Abstract
Fragmento
Muy estimado señor Director:
Perdone que use el sistema epistolar para atender a su solicitud de escribir el editorial para la revista de nuestra sociedad; este estilo literario me da la ilusión de estar relatándole a alguien a quien mucho aprecio, la pequeña y la grande historia de la Sociedad Colombiana de Endocrinología. Por allá en los años 49, Rodrigo Durán y yo, caminábamos por la Gran Vía; para escampar de la ventisca que venía del Guadarrama, entramos a Chicote a calentarnos el cuerpo y recrear la vista. Allí, al calor de un fino de Jerez, nació la inquietud de agrupar a los Endocrinólogos Colombianos y formar una Sociedad Científica. De regreso a Bogotá la idea se concretó. Convocamos a Tomás Quintero y a Guillermo Fisher, quienes habían sido profesores de muchos de nosotros; a Hernán Mendoza, que venía de Montreal de trabajar con Selye; a Luis Callejas, egresado de Bruselas; Alfredo Laverde de París y a los del grupo de Marañón que éramos los más, muchos de ellos pertenecientes a la primera generación de médicos Javerianos. Esta primera etapa fue reseñada en forma exquisita por Alonso Gutiérrez, miembro fundador, en un discurso conmemorativo. Poco después llegó Jaime Cortázar, de Boston, a enriquecer nuestras filas. Alberto Jamís en Barranquilla, Ivan Molina en Medellín y Ricardo Suárez en Cali, comenzaron a conformarle a nuestra Sociedad un carácter nacional.
References
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