. 2011;147(2):176-9.
  • [8] Clavero Núñez JA. La endocrinología de Marañón. An R Acad Nac Med (Madr). 2008;125(4):649-64.
  • [9] Jácome A. Descubrimiento de la testosterona. Rev ACE. 2019;6(3)231-5.
  • [10] Marañón G. Amor, conveniencia y eugenesia. El deber de las edades; juventud, modernidad, eternidad. 2.ª edición. Madrid: Historia Nueva; 1930.
  • [11] Herreros Ruiz-Valdepeña B. Gregorio Marañón y la eugenesia. Consideraciones éticas. En: Herreros Ruiz-Valdepeña B, Gargantilla P, Bandrés F (editores). Gregorio Marañón. Cumbre y síntesis para el siglo XXI. ADEMAS Comunicación Gráfica; 2008. p. 143-64.
  • [12] Ferrándiz A, Lafuente E. El pensamiento eugénico de Marañón. Asclepio. 1999;51(2):133-48.
  • [13] Orozco A. Gregorio Marañón en el origen de la endocrinología española. En: Orozco A (editores). Historia de la endocrinología española. Madrid: Ediciones Díaz de Santos; 1999. p. 69-140.
  • [14] Duarte Montserrat A. Monárquicos y derechas. En: Canal J (editor). Exilios. Los éxodos políticos en la historia de España, siglos XV-XX. Madrid: Sílex; 2007. p. 217-40.
  • [15] Herreros Ruiz-Valdepeña B, Gargantilla P, Bandrés F (editores). Gregorio Marañón. Cumbre y síntesis para el siglo XXI. ADEMAS Comunicación Gráfica; 2008.
  • [16] Jiménez Borreguero JF. Marañón. Del humanismo al cristianismo. Jiménez Borreguero JF; 2006.
  • [17] esacademic.com. Diccionario médico. 2013 [Consultado el 5 de febrero, 2021]. Signo de MARAÑON. Disponible en: https://es_mediclopedia.es-academic.com/18364/signo
  • [18] Marañón y Bertrán de Lis G, López-Vega A. El último Marañón. Rev Occidente. 2010;347:5-14.
  • [19] López-Ibor Aliño JJ. Marañón, médico humanista. Rev Occidente. 2010;347:519-25.
  • [20] Lasaga Medina J. Los donjuanes de Marañón, entre la biología y la historia, Rev Occidente. 2010;347:29-44.
  • [21] 21. Pelta Fernández R. Gregorio Marañón [internet]. SEBBM [consultado el 19 de febrero de 2021]. Disponible en: https://www.sebbm.es/archivos_tinymce/gregorio_mara%C3%B1on.pdf